Experiencia usuario y productividad, nuevos valores del ‘real estate’

En la era post-pandemia el valor de los activos físicos dedicados a espacios de oficina incluyen una nueva variable, que es el deseo de los empleados en trabajar en ellos, lo que determinará el número de metros cuadrados que necesita una organización. Y aunque más allá de este deseo en sí, la digitalización y los nuevos hábitos de trabajo (que ya han sido plenamente interiorizados por los empleados en cualquiera de sus formatos: 100% teletrabajo o híbrido) han cambiado el paradigma, los gestores de oficinas deben comprender estas tendencias porque estos espacios de trabajo ya no se pueden entender como se hacía hasta el inicio de la pandemia en 2020: metros cuadrados, servicios y ubicación. Por otra parte, en breve llegarán las nuevas generaciones a la oficina. Y esto, ¿qué implicará? Según una encuesta de Harris Covid Tracker, el 85% de los miembros de la generación Z (nacidos entre 1995 y 2000), quieren poder trabajar a distancia desde donde deseen, y más del 80% quieren poder viajar mientras trabajan a distancia.

¿Qué modelo de negocio tendrá éxito en el futuro? Llevamos ya algunos años hablando del Real Estate-as-a-Service (REaaS), pero ¿qué comporta este nuevo modelo de negocio? ¿Y qué papel juegan en él los nuevos edificios inteligentes? Vender productividad en lugar de espacio. El reto de las organizaciones será conseguir atraer a los empleados de nuevo a las oficinas, y no va a ser tarea fácil: las oficinas, tal como las dejamos hace unos meses, fueron diseñadas para una función que ahora ya puede desarrollarse desde otros lugares.

La función de las oficinas ha evolucionado exponencialmente en el último año y medio, desde el simple concepto de “un lugar de trabajo” al de un lugar de trabajo que permite a los usuarios (individualmente como empleados y corporativamente como empresas) reunirse, colaborar, relacionarse, co-crear y no menos importante: transmitir valores corporativos (cultura empresarial), por lo tanto, tener un desempeño mejor que en cualquier otro lugar. Éste va a ser objetivo real por el que una organización va a elegir un espacio de trabajo. El enfoque va a centrarse en el usuario para proporcionarle un espacio que ofrezca comodidades, flexibilidad, sentido de comunidad y experiencias que logren que los usuarios regresen, siendo más eficientes y productivos, porque no debemos perder el foco y olvidar que la oficina es un lugar de trabajo.

¿Y cómo mejorar el desempeño de los empleados desde un edificio? El REaaS genera ingresos basados en el resultado de una experiencia usuario mejorada (que incrementa la productividad) que es proporcionada desde el propio edificio “conectado”, y cobrada a demanda.

La aportación de los edificios inteligentes. En este entorno, el papel de los edificios inteligentes es obviamente cada vez más relevante. El edificio inteligente conecta usuarios con servicios, en beneficio de productividad de la organización y del bienestar del propio empleado. La infraestructura física se entiende como facilitadora, aunque esto cambia fundamentalmente el modelo de negocio de los gestores de oficinas, que van a convertirse en proveedores de servicios como “custodios” de una infraestructura física y otra digital. El edificio inteligente es una fuente inagotable de datos (first party data), lo que permite no sólo su análisis para la mejor toma de decisiones, también poder aprovechar esta información de primera mano y poder ofrecer experiencias personalizadas que puedan ser monetizadas en diferentes formatos: suscripciones, modelos basados en el consumo o monetización de datos.

Gestionar eficientemente la documentación en “la nueva oficina”. En un entorno VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad) como el actual, se hace imprescindible recibir la información de forma ágil y segura, sin incurrir en costes adicionales derivados de la localización física del usuario. Porque no entregar la documentación a tiempo conlleva pérdida de agilidad en los procesos y en la toma de decisiones, afecta a la productividad y puede acarrear graves consecuencias si estamos hablando de documentación oficial con plazos.

La tecnología y la conectividad, deben garantizar que estos flujos de documentación e información sean óptimos, y estén alineados con el “plan espacial” de cada uno de los usuarios, que pueden trabajar en las oficinas corporativas diariamente, teletrabajar al cien por cien o solamente hacerlo determinados días. Si bien cada organización tiene una casuística y unas necesidades concretas, así como diferentes grados de implementación en procesos digitales, es imprescindible que la tecnología permita armonizar los mundos físico y digital en al ámbito de la logística documental. La accesibilidad a la información, la personalización (capacidades de adaptación a las necesidades concretas de cada organización) y la experiencia de usuario serán muy valoradas, sin olvidar algo tan crítico como la ciberseguridad.

Algunos ejemplos inspiradores como Cubework es un modelo a observar por parte de los gestores inmobiliarios. La empresa estadounidense se dedica a personalizar espacios de trabajo, en este caso, especialmente almacenes, junto con pequeñas áreas de trabajo altamente interactivas, para lo cual se ha aliado con tecnológicas como Amazon o Samsung. A sus clientes, Cubework les ofrece no sólo espacio de almacenamiento y oficinas, sino también soluciones de software de gestión de almacenes y transporte, salas de conferencias, bebidas, seguridad, circuito cerrado de televisión, gimnasio y sala de juegos. Por su parte, la inmobiliaria CBRE ha lanzado Hana Suit Teams, un concepto de espacio flexible corporativo que incluye conectividad de velocidad gigabit, wifi de alta densidad y tecnología de vanguardia, con un enfoque en la seguridad y la privacidad, diseñado, entre otros, para garantizar el cumplimiento de la normativa vigente respecto al uso de datos.

Son dos ejemplos inspiradores de hacia dónde se dirige el sector de las oficinas. Asumir esta transformación cultural y de estrategia de negocio deberá empezar a colocarse entre las prioridades de la agenda de los propietarios de inmuebles que, de otro modo, pueden ver a corto y medio plazo cómo sus espacios, entendidos simplemente como metros cuadrados y ubicaciones, pierden interés para las empresas.