Lo que sabemos de la crisis

En este aciago 2020 estamos aprendiendo a marchas forzadas y con enormes costes humanos, sociales, y económicos lo que significa vivir una pandemia. En los siguientes párrafos, vamos a sintetizar lo que ya sabemos sobre la nueva y grave crisis.

Por la evolución de la enfermedad, China nos sirve en buena medida como indicador adelantado. Allí, el PIB cayó un 6,8% interanual en el primer trimestre, periodo en el que se concentraron sus restricciones a la movilidad, y pasó a crecer un 3,2% en el segundo, una recuperación más que notable, si bien, todavía inferior a la senda de crecimiento previa a la aparición del coronavirus (en torno al 6,0%). Los datos mensuales también nos ofrecen información de interés.

Pronto se pudo observar que la recuperación de la oferta era más rápida que la de la demanda y, dentro de la oferta, la industria mejoró de forma más inmediata que los servicios. En el mes de junio, la producción industrial crecía un 4,8%, que no compara demasiado mal con el crecimiento medio de 2019 (5,8%), mientras que las ventas minoristas todavía se encontraban en terreno negativo al caer un 1,8%, muy lejos de las tasas cercanas al 8% de finales del año pasado.

A la hora de extraer conclusiones que se puedan aplicar a Occidente, hay que tener en cuenta que ni la estructura productiva de China ni las restricciones aplicadas para contener la epidemia son equiparables. Si tomamos el conjunto del país y no la provincia de Hubei como referencia, las restricciones fueron en China mucho menos estrictas, tal como testimonia el índice de severidad que elabora la Universidad de Oxford. Además, su éxito a la hora de contener la epidemia fue casi completo, mientras que en Occidente estamos sufriendo rebrotes de diferente intensidad que impiden una verdadera normalización socioeconómica, por lo que cabe esperar un ritmo de mejora no tan satisfactorio.

En Europa y Estados Unidos aún no se han publicado los datos de PIB del segundo trimestre, que serán los peores de esta crisis por el calendario de los confinamientos, pero podemos extraer algunas tendencias de los datos mensuales. En EEUU, ya hay información sobre la industria y el consumo hasta junio y, al contrario de lo sucedido en China y de lo que en principio cabría esperar, la reactivación de las ventas minoristas ha sido más rápida e intensa que la de la producción industrial. En junio ya crecían un 1,1% interanual tras sólo tres meses en negativo -frente a catorce durante la gran recesión-, mientras que la producción industrial aún se desplomaba un 10,8%. La revitalización del consumo parece deberse en buena medida a los estímulos fiscales, lo que la hace vulnerable, ya que la coyuntura del mercado laboral dista de haberse normalizado. A principios de julio, 17,3 millones de personas recibían subsidios de desempleo frente a 1,7 millones a comienzos de marzo, y frente a un máximo histórico de 6,6 millones en la gran recesión.

Con registros hasta mayo, en la zona Euro se repite el mismo patrón que en EEUU. En el caso de las ventas minoristas, la variación anual pasó del -19,6% en abril al -5,1% en mayo, mientras que la producción industrial sólo se recuperó hasta el -20,9% tras el mínimo del -28,7%. Si descendemos a un análisis sectorial se aprecia un comportamiento acorde a las pautas previstas: se aceleran las ventas por internet y resisten sectores como el alimentario, el farmacéutico, el químico, el electrónico o la industria papelera, mientras que sufren en mayor medida las ramas de actividad que requieren cercanía social -restauración, hostelería, algunos segmentos de los sectores de ocio y de transporte, y, en menor medida, el comercio- y las vinculadas a productos de consumo discrecional, en particular el textil, otros bienes personales, y la automoción, si bien, la recuperación de esta última industria tras un cierre casi absoluto, está siendo razonablemente acelerada.

Dentro de la zona Euro se aprecian importantes diferencias por países -en particular en el consumo-, es decir, que como en la gran recesión, volvemos a padecer un shock asimétrico. En mayo vimos datos muy divergentes de ventas minoristas: +7,2% en Alemania, +3,9% en Holanda, -11,9% en Italia, -12,0% en Francia y -17,9% en España si nos ceñimos a las mayores economías. Esta variabilidad responde a los diferentes grados de intensidad y duración en los confinamientos, de dependencia de los sectores más afectados y a las políticas de estímulo aplicadas. Todos estos factores explican el mal comportamiento de nuestro país en términos tanto absolutos como relativos. La principal muestra de esta mayor afección es que, en España, ya se han destruido un millón de empleos -en proporción, 3,5 veces más que en Alemania-.

Pero no todo lo que sabemos sobre la crisis tiene una lectura negativa: las caídas de la actividad no han alcanzado los escenarios más pesimistas y los datos más actualizados de movilidad o consumo eléctrico apuntan a que la reactivación mantiene un buen ritmo. Los estímulos fiscales están teniendo una enorme importancia para evitar un descalabro aún más grave de la economía, a costa de un mayor endeudamiento que no tiene un elevado coste gracias, a su vez, a los grandes impulsos monetarios de los bancos centrales.

No obstante, estas ayudas no serán eficaces y crearán distorsiones si se prolonga el periodo durante el que una buena parte de la economía -la que requiere cercanía social- sigue funcionando lejos de su pleno rendimiento, lo que amenaza la viabilidad de esos negocios y destruye puestos de trabajo. Por este motivo, la correcta gestión sanitaria para contener los rebrotes, además de humanamente deseable, es imprescindible para que se consolide la reactivación sin que se destruya más tejido productivo.

Lo último que sabemos de esta crisis es que ha habido una serie de países exitosos a la hora de enfrentarse a la pandemia. La Universidad de Cambridge ha elaborado un índice sintético que calibra la eficacia de los países de la OCDE en la lucha contra la Covid-19: sitúa a Corea del Sur en un destacado primer lugar, y a España como colista. Los casos de éxito nos ofrecen la oportunidad de seguir aprendiendo.