Más allá de la deuda pública

El pasado 10 de diciembre, la subasta española del bono a 10 años centró muchos de los titulares de los periódicos, tanto económicos como de información general, y no era para menos: por primera vez, España colocaba deuda pública con interés negativo a ese plazo. De esta manera nuestro país entraba en el club de los países europeos que tienen toda su curva hasta el 10 años en terreno negativo. El hecho no deja de ser curioso en un entorno donde los déficits de estos países se anticipan elevados, y con un nivel de endeudamiento en niveles históricamente altos. Este fenómeno vuelve a demostrar el crucial apoyo que el BCE está teniendo en el comportamiento de los mercados.

Aunque ha pasado más desapercibido, el sector privado ha sido el otro gran beneficiado de los programas de compra de activos. El efecto no es pequeño, de hecho, hay que tener en cuenta que en un contexto de fuerte desaceleración económica como el que hemos vivido a lo largo de este año, con un desplome del gasto y del consumo privado, para muchos emisores, la posibilidad de continuar financiándose a niveles históricamente bajos ha sido fundamental y les ha permitido sortear los posibles problemas de liquidez e incluso mejorar su estructura de deuda mediante la recompra de sus vencimientos más cortos asegurándose la financiación a largo plazo.

La ampliación del programa de compra de deuda que anunciaba Christine Lagarde a mediados de diciembre nos hace anticipar que esta tendencia continuará de cara a 2021, de manera que los diferenciales privados van a continuar estrechando. ¿Cuáles deberían ser los sectores más beneficiados? Posiblemente aquellos que han tenido menor recorrido a lo largo de este año. Una vez que los datos de crecimiento y consumo empiecen a remontar, las compañías con un mayor nivel de apalancamiento van a ver mejorar sus perspectivas, lo que debería generar una mayor confianza de los inversores que siguen buscando rentabilidad en un entorno de tipos mayoritariamente negativo, -el porcentaje de emisiones en euros en terreno negativo se sitúa en la actualidad en el entorno del 65%-. Y más aún si tenemos en cuenta que a pesar del terremoto vivido, el nivel de impago en las compañías high yield apenas ha repuntado este año, y que la búsqueda de rentabilidad pasa necesariamente por la asunción de un mayor nivel de riesgo.