Contracorriente o la inversión en valor

El individuo común aplica, en la mayoría de los casos, una lógica sencilla ante las diversas situaciones económicas que enfrenta en su vida doméstica: buscar la mayor calidad por el menor precio posible. Y suele extender esta lógica a su actividad profesional o empresarial. Pero en relación a los mercados financieros, ese mismo individuo que con paciencia compara concienzudamente tres coches antes de tomar una decisión de compra, antepone la emocionalidad a la razón y sucumbe precipitadamente a atajos y tendencias. Estas conductas, que sirvieron a sus antepasados para sortear los peligros de la sabana, son muy peligrosas cuando se trata de gestionar los riesgos en la actual jungla de los mercados.

Aunque parezca contradictorio, el simple hecho de que todos gusten de cierto activo hace que el proceso de puja termine por incrementar su precio hasta tal punto que, aun siendo bueno, se convierte en una mala inversión. Esto se debe a que, en la ecuación de la rentabilidad, el precio de compra tiene un impacto material en el retorno: si se paga en exceso, la posibilidad de ganancias pasa a depender de la existencia de un tercero aún más optimista, a quien podamos vender ese activo a un precio más inflado si cabe. En el caso contrario, cuando un activo no gusta a casi nadie, su precio podría reducirse tanto que, aun careciendo de calidad, termina convirtiéndose en una buena inversión. El precio entraña riesgo u oportunidad, dependiendo lo uno o lo otro de su relación con el valor del activo.

La inversión en valor o Value Investing, como se le conoce internacionalmente, consiste en explotar la brecha entre la percepción del mercado, reflejada en el precio de cotización, y el valor intrínseco de un activo. Aunque la teoría parece fácil, llevarla a la práctica no lo es. Se requiere una enorme voluntad y disciplina para hacer frente a sesgos cognitivos y gestionar emociones arraigadas, pensar diferente y, en ocasiones, llevar la contraria a la mayoría. Y hace mucho frío fuera del rebaño. Además, para hacerlo más complejo, dentro de esta filosofía de inversión existen múltiples escuelas o formas de analizar y entender el valor de un negocio.

John Mihaljevic, CFA, el Presidente y fundador de MOI Global, graduado en Economía summa cum laude por la Universidad de Yale, donde trabajó como asistente de investigación para el premio Nobel de Economía James Tobin, escribió el libro The Manual of Ideas, en el que aborda distintas perspectivas del Value Investing para generar y analizar ideas de inversión.

Su libro expone los principales modelos y métodos utilizados por inversores de todos los tiempos, como Ben Graham, Warren Buffet y Charlie Munger, junto a pesos pesados de la actualidad como Howard Marks, CFA, Joel Greenblatt, Tom Gayner, Jean-Marie Eveillard, Charles de Vaulx y Tom Russo, y muchos otros gestores de inversiones emergentes e inconformistas, a los que John ha tenido un acceso privilegiado desde MOI Global, una exclusiva comunidad internacional de inversores de orientación value que él mismo creó y dirige desde hace más de una década, y que desarrolla eventos por invitación y publicaciones exclusivas para sus miembros.

El libro comienza con la actitud básica que debe tener un inversor value -que no es otra que encarar las inversiones con mentalidad de propietario del negocio en el que invierte-, pensando como un asignador de capital y no como un sujeto pasivo que se encuentre a merced de los mercados. Por otro lado, examina distintas formas de generar ideas de inversión, desde el deep value, enfocado en el balance de situación y en la inversión en activos adquiridos con un considerable descuento —método popularizado por Ben Graham—, hasta la inversión en activos de calidad adquiridos a un precio razonable, con el foco en las ventajas competitivas del negocio y su capacidad de generación de caja, que ha hecho famoso Warren Buffet y su socio Charlie Munger, pasando por la inversión en compañías con activos con valor oculto, situaciones especiales -como fusiones y adquisiciones, desinversiones, restructuraciones, etc.-, entre otros.

El autor disecciona estos distintos estilos de inversión más allá de los tradicionales aspectos cuantitativos, explicando tanto su aplicación como los usos indebidos. Comparte las preguntas básicas que un inversor debe hacerse para lograr un conocimiento idóneo del negocio, de los riesgos a los que se expone, su capacidad de generación de beneficios, los principales factores de gobierno corporativo y hacer una valoración sensata del negocio considerando los anteriores aspectos.

En cuanto al gobierno corporativo, asunto de mayor importancia para la materialización de una tesis de inversión, el autor detalla aspectos clave a considerar, como la calidad y coherencia del equipo gestor, su experiencia, historial de asignación de capital, alineación de intereses con los inversores y la independencia del consejo de administración.

Si la lectura permite obtener el conocimiento y las vivencias ganadas por el autor a un precio muy bajo, The Manual of Ideas es un libro con un valor incalculable. Ofrece la oportunidad de entender los principios del Value Investing desde distintas perspectivas, ilustradas con las experiencias y consejos de más de 100 dilatados inversores de todos los continentes.