La importancia de estar bien perfilado y los peligros de los indexados

Entre las enseñanzas que podemos extraer de la crisis en la que nos ha sumergido el Covid-19 está la de que casi nadie está preparado para digerir desplomes del 70% en cartera. Ni siquiera los más arriesgados -o solo unos pocos de ellos- pueden asumir con templanza derrumbes de este calibre. A 26 de marzo, fecha de cierre de este número de Inversión a Fondo, los índices europeos se dejaban en torno a un 27% en el año, y en Wall Street el Dow Jones cedía más de un 24%. Si nos fijamos en los perfiles inversores, los más temerarios acumulaban pérdidas cercanas al 24%; los moderados, del 19%; y los conservadores, ¡aquellos que odian jugársela y que muestran un mayor rechazo a las pérdidas!, un 10%.

En un reportaje publicado hace solo unos días, elEconomista tanteaba a las principales gestoras del país por patrimonio con una misma pregunta: ¿estaban bien perfilados los clientes en el momento en que estalló esta crisis? ¿Ha funcionado esa perfilación? ¿Ha puesto de relieve el crash del coronavirus que no es útil? Las firmas consultadas defendieron, por supuesto, que sí, que funciona, algo que, días después, respaldó Inverco, la patronal, que, en una nota a los medios, alabó el trabajo de los comercializadores y los “adecuados” perfiles de los inversores. Entonces, ¿a un conservador realmente no le queda más remedio que asumir pérdidas del 10%? En escenarios dramáticos como el actual, ¿no hay alternativa a ese menos 10%?

Tema central en este número de Inversión a Fondo es el efecto de los vehículos indexados sobre el conjunto del mercado, ya que funcionan como propagadores de las subidas (y ahí nadie pone pegas), pero también de las caídas, en gran parte porque son la parte más líquidas de las carteras, y lo que antes se vende.

Los productos ligados a índices son tremendamente atractivos por precio: un indexado o un ETF son entre 10 y 20 veces más baratos que un fondo tradicional (en muchos casos hablamos de un 0,10% frente a un 2%). Que sean tan baratos tiene un riesgo adicional: pueden captar a personas que no están preparadas para afrontar descensos de doble dígito como los que estamos presenciando durante la pandemia del coronavirus. Una vez más, hablamos de la importancia de una buena perfilación. Y, con los indexados, hay quien puede confundir un producto barato con un producto adecuado para él, sin serlo.

Por otro lado, las bajas comisiones de los indexados y ETFs no siempre son tan bajas al final. Viendo que estos productos no les dejan a los comercializadores la retrocesión, lo que ya llevan meses haciendo los supermercados es empezar a cobrar comisiones de comercialización, de modo que lo que parece barato no lo es tanto.