¿Ha dicho reducción?

La emergencia climática no se discute, la cuenta atrás ha empezado. La cuestión no es saber si hace falta actuar, sino cómo. ¿Qué camino debemos seguir para maximizar su impacto positivo?

La innovación tecnológica, ¿al servicio del impacto? El progreso pone a nuestra disposición alternativas a nuestros modos de vida: sustituir nuestros vehículos térmicos por coches eléctricos o incluso nuestras centrales de carbón por parques eólicos y fotovoltaicos. Alternativas que no implican una transformación profunda de nuestros hábitos de consumo, pero que, sin embargo, son objeto de críticas frecuentes por su falta de perspectiva sobre su verdadero impacto. Se les reprocha sus costes ecológicos ocultos y sus efectos rebote. Un estudio de un think tank estadounidense ha demostrado que como sociedad «cada vez que avanzamos dos pasos desde el punto de vista de la eficacia energética, el efecto rebote supone retroceder un paso o más, hasta frustrar las ventajas obtenidas inicialmente». Por tanto, para ser alternativas medioambientales viables, es fundamental que estas tecnologías avancen cuestionando todos sus efectos.

La opción de compensación. Cada vez más actores deciden compensar sus emisiones de CO2 con la reforestación. Como sabemos que los sumideros de carbono naturales (océanos, vegetación, suelos) absorben la mitad de las emisiones anuales de CO2, parece una opción adecuada. Sin embargo, no basta con plantar árboles para lograr la neutralidad de carbono ni mucho menos para desentenderse de sus actividades contaminantes. Cualquier iniciativa de compensación debe ir acompañada de medidas de reducción significativas de su impacto medioambiental. La buena noticia es que todos podemos actuar a nuestro nivel. Por ejemplo, las personas, preocupadas por reducir su volumen de residuos apuestan cada vez más por los productos a granel, mercado que creció un 41% en 2019 en Francia y que se estima alcanzará los 3.200 millones de euros en 2022. Las empresas tampoco se quedan atrás. Por ejemplo, la empresa de lavandería ELIS ha logrado que sus clientes, al optar por el lavado conjunto en lugar del individual, hayan generado ¡un impacto medioambiental hasta diez veces menor!

Nosotros apostamos por empresas que han entendido que la innovación, la compensación y, sobre todo, la reducción, forman parte de una cadena de soluciones que les permitirá mejorar significativamente su impacto medioambiental.