Qué son las posiciones ‘cortas’ o cómo ganar dinero con las caídas

Invertir a través de posiciones bajistas vuelve a la palestra cada vez que se produce una gran corrección de mercado como la actual. Mes y medio después de que la CNMV levantara el veto a los ‘cortos’, los accionistas pueden volver a utilizar productos como ETF inversos o recurrir al préstamo de valores

Es un error creer que todo aquel que invierte en el mercado lo hace pensando que las bolsas mundiales subirán eternamente. Son minoría, es cierto, pero los inversores bajistas existen y su objetivo es obtener rentabilidad en las caídas del mercado. Son la antítesis de los alcistas, quienes se representan en comunidad bursátil como un toro -porque su ataque va de abajo a arriba para embestir- mientras que los bajistas se asemejan a un oso -ya que el ‘zarpazo’ del animal iría de arriba a abajo-. No obstante, no todos los cortos apuestan sencillamente por que el mercado caiga. Muchas de estas posiciones se utilizan por parte de grandes inversores institucionales y hedge funds para cubrir las carteras en momentos de extrema volatilidad, como la crisis actual desatada a raíz de la pandemia de la Covid-19.

Cómo ponerse ‘corto’

No es sencillo invertir a la baja en el mercado, entre otras cosas porque los productos para hacerlo son mucho más complejos que una compra o venta al uso y porque, además, algunos de ellos conllevan un riesgo más elevado. Puede hacerlo tomando las acciones prestadas a un tercero, a través de un ETF inverso, vendiendo futuros de acciones o índices, con opciones y warrants y con CFD, aunque estos últimos, según el regulador europeo ESMA, generan pérdidas a casi 9 de cada 10 inversores -ver gráfico-.

La fórmula más tradicional para posiciones en corto es el préstamo de acciones. ¿En qué consiste? Pongamos un ejemplo. María cree que las acciones de la Compañía de Eventos Made in Spain van a caer ante la presentación de resultados que se prevé complicada. Pero María no tiene acciones de la compañía, por lo que necesita tomarlas prestadas de alguien que sí las tenga y esté dispuesto a alquilarlas por un periodo de tiempo que determinarán entre los dos. Esa persona es Ana, quien presta sus acciones a María a cambio de que ésta le pague un interés. En el momento en el que María se hace con las acciones, las vende en el mercado presumiendo que van a caer. Las recomprará más adelante por un importe inferior -si es que ha acertado en su pronóstico-. Su beneficio es la diferencia entre el precio al que las alquiló y al que las vendió. Cumplido el plazo, María le devolverá a Ana sus acciones.

Otras fórmulas habituales, que no implican el riesgo de productos de derivados, es la compra de un ETF (o fondo cotizado) inverso, es decir, que cae cuando el índice de referencia sube; o la venta de futuros, lo que determinará la tendencia del índice a la baja (si los cortos son mayoría).

El veto a los bajistas

En la última década, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha recurrido a la prohibición de posiciones bajistas hasta en tres periodos de tiempo, pese a que muchos expertos dudan de que sean eficaces a la hora de frenar las caídas. La primera vez que lo hizo fue el 11 de agosto de 2011 cuando se dudaba de la viabilidad del sector bancario español ante la crisis de deuda de la zona euro. El veto se prolongó hasta el 15 de febrero de 2012, pero el Ibex no se comportó mejor que sus comparables. Según datos de Bloomberg, el selectivo subió en ese periodo un 6% frente al avance del 16% del Dax alemán, que nunca ha sido partidario de prohibir operar a los bajistas, entre otros motivos, porque se reduce significativamente la liquidez del mercado. Pero la crisis continuó. El regulador decidió intervenir el mercado libre de capitales nuevamente el 23 de julio de 2012. Los cortos no pudieron operar hasta el 1 de febrero de 2013. En esta ocasión, el Ibex sí se comportó mejor el índice alemán, al subir un 35% frente a ganancias del 21%. Ahora bien, venía de caer mucho más. Si se toma como referencia el año y medio anterior -de julio de 2011 a enero de 2013-, el Ibex había corregido un 20% y el Dax subía un 4,8% en el mismo periodo.

La CNMV decidió el pasado 18 de marzo recurrir de nuevo al veto a los bajistas en una medida que prorrogó hasta el 18 de mayo. No obtuvo mucho éxito. Coincidiendo con el rebote tras el crash de mercado, el Ibex subió un 12,9% y el Dax casi
un 28%.