Los retos de una crisis con un componente
emocional que no tuvieron las anteriores

Al principio, cuando se declaró el Estado de Alarma, todo eran dudas. ¿Nos vamos todos a casa? ¿Puede quedarse en la oficina un pequeño porcentaje de trabajadores? ¿Debemos llevar mascarilla? Si nos vamos a casa, ¿realmente estamos preparados para que todo esto funcione en remoto? ¿Qué vía es la más adecuada para hablar con los clientes, ahora que no podemos reunirnos con ellos para explicarles lo que está pasando? Y, lo más importante, ¿cuándo van a cesar las caídas y hasta dónde van a llegar?

Desde aquellos días de puro vértigo han pasado más de nueve meses, en los que la pandemia de Covid-19 arrasó el mercado y, sobre todo, se llevó por delante millones de vidas. En lo relativo al trabajo en remoto, las dudas se fueron respondiendo sobre la marcha. A falta de un contacto presencial, plataformas como Zoom o Teams se mostraron imprescindibles para enviar a los clientes un mensaje de calma. Ese ha sido uno de los grandes retos, señalan los expertos consultados por Inversión a Fondo: el de, en un momento tan crítico, establecer esa cercanía con un cliente al que solo podían ver a través de una pantalla. Eso no les había ocurrido antes. En crisis anteriores, podían verlo en persona y, además, eran crisis puramente financieras, que por lo tanto no contaban con el extra emocional que ha traído consigo el coronavirus: el miedo a caer enfermo o a perder a un ser querido. Debido a esa vertiente emocional, esta situación ha sido aún más difícil de gestionar.

A pesar de todo -en parte, por la rapidez de las caídas, y en parte por la labor didáctica que las entidades llevan años llevando a cabo en España-, durante la pandemia no hemos visto los reembolsos que sí presenciamos en la Gran Recesión de 2008. Según los datos recopilados por Inverco, en el peor mes del Covid-19, que fue marzo, salieron 5.571 millones de euros netos de los fondos de inversión, pero en abril fueron ya solo 122 millones en rojo, y en junio se produjeron suscripciones netas por 571 millones de euros. Lo ha destacado en repetidas ocasiones el presidente de la patronal de las gestoras, Ángel Martínez-Aldama, que ha aludido a la “extraordinaria madurez del inversor español en comparación con la crisis anterior”, la de hace 12 años, cuando durante varios meses se repitieron reembolsos de 5.000, de 6.000, de 8.000 millones de euros.

En 2020, y en esto coinciden todos los expertos consultados, si algo ha resultado útil es el mantenerse fiel al plan, permanecer invertido y no perder de vista el horizonte temporal de medio-largo plazo. Es una enseñanza que a todos los profesionales de la inversión les inculcan desde que están en la Universidad, pero es en situaciones extremas como la que hemos vivido donde se pone en valor la importancia de contar con un proceso de inversión definido y no dejarse llevar por los movimientos de corto plazo.