La Administración tiene que impulsar la rehabilitación

Hay que reducir un 30% el consumo de energía no renovable en los hogares y descarbonizar y bajar la demanda de calefacción y refrigeración un 7%.

El 20 de junio de 2020 se creó el programa Next Generation de la Unión Europea con ayudas para la rehabilitación integral de edificios residenciales y viviendas. El objetivo global de las actuaciones es reducir al menos un 30% el consumo de energía no renovable en los hogares y descarbonizar y bajar la demanda de calefacción y refrigeración como mínimo un 7%.

Tras tres años desde su aprobación, nos preguntamos ¿cuántas ayudas de los fondos europeos se han ejecutado en España? y ¿cómo han cambiado los intereses de la sociedad en relación con la rehabilitación? Según se desprende del último informe de Ejecución del Plan de Recuperación. En España se ejecutaron 23.300 millones de euros en convocatorias de ayudas a cierre de 2022, financiando más de 190.000 proyectos.

“Hace un año y medio se creó este grupo de rehabilitacioón del Clúster de la edificación. En esos momentos todos teníamos en mente que la rehabilitación era una necesidad y había un impulso por parte de los fondos europeos, pero todavía no había llegado el Real Decreto ni estaban las órdenes en cada una de las comunidades. Sin embargo, a día de hoy, ya están abiertos todos los programas y ya está todo activo, pero la sensación social es que hay mucho desconocimiento porque la sociedad aún no conoce que hay un impulso por parte de Europa y por parte de España, porque hay una necesidad de renovar nuestro parque residencial que está obsoleto y la administración tiene parte de culpa porque ha ido muy lenta en poder trasladarnos todo el plan estratégico de Europa” afirma Lola Nieto , arquitecto técnico e ingeniero de edificación que forma parte del equipo directivo de negocio en Sociedad de Tasación Consultores, perteneciente al grupo sociedad de tasación que ejercen como agentes rehabilitadores.

En esta misma línea, Manuel Morcillo, ingeniero Industrial y director general de la empresa Anesca Servicios Energéticos, apunta que “hay dos puntos claves que han hecho aumentar mucho más el interés del usuario por estas ayudas: uno es que los fondos son ya una realidad, antes eran una promesa, y por otro lado, los precios de la energía han hecho que también la gente sea consciente de que el gasto energético es un gasto importante para su bolsillo y que hay que poner medios para ello”.

Por otro lado, Julián Domínguez, socio director en CIP Arquitectos y, CEO de Rehare, Agencia para la Rehabilitación de Edificios y presidente de Resurge, Asociación para la Rehabilitación Eficiente, Social y Urbana a Gran Escala, ve síntomas de cansancio y desánimo entre la gente con los Fondos Next Generation. “No se ve que los fondos lleguen y que las obras se inicien y eso hace caer en el tópico de que las subvenciones son muy difíciles de conseguir y que al final Europa se va a cansar, por lo que estamos en un momento muy estratégico para que desde las administraciones públicas se haga una campaña informativa dando ánimo a las personas y que generen credibilidad y confianza en los fondos Next Generation”.

Pero no solamente se intenta informar a las personas a modo individual, también el Clúster de la Edificación ha realizado una guía para conseguir que las carteras patrimonialistas puedan analizar los potenciales riesgos que puedan tener dentro del plan de rehabilitación energética. “El trabajo ha sido intenso, hemos conseguido analizar riesgos de localización de inmuebles con unas propuestas innovadoras que los mitiguen para conseguir los objetivos. Hay que analizar los riesgos arquitectónicos en dos tipologías de inmuebles, en edificios anteriores al código técnico y posteriores al código técnico, también hemos tenido en cuenta los riesgos sociales que se ejercen en una rehabilitación energética ya que trabajas con gente que vive dentro de la vivienda y el riesgo financiero porque todo esto necesita una financiación” asegura Lola Nieto.

¿El inquilino demanda edificios eficientes? “Cada vez más existe una concienciación por parte de la sociedad porque impacta directamente sobre la economía de la unidad familiar ya que contra más ineficiente energéticamente hablando es una vivienda, mayor es el gasto en suministros. Por tanto, la suma de estos dos factores; concienciación medioambiental y ahorro, hace que cada vez más el el inquilino demande viviendas energéticamente eficientes” asegura Iván García Pelegrín del departamento de estrategia e innovación en InmoCaixa.

Según los expertos, la tendencia de algunos tenedores de activos es entregar la vivienda con los suministros dados de baja para que sea directamente el inquilino o la empresa la que se encargue de tramitar las altas con las empresas suministradoras y por consiguiente sean estas empresas suministradoras las que facturen el consumo directamente a los inquilinos. Sin embargo, en los nuevos modelos living que engloba el coliving, el alquiler temporal o el living compartido entre otros, aquí el panorama cambia sustancialmente porque la propiedad incluye suministros en el precio de la renta y normalmente establecen un límite de consumo fijado en el contrato y refacturan al inquilino todo lo que se exceda de dicho límite.

Todas estas medidas van encaminadas a conseguir el Pacto Verde Europeo, cuyo objetivo principal es convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro para el año 2050. Los Estados miembros se comprometieron a conseguir en la agenda 2030 reducir al 50% las emisiones de carbono embebido y el carbono consumido dentro del parque inmobiliario y en la agenda 2050 que el carbono sea nulo.