La transformación digital de los edificios y las ciudades

El mundo está cada vez más mega urbanizado con ciudades cada día más grandes y más pobladas. Desde 2007, más de la mitad de la población mundial ha estado viviendo en ciudades, y se espera que dicha cantidad aumente hasta el 60% para 2030. Las ciudades y sus áreas metropolitanas se constituyen en centros neurálgicos del crecimiento económico, que contribuyen al 60% aproximadamente del PIB mundial. Sin embargo, también representan alrededor del 70% de las emisiones de carbono mundiales y más del 60% del uso de recursos que consumimos anualmente de un planeta sobreexplotado a más de 1,5 veces su capacidad de renovación anual.

Especialmente desde los últimos 20 años en todos los foros vinculados a la ciudad, las infraestructuras y la edificación se viene hablando de la conciencia medioambiental que necesita la sociedad frente a la situación climática existente y sobre los inminentes problemas de habitabilidad, provocados por el aumento de la población en las urbes, que se estima llegara a los 5.000 millones de personas para el año 2030. Ambos retos, se han evidenciado de nuevo y acrecentado con la crisis sanitaria acaecida por el Covid-19, poniendo de manifiesto la necesidad inmediata de adaptar las ciudades, los distritos y los edificios para hacerlos menos contaminantes y mejorar su habitabilidad, en definitiva, más sostenibles desde un punto de vista medioambiental, social y, por supuesto, económico.

Por fin la calidad de vida del ser humano, su salud y bienestar toman el protagonismo que muchos reclamaban desde hace tiempo y que, entre varias acciones urgentes reclama planificar, desarrollar y gestionar la ciudad, los barrios y los edificios de una forma diferente que priorice la sostenibilidad y la economía circular. Los avances tecnológicos y la digitalización son ya, dentro de este paradigma, una herramienta crucial para hacerlo posible.

Las ciudades se están transformando, y adoptan la tecnología en aras de conseguir una gestión más eficiente de sus recursos, mejorando la experiencia del ciudadano, la habitabilidad de sus barrios y edificios, así como la mejor y más eficiente provisión de servicios y, por supuesto, la resolución de retos relacionados con la salud de los ciudadanos. La inversión en transformación digital puede ser muy diversa, por lo que conviene que esté alineada con la Visión y la Estrategia de la Ciudad, esté adecuadamente priorizada en la hoja de ruta y sea evaluada en sus logros y contribuciones a la ciudad en los tres aspectos que hemos comentado anteriormente: medioambiental, social y económico. Es clave que la era digital con sus múltiples soluciones, contribuya a los objetivos marcados para su implementación en la ciudad y que sus aplicaciones no se constituyan como instrumentos inconexos y efímeros, sino como una auténtica red al servicio de una gestión mejorada y alineada con los objetivos de la ciudad y sus distritos. En este contexto existen grandes oportunidades TIC: la mejora en la generación y provisión de energía, su eficiencia, la mejora de la gestión de los servicios, el mantenimiento y conservación, la movilidad, el reciclaje, etc. Gran parte de ellas requieren por resolver previamente otros desafíos que existen en la actualidad -gestión del tráfico, la seguridad, los residuos, el agua, etc.-. La gestión de datos en tiempo real, que favorezca una gestión sostenible de los servicios ha sido identificada ya por muchas ciudades como un área de oportunidad.

Con la transformación digital de los edificios y las ciudades se impulsa otra forma de hacer urbanismo, en la que el co-diseño y la co-creación toman protagonismo, ya que permiten a las empresas proveedoras y a los propios vecinos influir y decidir sobre cómo quieren que sea su barrio. Se potencia así el análisis del ciclo de vida de los productos y el cálculo de la huella de carbono, redundando en un elevado beneficio medioambiental y una mejora de la calidad de vida. Y en todo este entramado, surgen iniciativas realmente interesantes que pueden resolver, en gran parte, la problemática actual.

Las ciudades inteligentes representan una oportunidad de negocio para empresas emergentes que están desarrollando tecnologías innovadoras. Son muchas las start-ups que, unidas a las empresas ya existentes, ofrecen iniciativas de éxito. En ocasiones las iniciativas llegan muy lejos. Por ejemplo en edificación de vivienda tenemos una gran variedad de innovaciones: desde cubiertas tipo Cool Roof, con superficies de elevado índice de reflectancia solar para reducir el efecto de isla de calor urbana en verano, ofreciendo soluciones integrales de impermeabilización y aislamiento, hasta baldosas que funcionan de forma independiente, cada una con una CPU integrada que regula la temperatura a la que se tiene que calentar y disponen de sensores ambientales que permiten su toma de decisiones de forma autónoma, convirtiéndolas en un sistema de calefacción inteligente, o cubiertas activas frente a NOx, con tratamientos para reducir la contaminación urbana causada por los óxidos nitrosos, etc.

De igual forma ocurre en el ámbito de la ciudad inteligente, existe ya en el mercado multitud de opciones. Desde grandes avances en la visibilidad, análisis y gestión del comportamiento de la ciudad en sus distintos ámbitos de servicio, hasta Apps para dinamizar las opciones de movilidad del ciudadano, que mitigan los problemas de tráfico, aparcamiento, uso de los medios de transporte más contaminantes, etc., apps que permiten monitorizar en tiempo real la calidad del agua o la afluencia de público, sensores en el mobiliario urbano -patinetes, bicis, farolas- para medir la calidad del aire u optimizar el gasto eléctrico, instalación de paneles fotovoltaicos en dicho mobiliario prexistente -semáforos, señales de tráfico-, monitoreo digital de los contenedores para mejorar la recogida de residuos, o una gestión inteligente mejorada de la calefacción urbana (District Heating). Todo ello, con el objetivo de contribuir a la sostenibilidad en su sentido más amplio. Optimizar el consumo de los recursos, con especial énfasis en el consumo energético, reducir las emisiones de CO2, aumentar el bienestar de los ciudadanos a través de una mejora del hábitat urbano y de los servicios que requiere. Creemos que es a lo que debe contribuir de forma fundamental la transformación digital de los edificios, los barrios y las ciudades.