¿Qué les piden las empresas a sus edificios?
Nuestras oficinas. Nuestras fábricas. Nuestros laboratorios. A menudo se nos olvida el impacto que tienen todos nuestros espacios de trabajo en la construcción de nuestra cultura corporativa y en el ambiente laboral de nuestra plantilla. A la hora de valorar las estrategias corporativas de retención de talento, las empresas suelen centrarse en aspectos como las ventajas inmateriales que ofrecen a sus empleados, mientras que a la hora de establecer un plan de sostenibilidad, lo habitual es enfocarse en cómo hacer más eficiente la actividad con nuestros clientes.
Sin embargo, frecuentemente se obvia el extraordinario peso que puede tener el mantenimiento y la adaptación de nuestros edificios tanto para la experiencia del empleado como para la sostenibilidad. Esta realidad, comienza a ser tenida en cuenta por las empresas en sus planes de negocio. Por ejemplo, desde el punto de vista de la sostenibilidad, debemos tener en cuenta que el 11% de las emisiones mundiales son generadas por la construcción de inmuebles, mientras que el 28% de las mismas corresponden al funcionamiento de los edificios. Por tanto, el potencial de las compañías de reducir su huella de carbono poniendo su foco en sus activos inmobiliarios es altísimo. De hecho, las empresas de mayor tamaño, especialmente las multinacionales, ya han detectado que a través de un correcto mantenimiento y una estrategia profesionalizada de Facility Management, pueden alcanzar ahorros eléctricos, y por tanto de emisiones de CO2, de más del 20%.
En este sentido, las medidas de FM que pueden mejorar la sostenibilidad de un edificio abarcan múltiples niveles de profundidad y de innovación. Por ejemplo, una de las medidas más sencillas es revisar los sistemas de iluminación. El simple hecho de sustituir la iluminación por luces led e instalar sensores de presencia puede llegar a suponer hasta un 70% de ahorro energético. Igualmente, la instalación de grifería inteligente y filtros de agua permite reducir el consumo hídrico entre un 30 y un 80%. Sin embargo, la apuesta por la sostenibilidad debe ir más allá, especialmente cuando la empresa cuenta con un gestor de FM especializado. La sostenibilidad va indiscutiblemente vinculada a la innovación. Para ello, las compañías deben tener una estrategia de adaptación y mantenimiento de sus instalaciones alineada y con el mismo nivel de ambición que sus planes de mejora de la sostenibilidad e incluso de reducción de costes. El hecho de tener en cuenta estos conceptos y aplicarlos de forma transversal a toda la operativa, incluyendo los propios edificios, es realmente sostenibilidad en mayúsculas. Para lograrlo es fundamental disponer de una herramienta que permita operar y controlar las instalaciones, un sistema centralizado denominado BMS (Building Managing System). Con él podemos monitorizar en todo momento el funcionamiento de todas las instalaciones de un edificio, o incluso de un conjunto de ellos, garantizando así el óptimo consumo energético y generar el entorno adecuado de confort para los empleados. De esta forma, además, las compañías disponen de información para mejorar el mantenimiento preventivo, anticipando cualquier posible avería y minimizando los costes que suponen las revisiones periódicas.
Por supuesto, en esta estrategia tiene mucha importancia el estado actual de los edificios. Para poder maximizar su potencial y minimizar su impacto medioambiental necesitamos que sean más sostenibles. Parte de la estrategia de una compañía responsable con su entorno debe ser el aprovechamiento de sus cubiertas para la instalación de placas solares que generen una energía completamente limpia o, incluso, la instalación de un sistema de sensorización en todo el inmueble que permita digitalizar su control y aplicar un BMS de forma eficaz. Más allá de la apuesta por la sostenibilidad, un correcto mantenimiento de los espacios de trabajo también repercute directamente en el bienestar, o Wellbeing, de los empleados, afianzando la retención del talento y contribuyendo a una cultura corporativa de cuidado a los empleados. El mero hecho de adelantarse a cualquier posible avería de las instalaciones o poder controlar de forma digitalizada y centralizada el correcto funcionamiento de los sistemas de climatización ya asegurará que el clima laboral sea mejor. A esto se suman otras medidas adicionales que garanticen la salud de los empleados, como un sistema de regeneración de aire eficiente o una limpieza óptima de todas las ubicaciones.
Así, por ejemplo, mediante la aplicación de mapas de calor e inteligencia artificial, podemos detectar de forma rápida y automatizada cuáles son las zonas de las oficinas, de mayor tránsito o uso, centrando la atención de los servicios de limpieza en esa zona y maximizando el retorno que supone la inversión en este servicio básico e, incluso, reduciendo costes. Por supuesto, lograr aplicar todas estas medidas puede ser complejo de realizar de forma interna, especialmente para compañías cuyo core business sea completamente diferente. Lo habitual es que, en estos casos, la estrategia de mantenimiento sea algo sencillo. Simplemente asegurarse de que todo funciona correctamente sin plantearse a gran escala cómo se puede mejorar. En este punto es donde juega un papel clave la gestión especializada de FM. Estas compañías de gestión cuentan con una gran experiencia y múltiples socios proveedores, que ayudan a exprimir al máximo la capacidad de los edificios y de sus servicios internos, para alinear su estrategia de mantenimiento con el plan general de la empresa y especialmente con los relacionados con la sostenibilidad y los Recursos Humanos. Esta colaboración, que ya es habitual en otros mercados como Estados Unidos y norte de Europa, todavía es incipiente en España, pero ya se pueden ver grandes compañías, líderes en sus respectivos sectores, que apuestan firmemente por esta vía. En definitiva, las compañías deben fijar su mirada en sus edificios a la hora de establecer una estrategia global de sostenibilidad y de retención del talento. Deben analizar si están aprovechando al máximo su potencial o si pueden mejorar. Para ello, contar con la visión de un especialista externo, conocedor de las últimas innovaciones del mercado y capaz de aplicarlas a los espacios de trabajo puede ser crucial. Ya no solo importa qué hacemos, sino dónde lo hacemos. Se podría decir que cómo trata una empresa a sus edificios, o qué espera de ellos, puede ser un buen reflejo del tipo de compañía que eres.