Los sinsabores y alegrías de dedicarse al sector inmobiliario

No he de negar que, en ocasiones, reconocer que uno se dedica al sector inmobiliario da cierto respeto. Este sector se ha querido siempre relacionar con escándalos, corrupción, dinero fácil y opaco, o poca profesionalidad; obviando todas las bondades que han permitido que este país, España, crezca y nos haga crecer a todos los españoles. No hay que olvidar que un porcentaje importante de la población vive de manera directa o indirecta gracias al inmobiliario: arquitectos, albañiles, fabricantes de muebles, fontaneros, empresas de mudanzas, comerciales, administrativos de entidades financieras, abogados, consultores, gruistas, y hasta informáticos.

Querido lector, busca en tu memoria cualquier recuerdo bonito: cuando pasaste del cole a la universidad, el día de tu boda, el primer cumpleaños de tu hija, el nacimiento del segundo, tu primer trabajo, aquel maravilloso viaje, esa fiesta donde lo pasaste de maravilla o las pasadas navidades. En todos esos recuerdos detrás de la sonrisa de tus seres queridos verás siempre algo, un colegio, una iglesia, una pared del salón con globos, una fachada, una oficina, un entorno urbano, una habitación de hotel, una piscina, etc. Todas y cada una de nuestras vivencias se desarrollan en un lugar que ha sido imaginado, proyectado, construido, financiado y pagado por alguien. Esos “alguien” que han permitido que hoy, estas vivencias sean reales y completas.

Siempre he dicho que, después del sector salud que es el que se encarga de cuidar de los nuestros, el inmobiliario es el segundo que mayor impacto crea en la sociedad, generando no solo riqueza, sino también bienestar, seguridad, cultura e historia. Si es así ¿por qué esa imagen y por qué tantas trabas a su desarrollo?

Aquí es donde empieza la carrera de fondo. Escasez de materia prima, falta de trabajadores, interminable burocracia, titulares negativos, rechazo, falta de confianza, cambios normativos. Aun así, el que se dedica a esto sigue con ímpetu superando esta carrera de obstáculos, para finalmente entregar a la sociedad el entorno donde producir todos esos recuerdos que nos acompañarán en nuestro día a día. Hace ya unos cuantos años me pidieron en un programa de televisión que explicara el impacto de los impuestos en el sector inmobiliario. Yo mismo, al plasmarlo en un papel, me quedé sorprendido del porcentaje que suponían estos impuestos, tasas y licencias. Sin embargo, parecía que la culpa del precio de la vivienda era del promotor. A papá estado, al vendedor del suelo o a todos los profesionales que formaban parte de la ecuación, nadie les tenía en cuenta a la hora de cargar tintas. Gracias a Dios, y creo que también al buen hacer de este nuevo sector de los últimos años, tanto la sociedad como los organismos públicos están cambiando la forma de entender el sector; así también parece que lo aprecian algunos medios de comunicación que han dejado de ver en el inmobiliario carne de cañón para generar titulares.

Tenemos mucho de lo que sentirnos orgullosos: Las empresas españolas son reconocidas a nivel internacional, exportando su saber hacer a todos los continentes, y haciendo crecer la imagen de España en el exterior. No sé si nos seguirán asociando a los toros o al fútbol, pero en construcción somos rematadamente buenos, los mejores, siendo adjudicatarios de los proyectos más sonados a nivel mundial.

Empezamos a ver interesantes proyectos de colaboración público-privada para crear hogares en alquiler a precio asequible, asequible de verdad. Además, parece que se van sumando nuevos ayuntamientos a esta idea y, por fin, el sector es parte de la solución y no del problema. Ya era hora de que el dinero se pusiera al servicio del ciudadano. Demasiados años ha costado que las administraciones se dieran cuenta, pero más vale tarde que nunca. Vemos también cómo los promotores apuestan por inmuebles con mayor eficiencia, menor consumo energético, más sostenibles. Se lo están tomando en serio y lo están haciendo bien. ¿Quién no quiere reducir el consumo de gas y de luz? ¡Yo me apunto! ¿Y las fundaciones que promueven la inclusión de la mujer en un sector tan “hormonado” favoreciendo la formación y asegurando un futuro estable? ¿O la entrega de viviendas en Angola a familias necesitadas pagadas íntegramente por el sector?

La industrialización, objeto de debate en todas las charlas del sector, está creando también una nueva industria, en la que también tendremos una posición relevante a nivel internacional por poco bien que lo hagamos. Los nuevos desarrollos urbanísticos, la City 4.0, la inclusión del respeto al medioambiente en todos los proyectos, y tantos ejemplos más, hacen que este país sea apetecible y objeto de deseo de muchos extranjeros para fijar su residencia. No solo de sol y playa va la cosa.

Visto así, me quedo en el inmobiliario, otros 30 años más. Renovación de votos que se dice. El sector inmobiliario se está convirtiendo, poco a poco en un oficio más, igual que el de médico o el de cocinero. Un oficio del que sentirse orgulloso y no de avergonzarse; un oficio para presumir. Un oficio en el que plasmar el buen hacer. Un oficio con el que ganarse el sueldo a final de mes y contribuir a la sociedad.

Querido lector. Ahora mismo, mientras lees estas líneas, estás rodeado de él. Alza la vista y contempla lo que ves con la idea de que alguien lo hizo para que lo disfrutaras y formara parte de tu vida. Vuelve a casa y, protegido y rodeado de tu familia, concilia ese sueño que solo una cama confortable y el calor de un verdadero hogar permiten conciliar. Señores profesionales del sector salud, sigan cuidándonos y protegiéndonos, y ganen dinero con ello por favor; señores hosteleros, sigan dándonos de comer ese fabuloso cocido, y ganen dinero con ello por favor; señores empresarios del turismo, sigan llevándonos de viaje a cumplir nuestros sueños, y ganen dinero con ello por favor; sector de la educación, sigan enseñando a nuestros hijos, y ganen dinero con ello por favor; señores promotores sigan creando los lugares donde tiene lugar todo lo anterior, donde vivir, donde soñar, donde ver crecer mis hijos, donde ser felices, y ganen dinero con ello por favor.