El poder del gobierno corporativo
En un momento en que las campañas de los fondos activistas ganan popularidad y poder, es legítimo cuestionarse los objetivos de este nuevo tipo de accionistas. Señalados con el dedo por buscar rentabilidad financiera a corto plazo, algunos parecen tener ahora motivaciones más altruistas. Sin embargo, hay un hilo conductor entre estos de ayer y de hoy: ¡la convicción de que un buen gobierno corporativo tiene el poder de cambiar el destino de una empresa!
Una convicción que siempre hemos tenido en La Financière de l’Echiquier. El diálogo que llevamos a cabo con las empresas, incluidas las que tienen varias decenas de miles de millones de capital bursátil, demuestra que los inversores pueden poner su granito de arena: al ejercer nuestros derechos de voto en la asamblea general, contribuimos a la mejora del gobierno corporativo.
Generar rentabilidad invirtiendo en empresas cuyo buen gobierno corporativo y excelencia directiva promueven iniciativas sociales y medioambientales que crean valor para todos los grupos de interés, ¡he aquí nuestro credo! Para garantizar este equilibrio, los inversores responsables tienen como objetivo asegurarse de que el gobierno corporativo que sustenta el proyecto de empresa responsable sea lo suficientemente sano y robusto. Un equipo directivo de calidad, respaldado por un consejo independiente y cualificado, es uno de los elementos necesarios para esa química.
En un contexto de urgencia climática, en el que la opinión pública ya no tolera el greenwashing, ¿cómo podemos estar seguros de la sinceridad del enfoque de responsabilidad social de una empresa? La respuesta se encuentra a menudo en una serie de indicadores; desde la existencia de indicadores financieros en los planes de remuneración de directivos, hasta la presencia de expertos en el consejo y los órganos de dirección, pasando por la integración de riesgos extrafinancieros en la gestión de riesgos de la empresa. Un análisis exhaustivo del gobierno corporativo permite interpretar esos indicios y asegurarse de la sinceridad y la calidad de las políticas medioambientales y sociales que de ellos se derivan.