Uniapartamentos flexibles, una solución para hogares unipersonales
En España y en Uruguay, instituciones como pueden ser el Ayuntamiento de Madrid o la Intendencia de Montevideo, tienen la oportunidad de estudiar y viabilizar un cambio genérico en las actuales normativas para que, innovando en la materia, se evalúe la norma sobre la cual se basan las condiciones mínimas de habitabilidad en viviendas con una superficie útil mínima de 25 m2.
La idea apunta a una flexibilización de la reglamentación de las viviendas autorizadas con este metraje, no delimitando espacios interiores como las actuales normativas y posibilitando la construcción de la totalidad de las unidades en un solo un edificio; considerando para ello, espacios abiertos propios, vanos y ángulos de giro que contemplen la accesibilidad motriz. El concepto de vivir en solitario (hogar unipersonal) conjuga la nueva tendencia de mucha gente de diversas franjas etarias y géneros y conllevan la necesidad de tener una vivienda propia de estas características, que compondría un nuevo concepto urbano de soluciones habitacionales para viviendas que podemos llamar uniapartamentos.
Esta apertura se vería reflejada en que las personas que componen estos hogares unipersonales tendrían acceso a los créditos bancarios para viviendas acordes a sus necesidades. La alternativa, no se contradice con las intenciones de las actuales normativas, sino que por el contrario brinda nuevas soluciones habitacionales a un sector de la población que hoy día no está totalmente contemplado. Los criterios de habitabilidad e higiene son los que determinan sus dimensiones y los requisitos de iluminación y ventilación, aunque sin condicionar ni limitar el diseño arquitectónico en cuanto a los espacios predeterminados. Las características culturales de nuestra población en un mundo globalizado y con tendencias que marcan el crecimiento de estos “nuevos hogares” justificarían un cambio o flexibilización en los criterios y normativas actuales.
Se estima que esta variante no dificultaría la gestión pública y privada de los técnicos, ya que no generaría incertidumbres en el contralor del proceso de construcción, así como tampoco en la calidad final de la vivienda, al no reducir el metraje mínimo cuadrado, sino redistribuyéndolo bajo un nuevo concepto de mayor vigencia.
Se podría incluir a los efectos de salubridad y legales, que, al adoptar el uso de esta variante, se pudiera tener la alternativa de controlar o establecer que las mismas no excedan determinada densidad habitante/m2, a fin de no hacer viviendas “tóxicas”, sumado a que podría generar una aglomeración habitacional que no iría en concordancia con los metrajes diseñados para los espacios comunes de cada edificio según la cantidad de viviendas. La densidad de las personas (y otras fuentes de emisiones) afecta la calidad del aire interior, por lo cual lo que por un lado se solicita flexibilizar, y por otro se deja abierta la posibilidad de legislar con una norma que vele por el cumplimiento de la calidad del aire y espacio interior en la densidad de personas por m2. Entendemos el espíritu de las normativas actuales, pero sería negacionista el ignorar la “tendencia creciente” de los valores que reflejan los censos habitacionales oficiales realizados en España (Madrid) y en Uruguay (Montevideo) en cuanto a hogares unipersonales.
¿Por qué 25 m2 con distribución no acotada?
Un mayor metraje haría demasiado “cómodo” el uniapartamento e implicaría que la persona no socializaría e incrementaría su soledad. Un área de terraza privada de 6,70 m2 libres da un espacio más saludable en la previsión de aislamientos.
El aporte de lugares comunes definidos y variados prevé y ayuda a que la vida “en solitario” no lleve a perder la conexión y sensibilidad social. Si bien no es lo mismo que la soledad, la sensación de estar aislados trae perjuicios para el bienestar emocional y para la salud. Hay que tener en cuenta que, por definición de la Real Academia Española, “familia” se cataloga a un conjunto de personas que comparten alguna condición, opinión, tendencia o tenencia, así como también a un grupo de personas relacionadas por amistad o trato. Por ese motivo son muy importantes y de condición sine qua non de que los proyectos de estas unidades habitacionales cuenten con amplios y variados espacios comunes a fin de socializar.
Esta idea abarca más que la definición, y necesita que crezca sustentada y se valide con el esfuerzo de profesionales del sector arquitectónico, sociológico, legal y tecnológico. Consideramos que el “uni apartamento” podría ser utilizado por una persona, máximo dos, en el área que constaría de 25 m2. Es lógico que se piense que el metraje y la distribución, no se considere adecuada a una vivienda para el desarrollo familiar dado que la condición de hogar “unipersonal” no es una condición de carácter permanente, pero como ya se mencionó, hay dos franjas etarias bien marcadas de un antes y un después del desarrollo familiar que proyectan en tendencia creciente hogares “unipersonales” concretos y que serían ávidos usuarios de este tipo de desarrollos.
Según la idea genérica, se estima aprovechar al máximo los metros cuadrados de la propiedad, sumando al desarrollo todos los elementos para la accesibilidad motriz en general, considerando todos los puntos clave de acceso al edificio y a la vivienda a fin de acabar con las barreras arquitectónicas en los edificios de viviendas, garantizando el libre acceso de las personas con movilidad reducida. Este punto es fundamental, sobre todo teniendo en cuenta un creciente porcentaje de personas con discapacidad y una importante tasa de personas en la generación (+50) que podrían acceder a este bien.
Los espacios comunes básicos pueden ser varios, considerando en su diseño la interacción y socialización de las personas en un ambiente “familiar” y según el diseño y autorización por parte del Ayuntamiento o Intendencia, dejar abierta la posibilidad de instalar una cocina comunitaria. La conclusión es que esta idea es viable si se autorizan edificaciones en altura para este tipo de viviendas con sus respectivos espacios comunes. Es una opción interesante siendo que creo define una relación entre lo privado y lo común optimizando un modelo hibrido-familiar. Solo hay que flexibilizar las normativas.