Un negocio que sabe adaptarse y evolucionar de la mano de la sociedad

La vivienda, por su naturaleza, es un bien de primera necesidad, es el elemento más expuesto a los cambios y evoluciones sociales. Y, por tanto, para entender bien el mercado inmobiliario actual no debemos olvidar que se trata de un fiel reflejo de la sociedad y su evolución en el pasado reciente. Por nuestra parte, aquellos que acometemos proyectos en el inmobiliario, debemos responder a las necesidades que detectamos en los usuarios para hacerlas coincidir con las variables externas, fundamentalmente económicas y financieras que se nos presentan, de modo que consigamos un equilibrio sostenible y rentable del negocio a largo plazo, al mismo tiempo que genere un impacto positivo para todos.

Desde que ASG Homes inició sus operaciones en el mercado español gestionando proyectos con capital internacional, no hemos dejado de adaptarnos a las necesidades de nuestros compradores. Pero también al modelo de negocio que tenemos con nuestros inversores basado en la confianza mutua. No solo se trata de rentabilidad, se trata de crear valor a todos los niveles. Tras un 2022 lleno de retos, miramos al 2023 con prudencia, pero con mucho optimismo, porque entendemos que hemos sabido conjugar diferentes necesidades.

Si hablamos de los retos que marcaron el año pasado, no podemos dejar de mencionar el final de la pandemia; que marcó un antes y un después en la sociedad y definió una nueva forma de relacionarse, de trabajar y de vivir en espacios que dejaron de tener usos definidos. Así, a la hora de continuar con los proyectos en marcha o de abordar otros nuevos, esto sería clave en la oferta a los futuros propietarios. De igual manera, la revolución energética y una mayor conciencia medioambiental condicionan que cualquier paso que se dé esté en consonancia con los criterios de sostenibilidad establecidos. No sólo por adaptar los edificios para que cumplan con la regulación, sino también por la mayor rentabilidad de futuro que los inversores podrán obtener en activos residenciales con características sostenible. Este aspecto constituye un reto para la obra nueva y la necesaria regeneración del parque inmobiliario español -obsoleto en gran medida- y de su búsqueda de un mayor impacto positivo para los usuarios, un menor coste de mantenimiento y consumos. Europa en general y España en particular, se encuentran ante un nicho de oportunidad extraordinario, si somos capaces de rehabilitar, reposicionar hacia un residencial mucho más sostenible aquellos edificios que hoy están obsoletos, o que no son eficientes desde el punto de vista energético y no contribuyen al impacto positivo de las ciudades.

Otro aspecto a tener en cuenta, es nuestra colaboración con las administraciones públicas ya que compartimos un mismo objetivo: garantizar a los ciudadanos el acceso a una vivienda de calidad. En este sentido, y en un entorno de sólida demanda de soluciones residenciales para las nuevas generaciones, sería razonable avanzar en regulaciones que faciliten y aceleren los nuevos modelos sociales (coliving – señor living). La creación y conservación de viviendas asequibles requiere que las diferentes partes implicadas trabajemos conjuntamente con el fin de proporcionar soluciones y beneficios. En este sentido, la colaboración público-privada ha dado muestras de éxito en otros países de nuestro entorno. Para conseguirlo se han valido del consenso y la voluntad compartida. Uno de los principales problemas y en el que estamos de acuerdo todos los agentes que operamos en residencial, es la falta de suelo en España. Este es, sin duda, uno de los principales obstáculos que impiden que haya una oferta suficiente para satisfacer la demanda del mercado. Los principales indicadores apuntan a que, en la actualidad, la necesidad de vivienda nueva sigue al alza pese a una situación coyuntural de subida de tipos de interés, de inflación, de falta de stock y de nuevos proyectos; la liquidez de las familias e inversores españoles sigue siendo muy elevada.

El impacto de la inflación -aun no controlada- y la consiguiente escalada de los tipos en el acceso a financiación tanto para desarrolladores como de clientes finales, marcará sin duda este ciclo. Sin embargo, no debemos dejarnos arrastrar por el pesimismo, si bien el sector ha sufrido una cierta desaceleración durante la última mitad del año anterior y principios del 2023, la evolución para 2024 no será negativa, ya que se espera que estas variables se estabilicen durante este año. Y es que el atractivo de la vivienda como un activo seguro y resiliente -tanto para inversores institucionales como para pequeños propietarios que ven en el ladrillo un bien confiable- sigue apuntalando la demanda.

Tampoco sería prudente olvidar que España continúa siendo un país atractivo para compradores e inversores internacionales, lo que ha reforzado la demanda y ha impulsado el desarrollo de nuevo parque inmobiliario. Por tanto, pese a unas mayores dificultades de financiación respecto a años anteriores, el mercado está lejos de paralizarse ya que los básicos del mercado son sólidos. Finalmente, otro de los retos que tenemos por delante es ser capaces de mirar al futuro con claridad, e ir por delante en los nuevos modelos residenciales que, más allá de la vivienda tradicional, emergerán para llevar a nuestro país al liderazgo. Tenemos la suerte de ser una de las sociedades con mayor esperanza de vida del mundo y, para dar respuesta a ello están llegando nuevos conceptos que debemos impulsar. Vemos como los grupos de edad más longevos, de entre 65 y 85 años, buscan espacios, bien en viviendas o bien en proyectos de senior living, que ofrezcan una gran calidad de vida y un acceso sencillo a los servicios necesarios. En cuanto a calidad de vida y servicios, España está sobradamente preparada para ofrecerlos.

En definitiva, el sector residencial español se ha ralentizado de manera temporal, pero sus fundamentos son sólidos y consistentes ya que existe: una gran demanda de vivienda nacional e internacional, capital -con mayor prevalencia del foráneo que en etapas anteriores- que sigue mostrando un “apetito” y consenso básico en la importancia de agilizar los trámites para los nuevos proyectos que tendremos.