El 83% de los jóvenes menores de 34 años no puede emanciparse

El objetivo final que persiguen es la compra de una casa, pero la precariedad laboral y los bajos salarios impiden que una buena parte de los jóvenes pueda acceder a la compra de un piso lo que hace que busquen otras fórmulas para independizarse como la residencia de estudiantes o el piso compartido.

Los jóvenes menores de 35 años son el mayor reto que tiene el sector inmobiliario por delante. Son el colectivo que más participa en el mercado y quien mantiene una relación con la vivienda cada vez más complicada. La precariedad laboral y la dificultad para ahorrar son los principales obstáculos que los jóvenes tienen para la compra de vivienda ¿Su objetivo es comprar una vivienda o se suman al lema del pago por uso y se inclinan hacia el alquiler? ¿Qué tipo de vivienda buscan ahora los jóvenes? ¿Qué medidas creen que debería tomar el Gobierno para hacer frente a ese gran reto que no es otro, sino el de facilitar el acceso a la vivienda a los jóvenes?

“Vivo con mis padres y me gustaría tener un piso más cerca de la Universidad donde estudio porque vivo lejos de la Universidad y el trayecto todos los días se hace duro, pero económicamente no es viable a corto plazo independizarme y comprar una vivienda porque con mis ingresos dando clases particulares a niños no te puedes independizar”, afirma Candela León Torres, estudiante de segundo curso de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Su realidad es la misma a la que se enfrentan muchos jóvenes en España y refleja el problema que los jóvenes siguen teniendo en nuestra sociedad: quieren comprar una vivienda, pero no pueden.

Actualmente, según el portal inmobiliario Idealista, el 82% de los jóvenes españoles de entre 16 y 29 años no podría independizarse por el alto precio de la vivienda y por los bajos salarios. Según las últimas cifras del Eurostat, en España, el 83,2% de los jóvenes entre 18 y 34 años viven con sus padres. La edad media de emancipación se sitúa en los 29,8 años, una cifra que sitúa a nuestro país en el vagón de cola y tres puntos por encima de la media de 26,5 años de la Unión Europea.

Lorena Ruiz González, estudiante de psicología en la Universidad Cardenal Cisneros en Alcalá de Henares, también vive con sus padres y su objetivo a largo plazo es comprar una vivienda. “Cuando acabe la carrera me gustaría independizarme y estar de alquiler primero compartiendo piso, pero luego mi objetivo es comprar una vivienda”.

Antes de la compra de un piso lo jóvenes buscan independizarse a través del alquiler o residencias de estudiantes, es el caso de Irene Pérez Toribio, universitaria de periodismo y comunicación audiovisual en la Universidad Carlos III. “En mi primer año de Universidad me fui a una residencia de estudiantes de la Carlos III porque la Universidad está en Getafe y estaba lejos de mi casa y fue una experiencia muy bonita porque te permite conocer mucha gente, pero este segundo año no lo podía mantener económicamente y estoy compartiendo piso con unas compañeras de la misma carrera”.

La precariedad laboral y los bajos salarios impiden que una buena parte de los jóvenes españoles pueda acceder a una vivienda en propiedad. Ni tienen capacidad para pagar la entrada inicial, ni un trabajo estable para hacer frente a la hipoteca.

“Yo he pasado 24 años de alquiler y llevo dos hipotecado. El paso para comprarte un piso es complicado porque tener una hipoteca es tener una espada de Damocles. La mayor barrera a la hora de acceder a la compra de una vivienda es tener ahorrado el 20% del importe de la vivienda que no te financia el banco. El Gobierno podría poner parte de crédito estatal para acceder a ese 20% que la banca no te da y otra medida sería recuperar la desgravación de la hipoteca en la declaración de la renta”, apunta Julio Arjona Pernia, profesor de filosofía del colegio Gredos San Diego de Alcalá de Henares.

¿Qué tipo de vivienda buscan los jóvenes? “Lo primero que yo miro es el precio, se tiene que ajustar a mi bolsillo, pero después para mí lo más importante son las comunicaciones, tener el transporte público cerca es importante y necesario. También entre los servicios que priorizo en una urbanización sería el gimnasio, para mi es algo positivo” apunta Adrián Ropero García, estudiante de segundo de ingeniería aeroespacial en la UPM.

Los jóvenes han cambiado su forma de vida y se adaptan a los nuevos usos sobre todo en ciudades como Madrid donde prefieren el pago por uso al pago por propiedad para el coche, lo que está aumentando el número de vehículos que se fabrican y que son adquiridos por empresas de alquiler y por firmas que se dedican al car sharing, “Para mí a la hora de buscar una vivienda la plaza de garaje no es algo prioritario, buscaría más la cercanía de poder ir andando a los sitios, en bici o ir en transporte público y si necesito un coche utilizaré la modalidad de car-sharing” explica Candela León.

Los jóvenes son sin duda la generación más preocupada por las cuestiones medioambientales, sostenibilidad y respeto por el planeta. Siguen fielmente el criterio de las tres R: reciclan, reutilizan y reducen. Además, apuestan por la adquisición de productos de segunda mano, el intercambio y una economía colectiva que minimice su huella en el medioambiente. “Lo más importante para mí a la hora de comprar una vivienda es el precio, pero también busco que sea vivienda sostenible. Sé que al principio una casa sostenible implica un mayor coste, pero a largo plazo se amortiza porque puedes reducir tu factura energética” señala Lorena Ruiz.

El nuevo cambio cultural entre los jóvenes genera una nueva forma de vida que va marcando el camino del sector inmobiliario. Para los jóvenes inversores que buscan una vivienda en propiedad o alquiler entre sus necesidades destacan aspectos como la sostenibilidad y las prestaciones tecnológicas. Los millennials han crecido en plena revolución tecnológica por lo que no conciben su vida sin los avances digitales en sus hogares. La domótica debe de estar presente en la vivienda de un millennial. Poder controlar los sistemas de seguridad, calefacción, procesadores de alimentos, iluminación, asistentes de voz, electrodomésticos inteligentes, smart tv o cerraduras digitales mediante una conexión a internet entran dentro de sus necesidades.

“La tecnología está muy bien, pero yo prefiero tener llaves para abrir la puerta de casa y no abrir a través de una aplicación por el móvil porque si pierdes el móvil no puedes entrar en tu casa. Es bueno que haya un mix, usos tradicionales con usos tecnológicos”, afirma Adrian Ropero.

¿Como serán las viviendas dentro de 40 años? Con el paso del tiempo los gustos y necesidades de los consumidores cambian continuamente, haciendo que los promotores se adapten a las necesidades de los clientes. Se buscan casas más modernas y funcionales que incorporan innovaciones tecnológicas y sostenibilidad. En definitiva, serán casas inteligentes. También están evolucionando los materiales en este sentido. Innovaciones como las fachadas ventiladas o industrializadas de madera, aerotermia, suelo radiante, gracias a todo ello se consigue un mayor aislamiento térmico en la vivienda. Esto conlleva un menor uso de recursos que nos hace ahorrar y ser más respetuosos con el medio ambiente. La otra gran novedad que definirán las casas del futuro es el Internet de las cosas. Como su propio nombre indica, esta tendencia se refiere a que los electrodomésticos y objetos del hogar tendrán su propia conexión a Internet. Desde programar la comida en un robot de cocina desde el trabajo para que esté recién hecha al llegar a casa, hasta abrir las persianas, encender la calefacción desde el móvil o que le frigorífico te indique los alimentos que te faltan y que tienen que comprar. Así serán las casas del futuro.