La cadena de suministro cárnica, una grave amenaza para la salud del mundo
No solo los mercados de animales están generando riesgos para la salud, como hemos visto con el Covid-19. La cadena de suministro de la carne supone una amenaza también. Crisis pasadas como la gripe porcina o el síndrome de las vacas locas podrían producirse en el futuro con otras enfermedades por la resistencia bacteriana al uso excesivo de antibióticos. Su contribución al cambio climático, a través de la deforestación, o los problemas de bienestar animal y las complicaciones salariales y de seguridad e higiene en las fábricas, son problemas puestos de relieve durante la crisis del Covid-19. Nada nuevo para Robeco, que lleva muchos años interactuando con las empresas de la cadena de suministro de la carne.
Estas complicaciones plantean problemas de tipo social o ambiental, y ejercen un efecto real sobre la actividad si no se gestionan bien. El impacto ambiental de la producción industrial ganadera podría tener repercusiones financieras, ya que la industria es uno de los ámbitos que más contribuye al cambio climático, y se vería sometida a un mayor escrutinio regulador y financiero. Sin embargo, también hay empresas que están aprovechando las oportunidades de las nuevas prácticas ganaderas. Por ello se tiene que impulsar la innovación en esta industria con más de 11.000 años, cuando se domesticaron las primeras ovejas y cabras.
El consumo de carne ha crecido exponencialmente desde la década de 1960
Los patrones de consumo y producción de alimentos determinan nuestra salud y la del planeta. El crecimiento demográfico, de la riqueza y el cambio climático son factores que van a incidir sobre el sistema alimentario en los próximos años. La producción de carne ha aumentado casi exponencialmente desde 1960, sobre todo las aves de corral y la carne de cerdo y de vacuno. En 2014, un ciudadano medio consumía 43 kg de carne/año. En el caso de los europeos y los norteamericanos, esta cifra era más del doble, de 80 a 110 kg de carne al año, respectivamente. Es probable que este promedio mundial aumente, ya que cambios similares en la población, las rentas y las tasas de urbanización han llevado a un aumento de la demanda de carne y productos animales. Se calcula que el sector agrícola es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero. De media, una vaca produce 85 kg de metano/año. Si queremos reducir las emisiones, mejorar la salud y alimentar a más personas, se necesita un cambio radical que permita cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los Acuerdos de París para 2030.
Los principales retos y nuestras expectativas
El sector de la producción de carne se enfrenta a grandes retos, como las limitaciones derivadas de la realidad finita de los recursos naturales, el impacto ambiental de la producción a gran escala y el efecto sobre la salud de los consumidores a través de la propagación de enfermedades humanas de origen animal. Nuestro programa de compromiso desarrolló un marco de indicadores que se componía de los siguientes objetivos: bienestar animal, condiciones de trabajo, gestión de la calidad y la seguridad de los productos y gestión de la innovación.
Bienestar animal: abarca la mutilación rutinaria, la densidad de los rebaños, el aturdimiento previo al sacrificio, el transporte en vivo a larga distancia, el uso de antibióticos durante la fase de crecimiento, y las relaciones con proveedores y subcontratistas. Analizamos la evolución de las empresas conforme a tres parámetros: gobierno y gestión, liderazgo e innovación, e informes de resultados e impacto.
Condiciones de trabajo: disponer de una política que garantice condiciones de trabajo justas. Examinamos el ámbito de aplicación de la política en relación con las operaciones de la empresa y sus proveedores, y el cumplimiento de sus procesos laborales. Estudiamos las iniciativas de supervisión y de seguridad e higiene para garantizar la buena salud de sus trabajadores.
Calidad y seguridad de los productos: las empresas de procesamiento y venta al por menor de carne deben asegurar que sus productos cumplen con las expectativas de calidad y seguridad de los clientes. Disposición de un sistema de trazabilidad que pueda rastrear el origen de los productos cárnicos, con un etiquetado detallado para sus alimentos. Las empresas deben participar en la educación de los clientes sobre los efectos del consumo de carne en la salud.
Gestión de la innovación: las áreas en que vemos oportunidades:
- Productos químicos especializados (productores de piensos) que ofrezcan soluciones innovadoras como probióticos que sustituyan a los antibióticos que se añaden a la comida.
- Automatización de las instalaciones alimentarias, para reducir el riesgo de que aparezcan problemas de salud y seguridad en el entorno operativo.
- Para los restaurantes y minoristas de comida rápida, el mercado está cambiando a medida que evoluciona la demanda de los consumidores. Esperamos que las empresas desarrollen programas de concienciación de los consumidores en sus tiendas y franquicias.
Nuestra conclusión sobre la interacción
La interacción se centró en empresas de toda la cadena de suministro de alimentos, como las de biociencia, procesamiento (de carne), productos alimenticios y venta minorista. Entre las empresas que mejor comportamiento tuvieron se encontraban las del Norte de Europa y Países Escandinavos, además de las empresas estadounidenses del sector de comida rápida.
Nuestros programas de interacción con las empresas brasileñas, por otro lado, se cerraron sin resultados significativos, debido a sus importantes carencias en relación con las empresas de otras zonas para la mayoría de los objetivos. Queremos que estas empresas progresen en este ámbito y seguiremos trabajando para ello mientras tengamos inversiones en ellas.