Las exigencias en sostenibilidad derivan en una inflación ‘verde’

Debido a la transición energética se ha dejado de invertir en extracciones de materiales combustibles como fósiles y la escasez de materiales eleva los costes de construcción

El sector inmobiliario ha encendido todas sus alarmas ante la creciente subida de los costes de construcción que cerraron el 2021 con un incremento anual del 15,3%, hasta los 1.155 euros por metro cuadrado, según el informe de Tendencias del Sector Inmobiliario elaborado por Sociedad de Tasación.

“La hiperinflación alcanzada por algunos materiales de construcción probablemente se relaje a medida que se eliminen los cuellos de botella de los canales de suministros. Sin embargo, parte de dichos incrementos de costes han venido para quedarse como consecuencia de lo que algunos expertos denominan como “greenflation” o inflación verde, la derivada en precios de las exigencias de sostenibilidad y de cambio del modelo energético” explica Mikel Echavarren, CEO de Colliers España.

La decisión de acelerar a 2030 la reducción de emisiones de carbono un 55% respecto a las de 1990 y alcanzar la neutralidad climática (cero emisiones) para 2050 supone un giro radical al actual modelo de crecimiento. El cambio que defiende la Unión Europea y el gobierno español, es pasar de una economía basada en combustibles fósiles hacia las energías verdes y la sostenibilidad, pero ello está provocando algunos efectos. Según Mikel Echavarren, “no se invierte todo lo que debería hacerse en tecnologías que pronto serán obsoletas, como las centrales térmicas basadas en combustibles fósiles, en la minería del carbón o en ampliar minas de otros materiales porque afectan al medioambiente, como el cobre, el litio, etc. Sin embargo, la demanda de materiales que se utilizan en paneles solares o en coches eléctricos se multiplica exponencialmente por la oleada verde, ESG o tecnológica sin que el mercado de oferta pueda adaptarse a la misma por las limitaciones de las nuevas políticas ESG y la presión de movimientos ecologistas”.

Como ejemplo de esto podemos citar el aluminio, que es un material imprescindible en los paneles solares, pero por otro lado, no se permite ampliar las fábricas o las minas de este material, cuyo proceso de extracción y transformación es contaminante. Lo mismo pasa con el cobre, que es un material imprescindible para las nuevas tecnologías de la comunicación y que incluso podemos decir que está viviendo su segunda juventud por su utilización en los coches eléctricos. Su demanda es mayor que nunca y crece de forma exponencial, pero por ejemplo en Chile se impide abrir nuevas minas porque afectan a tierras históricas de los indígenas.

Madera, aluminio, acero o vidrio son algunos de los materiales que más han incrementado su precio durante los últimos meses, acumulando subidas que alcanzan incluso el 30% en el caso del cobre. El encarecimiento de estas materias primas ha incrementado el coste total de las obras, de media, entorno a un 22%. Según un informe de la constructora ACR, el acero es uno de los materiales más caros, con subidas del 35% en nueve meses, lo que en la práctica provoca que el coste de la construcción de una estructura sea hoy un 28% más elevado.

Los expertos del sector piensan que esta situación es fruto del acelerado progreso hacia las energías verdes que está generando escasez no solo de cobre y aluminio, sino de todo tipo de materiales.

Esa escasez sería la causa de la greeninflation que ya frena la recuperación económica de la pandemia. Argumentan que debido a la transición energética se ha dejado de invertir en extracciones de materiales combustibles como fósiles y otros, que parecen no tener el futuro asegurado en los mercados. Esa escasez empuja los precios de la energía al alza que a su vez encarecen toda la cadena de valor.

Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del BCE ya apuntaba que la transición energética era necesaria, pero era probable que resultara inflacionista. “La inflación verde es muy real y no solo no es transitoria, sino que es probable que empeore”.

Mikel Echavarren cree que ambas energías deberían de convivir para una transición más suave. “A diferencia de otros procesos de transición históricos, como de la vela al vapor, ambas tecnologías, la obsoleta y la nueva, convivieron y compitieron durante decenios, en momentos donde ambas evolucionaron en eficiencia y su transición se hizo sin grandes disrupciones. Actualmente, el abandono de fuentes de energía o las limitaciones de tecnologías por motivos puramente ideológicos está provocando un estrés en las estructuras de producción y fabricación de materias primas y de bienes cuya derivada principal es el incremento de costes y de precios finalistas”.

José María Basañez, presidente de Tecnitasa asegura que “la fuerte subida de precios de la mayoría de los materiales de construcción y los problemas de abastecimiento harán que suban los precios en el sector inmobiliario, en general, y de la vivienda en particular”.

Algo que también comparte Miguel Ángel Peña, CEO de Lar Residencial, y en lo que está completamente de acuerdo. “El acero está subiendo mucho en el último año, con subidas del 35% y también el resto de los materiales de construcción están experimentando subidas y esto puede repercutir en el precio de la vivienda”.

El incremento de precios derivado de la aceleración del cambio del modelo energético ha generado una inflación verde que según analistas del sector “no es temporal, sino estructural y ha venido para quedarse”.