‘Emergiendo de la emergencia’

Este ha sido el lema del encuentro anual del Club de Roma, celebrado en Sudáfrica en noviembre de 2019. En sólo cuatro palabras define en que trecho de nuestro camino como humanidad nos encontramos. Habla de bomberos, arquitectos y, sin mencionarlos, de algunos pirómanos. Es cierto que nuestro planeta sufre tensiones de distintas procedencias, que provocan estados de emergencia: clima, población, recursos, hambre, etc. Para hacer frente a estas situaciones se ponen en marcha los bomberos habituales: organismos internacionales especializados, ONG, y alguna que otra ayuda. Éstos son muy necesarios: su misión es volver las cosas a la situación de partida.

La cuestión es: ¿Es eso suficiente? El dicho popular: “Virgencita, Virgencita; que me dejen como estoy” refleja bien esta actitud restauradora de los bomberos, muy útiles, por cierto. Pero se trata de ir más allá. Habremos logrado algo de tiempo en el mejor de los supuestos, pero las causas y consecuencias que originaron el percance permanecen. La posibilidad de un colapso en las estructuras que conforman nuestra civilización es muy real. Además, puede que no esté muy lejano. El libro inducido por el Club de Roma Los límites del crecimiento (1972) y las sucesivas comprobaciones de sus predicciones, anuncian que, si continuamos con las pautas actuales de producción y consumo, hacia 2070 se producirá la catástrofe. Es decir, el planeta y los que en el moramos corremos peligro de ruina inminente.

Llega la hora de los arquitectos. Y desde África se hace un llamamiento a la construcción del tejido social con otros materiales: morales, intelectuales, políticos y económicos. Así lo comenté en Los Viernes de la Cámara, donde manifesté que el objetivo es que emerja una nueva civilización, una nueva realidad humana, “el futuro está abierto a lo que queramos hacer hoy, porque no está escrito”. Para algunos el terremoto de Lisboa de 1755 fue el prólogo y catalizador de la Ilustración; puede que ahora estemos en una situación similar. Pero, en vez de ser la naturaleza la que nos golpea con fuerza, somos nosotros los que lo hacemos. Llega el tiempo que empecemos con una REILUSTRACIÓN, que nos ponga en una senda de vida buena.