Ignacio Duch, presidente de Kompuestos: “En unos años, el área de plásticos biodegradables pesará más que nuestro negocio tradicional”

En plena fiebre por la sostenibilidad, esta empresa catalana, que cotiza en BME Growth desde 2019, llama la atención de los inversores ‘verdes’ tras haber desarrollado una división que produce resinas para fabricar productos de ‘plástico’ ecológico.

La fiebre por la inversión en base a criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza), junto a la concienciación de la sociedad sobre estas cuestiones (particularmente, los aspectos verdes) ha creado una gran oportunidad para productos como el que desarrolla Kompuestos. Esta química catalana, que preside Ignacio Duch, produce y comercializa unas resinas biodegradables con las que otras empresas fabrican, por ejemplo, las bolsas de plástico en las que metemos la fruta cuando vamos al súper (pero solo las biodegradables, que ya ofrecen conocidas cadenas de supermercados españolas). Esta pata de negocio es en realidad la más pequeña en Kompuestos (cuyo resultado bruto ascendió a 3,7 millones de euros en 2019), pero la que más interés levanta entre los inversores. La empresa lleva un año cotizando en BME Growth, el antiguo MAB.

¿Cuánto aporta la división de plásticos biodegradables al resultado bruto de explotación (ebitda) de la compañía?

Todavía supone una parte muy pequeña de él, pero esta división es la que tendrá un crecimiento más elevado y aportará más en el futuro. Económicamente, es un área nueva en la que estamos invirtiendo, por lo que no es una generadora de recursos (la compañía en su conjunto sí los genera).

¿Cuándo se espera que empiece a aportar en positivo?

Esperábamos que ya este año, pero obviamente ha sido un ejercicio complicado. Esperamos que aporte de una forma significativa a partir del próximo. Ya aporta ebitda, de hecho, pero como también destinamos a ello recursos, la caja que genera es negativa. En 2021 claramente es posible que aporte un resultado positivo. Es una pata que, según nuestra estimación, será más importante que el negocio tradicional. ¿En cuánto tiempo? No lo sabemos. En una década seguro. Es evidente que estos productos se van a imponer en un periodo razonable. Si va a ser un año, dos, cinco... es secundario. Intentaremos que sea cuanto antes, igual que lo han hecho las fotovoltaicas y las eólicas.

¿Nos puede explicar con un ejemplo sencillo qué es lo que fabrican?

A través de un proceso químico, obtenemos unas bolitas que vendemos a los transformadores (nuestros clientes), quienes las calientan, las funden y confeccionan con ellas multitud de productos: bolsas, vasos, cestas para alimentos, botellas... las formas de manipulación son múltiples. Para los plásticos biodegradables, el proceso es exactamente el mismo, pero esas bolitas las fabricamos a partir de materiales de origen biológico. Las vendemos a granel, en sacos, y se transportan fácilmente.

¿De qué materiales están hechas las ‘bolitas’ tradicionales y de cuáles las biodegradables?

Un plástico tradicional está hecho a partir de gas que se comprime, y del que se obtienen los polímeros. El gas se obtiene del petróleo. Son productos muy estables que pueden durar millones de años. En los plásticos biodegradables, por el contrario, se emplean materiales a partir de carbonos renovables, como el almidón o la madera. Ese almidón se puede obtener de la patata, el maíz o la soja, por ejemplo, que se cultivan y que se pueden volver a generar en uno o dos años. El ciclo de madera sería de 10 años, que es lo que tarda en crecer un árbol, no millones de años como con el petróleo.

¿Se plantean convertir esta ‘pata biodegradable’ de Kompuestos en una empresa independiente cuando genere beneficios?

Podríamos hacer un spin off (crear una filial), pero a priori no es lo que está previsto.

¿En qué momento decidieron dar ese giro de su negocio hacia lo biodegradable?

Llegó un momento en que vimos que tenía sentido apostar en esa dirección. Por un lado, apreciamos que nos daban más facilidades cuando pedíamos captar recursos para un proyecto de estas características. Por otro, los transformadores empezaron a pedirnos que esas bolitas fuesen biodegradables porque el cliente final lo estaba pidiendo. A eso se sumaron los aspectos legales, que empujan en esa dirección.

¿Quiénes son sus clientes finales?

No podemos dar nombres pero sí decir que, cuando compráis productos frescos, veréis estas bolsas finas en los supermercados más importantes, desde Mercadona, Carrefour o Lidl, así como otras más pequeñas.

¿Y quiénes son sus comparables?

Si nos referimos a las empresas transformadoras de plástico en general, son centenares. Pero las que se dedican a los productos biodegradables son un par de docenas. Y en España solamente hay otro competidor.

¿En qué países están presentes?

De toda la producción de Kompuestos exportamos el 60%, aproximadamente. Alemania es nuestro primer mercado, seguido de Francia, Escandinavia, Países Bajos e Italia. También tenemos proyección en Sudamérica y en la parte del África del Magreb, y el África francófona.

Y si nos ceñimos al área de biodegradables, ¿cuál es la cuota de exportación?

La misma o incluso superior, porque hay países donde estos temas ya están legalmente institucionalizados. En España todavía es una cuestión voluntaria, de las cadenas de alimentación o de los usuarios. Italia y Francia, por su parte, han sido más activos en los aspectos legislativos para forzar la entrada de productos biodegradables, mientras que los países escandinavos apuestan más por el reciclado.

¿Han notado un mayor interés en la pata de biodegradables por la ‘fiebre’ de la inversión en base a criterios ASG?

Sí, hemos apreciado interés en el sentido de que cuando nos piden información sobre Kompuestos nos preguntan en qué consiste “esto del biodegradable”, cuánto pensamos que va a crecer, en qué momento creemos que representará la mayor parte de nuestro negocio... Es evidente que esa es el área que tiene interés. Cotizamos en un mercado de crecimiento, BME Growth, y a la compañía la valoran sobre todo por productos de futuro como éste. Es evidente que los inversores están mirando esta pata verde, no me preguntan por otros productos.

Salieron a cotizar en BME Growth en 2019. ¿Qué balance hace de esta experiencia? ¿Se plantean saltar al Continuo?

En BME Growth hemos podido captar los recursos necesarios para nuestras inversiones, algo muy positivo para los inversores anteriores, que han podido comprobar que este mercado es líquido y que es posible deshacer posiciones. Nuestra intención es seguir creciendo y pensar en estar en más mercados. Tenemos muchos clientes en el mercado europeo, con lo cual esa puede ser una alternativa interesante, pero para pasar al Mercado Continuo necesitamos alcanzar un mayor volumen. Nuestro siguiente paso sería cotizar, dentro de BME Growth, en el mercado abierto y no por fixing como ahora [eso implicaría que sus acciones podrían contratarse a lo largo de toda la sesión bursátil, y no solo 2 veces al día, como en la actualidad]. Digamos que estamos en Primaria. Si vamos aprobando asignaturas, el Continuo será el paso siguiente.

¿Hasta qué punto les ha supuesto una gran inversión el pasar de fabricar productos tradicionales a los biodegradables? ¿O es tan fácil como meter unos ‘ingredientes’ distintos en la misma máquina?

No utilizamos exactamente la misma maquinaria, pero el cambio no es disruptivo. De hecho, podríamos adaptar las máquinas tradicionales para hacer esto, aunque no es exactamente igual. Es como si tienes diferentes ollas y potas en la cocina, todas sirven para cocinar, pero cada una para una cosa. Con nuestros clientes ocurre lo mismo: el señor que fabrica botellas, o tubos, puede seguir fabricándolos con materiales biodegradables [a través de un proceso que no suponga un cambio brutal respecto a cómo lo hacía antes]. Alguna adaptación deberá hacer, pero la idea subyacente en todo esto es poder hacer una transición manteniendo al menos parte de los equipos.