Inversión de impacto: una rentabilidad de 360º

La inversión de impacto (impact investing) es una forma evolucionada de la inversión sostenible que busca llevar capital hacia inversiones cuyo impacto social, económico o ambiental pueda demostrarse de forma tangible y que produzcan sólidos retornos financieros. Se distingue de otras formas de inversión sostenible en que, además de buscar participar en empresas con severos criterios ESG, también busca crear de forma clara y directa un impacto en la sociedad o el medio ambiente, bien sea mediante la financiación del crecimiento o mediante la participación activa del inversor en una compañía.

Para consolidar la inversión de impacto y sus estándares, en 2019 la Corporación Financiera Internacional, perteneciente al Banco Mundial, lanzó los Principios Operativos para la Gestión de Impacto: el estándar del mercado dirigido a los inversores que buscan tener un impacto positivo a través de inversiones rentables y siguiendo criterios de transparencia y disciplina. Alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, estos principios crean una guía de referencia de cómo deben los inversores gestionar las inversiones de impacto y los sistemas requeridos para apoyarlos. Estas guías de procesos verificables independientemente abarcan desde la intención estratégica hasta el impacto adicional generado por la inversión y cubren tanto la estructura de la inversión inicial como su gestión en el tiempo. Entre más de un centenar de instituciones signatarias y comprometidas con estos principios, Credit Suisse fue uno de los primeros bancos en adherirse a esta iniciativa.

En un universo de crecimiento positivo general de las inversiones sostenibles, pasando de representar globalmente 18 billones de dólares estadounidenses en 2014 a 30,6 billones en 2018 (un 73% más según Global Sustainable Investment Alliance), las inversiones clasificadas como de impacto han crecido de forma aún más significativa dentro de este universo, alcanzando en 2018 un total de 502.000 millones de dólares: un incremento del 737% respecto a su cifra de 2014 (60.000 millones de dólares).

El crecimiento explosivo de la inversión sostenible y de impacto se debe, principalmente, a cuatro factores que han impulsado su desarrollo reciente: la evidencia del positivo retorno financiero de estas aproximaciones, la demanda por parte de los clientes, la evolución de la visión sobre la responsabilidad fiduciaria y el reconocimiento de los inversores como actores clave para enfrentar los retos más grandes de la sociedad.

En cuanto al retorno, un metaestudio titulado From the Stockholder to the Stakeholder: How Sustainability can drive financial outperformance de Harvard Business School ha encontrado que un 80% de los estudios vinculan directamente las prácticas sostenibles a un impacto positivo en el valor de la acción. Esto, a su vez, ha llevado a inversores y gestores a incrementar sus peticiones de fondos e inversiones sostenibles: grandes gestores como BlackRock y Pimco han declarado haber visto un incremento en las peticiones recibidas sobre programas ASG y estrategias de inversión y, de acuerdo a Sustainable Signals 2019 de Morgan Stanley, el 89% de los gestores encuestados para el informe aseguran que sus firmas destinarán recursos adicionales a la inversión sostenible durante los próximos dos años, así como la mitad de las gestoras de gran tamaño esperan llevar el 100% de sus carteras a criterios ASG.

Los conceptos acerca de la responsabilidad fiduciaria: cada vez más hay más normativas y opiniones legales que indican que la inclusión de criterios ASG es una responsabilidad fiduciaria al invertir, pues estos asuntos son ahora considerados centrales para la prosperidad futura de las compañías. De la misma forma, en 2018 se aprobaron en el mundo más de 170 nuevas regulaciones ASG (diez años antes, en 2008, fueron menos de 20). El cambio no solo ha venido desde los reguladores y las empresas, pues también hay amplia evidencia de que el activismo de los accionistas se cotiza al alza: en 2018, por ejemplo, cerca de un 29% de las acciones en manos de inversores institucionales han votado a favor de propuestas sociales y ambientales en sus compañías, 10% más que en 2014. Las campañas de activistas por criterios ASG también han crecido, pasando de 3 en 2008 a 63 en 2018.

Aunando estos factores de crecimiento, es fácil entender el crecimiento estelar que ha tenido recientemente la inversión de impacto y sostenible a nivel global. No obstante, a nivel España el potencial de estas inversiones aún no ha sido plenamente desarrollado: de acuerdo a los últimos datos de Spainsif, plataforma española en materia de inversión sostenible y responsable, las inversiones bajo gestión ASG en España gestionados por entidades nacionales alcanzaron 191.278 millones de euros, un 49% del total de activos gestionados por entidades nacionales en España. El mismo estudio indica que, incluso a pesar de la gran cifra que se destina a inversiones con criterios ASG, en el país solo se destinaron en 2018 227 millones de euros en inversión de impacto.

Creemos que esta cifra crecerá tanto en este mercado como a nivel global cuando se comprenda mejor cómo generar un impacto y se entienda por qué es una necesidad no solo contar con exclusiones en las industrias en las que se invierte, sino invertir proactivamente en compañías con un gran impacto a través de todas las clases de activos, así como lograr rendimientos atractivos. Credit Suisse lleva casi 30 años recorriendo el camino de la sostenibilidad y el impacto: desde la adhesión del banco a la Iniciativa Financiera del Programa de las Nacionales Unidas para el Medio Ambiente en 1992 hasta el reciente anuncio de la inclusión del cambio climático como una de las supertendencias de inversión del banco y a la fundación en 2017 del departamento de Impact Advisory and Finance, creemos que apostar por la inversión rentable y sólida y que sea, a la vez, responsable, consciente y que genere impacto positivo en la sociedad es clave para el buen desempeño de cualquier cartera a futuro. Nos sentimos orgullosos de ser parte de un creciente grupo de inversores que lleva capital hacia verdaderas transformaciones y en el que cada día esperamos ver más participantes, tanto a nivel global como desde España.