María Vázquez, directora general de Gestión Fondo Educativo: “Las fundaciones que quieran perpetuarse deben seguir el modelo de financiación de Harvard o Yale”

Fue pionera en asesorar al fondo de inversión de la Universidad de Navarra, siguiendo el modelo de Harvard o Yale, y ahora quiere que las fundaciones y organizaciones sin ánimo de lucro encuentren la independencia financiera mediante el mismo sistema para que puedan plantearse la financiación de sus proyectos a largo plazo.

María Vázquez es una de las mujeres pioneras en el mundo de la inversión en España. Ha trabajado en grandes bancos internacionales como Citi y Morgan Stanley y fue una de las directivas de AB Asesores, la cuna de numerosos profesionales de la gestión patrimonial y financiera, de la que saldría después Abante, la primera firma de asesoramiento independiente en España. En 2005 creó Gestión Fondo Educativo (GFED), que asesora el fondo de inversión de la Universidad de Navarra, al estilo de los endowments norteamericanos. Y fruto de su éxito, lanzó en 2013 GFED Aequitas, un fondo mixto de bolsa global, de perfil moderado, que ofrece una rentabilidad anualizada del 3,14% a cinco años. Ahora ha convertido GFED en una agencia de valores para ofrecer servicios de gestión de carteras a fundaciones y otras instituciones sin ánimo de lucro que quieran conjugar la inversión con la ética.

¿Cómo ha surgido la idea de crear la agencia de valores?

Cuando la Universidad de Navarra me propuso montarles la estructura de su endowment, marcó un antes y un después. He tocado el mundo de los que ayudan de verdad, de las fundaciones, del mundo de la educación, de hospitales. Mi proyecto tiene tres patas. La primera es la que he desarrollado estos años, gestionar siguiendo el modelo de los endowments y con una parte ética, en la que nuestro compromiso es la Doctrina Social de la Iglesia Católica, donde el centro es la persona. Y ahora ofrecemos consultoría para montar fondos endowments: ayudamos a saber todo lo que hace falta para poder montar proyectos viables y facilitamos el fundraising. Hay dos mundos, uno que quiere ayudar y otro que quiere aportar esa ayuda. En EEUU no hay nadie con cierto nivel de ahorro que no se plantee cómo se puede ayudar y qué puede hacer, tanto en tiempo personal como en dinero.

¿Cómo funciona un ‘endowment’?

Es una forma de diversificar el origen de los ingresos. Una fundación tiene una parte de gasto en proyectos de investigación, de educación. Recibe la ayuda del sector público, el dinero de los particulares y las empresas, y cuenta con su propio patrimonio, afecto a la fundación. Las universidades americanas funcionan con este sistema y, de media, un tercio de su patrimonio anual de gasto viene de la rentabilidad que le sacan a su propio dinero. La ventaja es que te permite tener independencia económica para sacar adelante proyectos, sobre todo cuando nadie cree en ellos.

¿La falta de rentabilidad en los activos tradicionalmente más seguros hará que las fundaciones busquen alternativas?

Sí, porque invertir es innovar para que todo funcione. Y las fundaciones lo que tienen que hacer es invertir con ética.

¿Hay un volumen patrimonial mínimo para que sea efectivo montar un ‘endowment’?

Lo que hay que hacer es montarlo, aunque sea con mil euros, porque es una semilla que se deja crecer. Es cierto que debes tener un cierto volumen para que se note, pero hay que empezar. La Universidad de Harvard lleva 150 años haciéndolo. Las fundaciones con objetivo de perpetuarse en el tiempo deberían seguir este modelo, invirtiendo poco a poco, para que dentro de 20 ó 30 años vean los frutos y puedan desarrollar sus proyectos con independencia.

Quizá en algunos sectores se ve todavía el mundo de la inversión como algo reñido con los valores cristianos...

Hay que diferenciar la especulación con el objetivo de amasar riqueza para tu propio beneficio de trabajar para el bien de otros. Un endowment no es un patrimonio para vivir del lujo, sino para ayudar a los demás. Los que acaban ayudando a las fundaciones son tan socios como los inversores de una empresa, solo que no te llevas de vuelta dinero, sino lo que se consigue con ese dinero, ver proyectos hechos.

Con la moda de los criterios ASG, parece que la gestión ética se adelantó.

Todos buscamos hacer las cosas bien, pero la definición de la ética está un poco difusa ahora. Para nosotros, tal y como la entendemos, la que aplica la Doctrina Social de la Iglesia Católica, sí está totalmente definida. Y nadie normal estaría en contra. Pero los inversores hemos ayudado a que las compañías tengan cada vez más cuidado en hacer bien las cosas de cara al futuro. La concienciación con el medio ambiente, con los grupos sociales... Ahora no hay una empresa de Ibex que no tenga un manual.