¡Todo al verde!

En 2014, en el mundo se emitieron unos 40.000 millones de dólares en bonos verdes, según los datos de la Climate Bonds Initiative. Ese es el primer año desde el que esta organización, de referencia para este tipo de datos, ofrece cifras, y también el año en el que Iberdrola se convirtió en la primera empresa española en emitir un bono verde. Mucho han crecido las cifras desde esos 40.000 millones iniciales: el dato ya casi se había cuadruplicado en 2017 (155.000 millones), y escaló hasta los 269.000 millones en 2020.

El año de la pandemia supuso un giro radical en la finalidad de las colocaciones responsables. Siempre habían predominado las climáticas, y siguieron haciéndolo, pero cobraron un peso relevante las sociales. El Covid destapó necesidades vinculadas al empleo, la exclusión o la sanidad, que son la razón de ser de estos bonos. En España, el 18% de las emisiones fueron de este tipo, frente a un 63% de verdes (que siguieron dominando) y un 19% de sostenibles (que combinan características de los verdes y los sociales).

Pero, con la Comisión Europea en pleno despliegue de su Plan de Acción sobre Finanzas Sostenibles (en el que se han anunciado importantes avances, especialmente en lo relativo a la taxonomía, el pasado 21 de abril) y un claro foco en el cambio climático, se espera un 2021 más verde que social. En lo que llevamos de año, las grandes emisiones en España (Iberdrola, CaixaBank...) han tenido fines ligados al medio ambiente. Y empezamos a comprobar que nuevos sectores se suman a este mercado, como el de las socimis, que, aunque con colocaciones modestas (300 millones en el caso de Vía Célere y en el de Neinor), han puesto un pie en el mundo verde. También Aedas colocará, como adelantó elEconomista, un bono de este tipo los próximos meses. Y Vía Célere fue la primera promotora europea en colocar un bono de este tipo, muestra del relevante papel de España como emisor.

A nivel mundial, hasta mediados de abril se han emitido ya 104.500 millones de dólares en deuda climática. Es casi un 40% de todas las colocaciones del año pasado. El papel de los emergentes ha crecido y, según datos de Amundi, sus emisiones alcanzarán los 100.000 millones en 2023. En el Viejo Continente, la UE ya ha anunciado que emitirá 250.000 millones en bonos verdes en cinco años.

De cara al inversor, los bonos verdes, al igual que los sociales y sostenibles, aportan tranquilidad y estabilidad en cartera. La subida del precio, que parece garantizada teniendo en cuenta los flujos esperados, permite, por otro lado, generar plusvalías. Porque, pese a que se irán sumando nuevos emisores (por la expectativa de financiarse más barato), los expertos coinciden en que la demanda aún superará a la oferta durante años, en gran parte por la presión de esa regulación europea, que empuja a las entidades a ofrecer estos activos a sus clientes.