Los dividendos, la alternativa líquida para el inversor que busca rentas
El 18 de marzo de 2020, la rentabilidad por dividendo a 12 meses del EuroStoxx 50 alcanzó el 5,15%, un máximo de ocho años. Pero había que tener mucho valor para entrar en pleno crash del coronavirus, cuando nadie sabía hasta dónde podía llegar el desplome. Hoy esa rentabilidad se sitúa bastante más abajo, en el 2,1%. Aunque, lógicamente, no estamos aún en niveles de dividendo pre-Covid, lo previsible es que los pagos de las compañías vayan creciendo a medida que la recuperación avance y con ella lo hagan sus beneficios. De media, el índice europeo de referencia ha ofrecido una rentabilidad por dividendo del 3,8% desde 2010. Por lo pronto, los pagos con cargo a 2022 del EuroStoxx ofrecen ya un 3,2%, según las estimaciones del consenso que recoge FactSet. Pero hay valores -Axa, Total, Allianz- que permiten embolsarse rendimientos de un 5% en adelante. Y la clave, señalan los expertos consultados por Inversión a Fondo, está en detectar esas compañías que van a ir mejorando sus políticas retributivas.
Pero lo cierto es que al inversor español le sigue gustando invertir en vivienda, incluso siendo ya consciente de la falsedad de esa premisa de que el ladrillo siempre sube. La rentabilidad que ofrece la inversión inmobiliaria queda, por otro lado, notablemente mermada si le restamos todos los costes que lleva asociados, como el Impuesto de Bienes Inmuebles o los gastos de comunidad (entre otros). Por no hablar de su iliquidez, ya que el proceso de venta puede demorarse meses, frente a la inversión en renta variable, que permite deshacer posiciones en cuestión de días. Por otro lado, pese a que lleva asociada una importante volatilidad, los datos históricos muestran que a largo plazo la inversión en acciones con criterio de dividendo ha creado valor (véase el gráfico de la página 8, que compara el imbatible S&P 500 con su versión de dividendo). Con un horizonte de inversión que, según repiten como un mantra los expertos, debe ser de largo plazo, esos picos de volatilidad deben ser asumibles.
A favor del dividendo juega también el diferencial que éste ofrece actualmente respecto a la renta fija. Basta comparar, por ejemplo, ese 3,2% previsto para el EuroStoxx en 2022, o el 4,1% esperado para el Ibex 35, con el -0,3% del Bund alemán o el 0,37% que nos paga el Estado español por prestarle dinero a una década. Y las subidas del precio de la renta fija, que tantas alegrías han dado al inversor conservador en los últimos tiempos, no durarán eternamente, ya que las inyecciones de dinero del Banco Central Europeo (el dopaje que impulsa los precios y hunde las rentabilidades a vencimiento) no continuarán al mismo ritmo. Al mismo tiempo, el fantasma de la inflación, todavía una amenaza sin cristalizar, debería ir dejando fuera de juego las rentabilidades que ofrece la deuda. Y precisamente los dividendos funcionan como una protección natural contra la subida del precio del dinero.