Arantxa Tapia, Consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno vasco: “Nos preocupa que España no tenga un plan de reactivación industrial como Francia y Alemania”

“Nuestros competidores ya están activados y no podemos quedarnos atrás”, afirma la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantxa Tapia, que no entiende por qué el plan de reactivación del turismo está por delante del industrial, cuando “por cada empleo industrial se generan cuatro o cinco en servicios”.

Como ingeniera industrial especializada en electricidad, Arantxa Tapia es un gran defensora de la industria como motor de la economía y, ahora, de su recuperación. No sabe si repetirá cartera tras las elecciones del 12 de julio, en caso de ganar su partido, el PNV, pero le apasiona el tema tecnológico, energético e industrial, los pilares de la nueva economía. En dos legislaturas ha visto como el sector alcanzaba el 24,6% del PIB antes de la pandemia. El reto es recuperar ese posicionamiento y adaptarlo a la nueva realidad.

2020 iba a ser el séptimo año de crecimiento y ahora las previsiones son de una caída del 8,7% y pérdida de 68.000 empleos. ¿Están estas cifras ajustadas ya a la realidad?

Los datos que se conocieron en abril consideraban lo que había ocurrido en marzo y se estimaba que el parón y confinamiento iba a ser más corto, por tanto esta estimación es mucho más realista. La previsión ha considerado lo que ocurre en el mundo, lo que dice Europa, el Fondo Monetario Internacional, el Banco de España, etc., y ya tenemos una foto más concreta. Además, hay que tener en cuenta que nuestra actividad es muy industrial y la industria se ha parado internacionalmente. La previsión es bastante realista de cara a lo que va a ser el año 2020.

¿De qué posición parte la economía vasca para la recuperación?

Es una crisis muy potente, pero también hay que verla como una oportunidad. La Unión Europea dentro del Programa Next Generation está señalando los pilares en los que se asentará el crecimiento, digitalización y el pacto verde, cambio climático y transición energética, y están dentro de nuestra estrategia. Euskadi parte con unas premisas adecuadas para acelerar el proceso de transición a una nueva economía. Aprovechando esas palancas, la posición previa de nuestra industria y la trayectoria de superar diferentes crisis, podemos pensar en un crecimiento del 6,7% en 2021. La colaboración público-privada va a ser muy relevante. Hay que resistir y relanzar la economía; las medidas de financiación a corto son necesarias, pero al mismo tiempo hay que trabajar esos pilares de transformación. Esta crisis es grave por su intensidad, pero no está basada en debilidades estructurales, sino que es fruto del parón internacional. Por eso la economía vasca está mejor preparada para abordar la recuperación. Hay que trabajar el relanzamiento de forma rápida, porque países competidores ya se están preparando.

¿Preocupa la falta de medidas concretas para la reactivación industrial?

Euskadi estaba trabajando para hacer frente a esas transiciones y hay una política industrial que se trabaja desde la Unión Europea. Si nos preocupa que España se centre mayormente en el turismo y que su plan de reactivación esté por delante del de la industria. Hemos mantenido reuniones entre comunidades autónomas sobre el sector de automoción, muy relevante en fabricantes, aunque ninguno es español, en innovación, en inversión en instalaciones, etc. y por fin habrá un plan de automoción, pero ha tardado. Y ese tipo de actuaciones si nos preocupa, porque la industria es el motor más relevante de la economía. Por cada empleo industrial, se generan cuatro o cinco en servicios. Antes de la crisis un 24,6% del PIB vasco era industrial, no podemos perder ese tren. Tenemos que seguir siendo una economía productora, manufacturera, diversificada, que aprovecha las oportunidades, pero industrial.

¿Nos están tomando la delantera otros países europeos?

Por supuesto. Francia y Alemania están implementando políticas potentes de activación industrial y del sector de automoción y esa intensidad en España no se ve. Y si se retrasa la adopción de medidas y decisiones, puede ser demasiado tarde. Desde Euskadi vamos a adoptar todas las decisiones posibles en automoción: el Plan Renove de activación de la demanda, trabajando con el sector para aprovechar la neutralidad tecnológica, transición energética, etc. Euskadi es muy pequeña para competir con alemanes y franceses. Hay que aprovechar las políticas europeas, pero entendemos que el Estado también tiene que hacer su tarea.

¿Cuáles son las principales fortalezas de Euskadi ante la crisis?

Los ingredientes de la fórmula para la recuperación son prácticamente los mismos, otra cosa son como los adaptamos a cada momento. Primero, desarrollo tecnológico y aplicación de innovación a todos nuestros procesos y productos. Ahora la innovación está muy focalizada en la parte digital y en la transición ecológica y energética, aprovechémoslo porque tenemos capacidades; en segundo lugar, estar muy orientado a buscar nuevos productos y servicios y en estos momentos se trabaja para ofrecer soluciones más completas y no productos aislados. La internacionalización, aunque va a ser diferente, va a seguir existiendo y hay que buscar nichos de oportunidad y mercados; otra fortaleza es la política de clúster y la formación, que hay que adaptarla a las necesidades de la nueva industria.

¿Qué cambios va a experimentar la internacionalización en la era postCovid-19?

En esta crisis se ha visto la necesidad de potenciar las cadenas locales, para garantizar el suministro de los elementos más críticos de la economía. Además de tener proveedores internacionales, ser capaces de tener proveedores locales. No pretendemos sustituirlos, internacionalmente hay que estar presentes pero conviene diversificar los proveedores y tener cobertura local cara a situaciones como la vivida. Desde el punto de vista de salud, tenemos capacidades y la diversificación de nuestra producción industrial también tiene que darse en ese sector. Se trata de compaginar lo global y lo local, se pueden tener posiciones internacionales, y hacer cosas en Euskadi. Y la tecnología está preparada para hacer servicios de asistencia técnica, de mantenimiento, a distancia. Tenemos que apoyarnos en nuestras redes locales de SPRI, delegaciones del Gobierno vasco por el mundo, Cámaras de Comercio, etc. para hacer una internacionalización mas dedicada y más presente en el país apoyada desde Euskadi. No dejar de hacer lo que hacíamos, pero también aprovechar otras oportunidades.

En la fase 3 de la desescalada, a punto de entrar en la ‘nueva normalidad’, ¿qué balance realiza de los diferentes sectores?

Construcción tuvo que parar como actividad no esencial, pero en general no ha sido el sector que más ha sufrido y parece que de momento continúa, y las obras públicas son también importantes para que el sector no desaparezca. El sector primario ha sido esencial junto con la industria alimentaria, pero el sector Horeca ha desaparecido, por lo tanto los bodegueros de vino de Rioja alavesa, txakoli y sidra van a sufrir porque una parte relevante de sus ventas han desaparecido. La parte más industrial, aunque sufrió un parón tiene una oportunidad con el sector eléctrico y energético. La transición energética nos va a poner en ese camino y hay que saber aprovechar todas y cada una de las oportunidades. El sector productivo industrial está en una actividad entre un 55%-60%. Es difícil hacer una foto general porque depende de los sectores y de las empresas, pero algunos están sufriendo mucho la crisis como automoción, aeronáutica y máquina-herramienta. Con automoción trabajamos desde varios puntos de vista: desde la activación de la demanda y en la automoción del futuro, que pasa por motores de combustión con emisiones, la oportunidad del hidrógeno, las baterías, coche eléctrico, híbrido, estaciones de recarga, etc. Lo que no queremos es centrarnos en una sola tecnología, porque no sabemos lo que va a pasar a futuro.

¿Para cuándo está prevista la presentación de Plan de reactivación de la economía? ¿Cuál es el endeudamiento estimado?

La recaudación va a bajar mucho y la única manera de afrontar esta situación es endeudarse, como el resto de países. Nuestra economía está preparada para endeudarse porque en los últimos años ha reducido su deuda. Tenemos capacidad, pero todo pasa porque haya una acuerdo en la Comisión Mixta del Concierto Económico para que nos digan hasta donde nos podemos endeudar. Todo lo que podamos endeudarnos lo haremos para reactivar la economía y mantener el Estado de bienestar. Las ayudas de 1.555 millones han sido un plan de choque a corto plazo. Ahora nos toca trabajar ese plan de reactivación a largo plazo y, ademas de sobrevivir hay que saber cómo y para qué. Se están diseñando las líneas principales, pero somos un gobierno que estamos en los últimos minutos de la legislatura. El plan corresponde a un nuevo Gobierno, para llegar con el consenso máximo parlamentario y con los agentes sociales correspondientes.

En la recuperación tienen gran valor empresas tractoras como Iberdrola, que ha firmado un acuerdo con proveedores vascos para acelerar sus inversiones. ¿Hay acuerdos similares con otras compañías?

Iberdrola es una importante tractora de las empresas vascas y más aún ahora con este tipo de acuerdos. Tenemos convenios para impulsar la competitividad de sus proveedores con Siemens Gamesa, acuerdos de formación con Gestamp, colaboraciones con Petronor. Y desarrollamos planes de localización de proveedores para otras grandes compañías como Bombardier. También queremos que parte de esa I+D se quede en Euskadi, que no seamos solo la fábrica que produce, sino también la mente que piensa.

Ha mencionado a Siemens Gamesa. ¿Qué le ha parecido la salida definitiva de Iberdrola de su capital? ¿Sobrevuela de nuevo el miedo a la pérdida del arraigo de la firma?

Tener un accionista local siempre es bueno, pero Siemens Gamesa siempre nos ha trasladado su compromiso con Euskadi y con seguir produciendo aquí y no lo quiero poner en duda. Durante esta pandemia, Iberdrola ha adjudicado un gran contrato a Siemens Gamesa. Si como accionista no se entendían y sí como tractor-proveedor, bienvenida la nueva relación.

También durante la pandemia, Euskaltel ha dado el salto al mercado nacional. ¿Está más tranquilo el Gobierno con la estrategia de Zegona sobre el operador?

Zegona nos aseguró que no había problema con el arraigo y, por tanto, no había intranquilidad. Nos preocupaba hacia donde iba a ir, pero ésta es la estrategia que nos trasladaron. Un operador nacional gestionado desde Euskadi, además con buenos resultados y una red potente que ha sido relevante.

Por lo que respecta a las infraestructuras, ¿sufrirán retrasos las obras en marcha?

El tren de alta velocidad es infraestructura de interés general del Estado y es él quien lo abona. Es prioritario finalizarlo porque es parte del Eje Atlántico, que se financia una parte muy importante desde la Unión Europea, y trabajamos para que así sea. Todo lo que estábamos realizando de modificación de la encomienda de gestión para todas las obras adicionales, está previsto para su firma cuanto antes. Las obras que competen al Gobierno vasco, actuaciones en el metro de Bilbao, tranvía de Vitoria y Bilbao, topo de San Sebastián, mejoras de la red ferroviaria, etc. todo continúa según lo previsto, porque en la transición energética el transporte público y el sistema ferroviario va a ser troncal.

Para finalizar, ¿cuál es la enseñanza de lo vivido con el coronavirus?

Que trabajando de forma conjunta somos mucho más fuertes y respondemos mejor a los problemas, como hemos visto con la solidaridad y que en la reactivación económica actuando de forma conjunta también podremos salir fortalecidos.