‘Adaptable Architecture’

Estamos viviendo una situación excepcional, totalmente inesperada. Durante los momentos más duros del confinamiento, nuestra movilidad se redujo a lo mínimo, y nuestros movimientos se restringieron a necesidades esenciales, y en un espacio de tiempo acotado. Tuvimos que aislarnos y permanecer en casa, lo que hizo que nuestros hogares se transformaran en nuestros espacios de trabajo, nuestras escuelas, nuestros gimnasios y nuestros espacios de reunión y socialización con los nuestros. Incluso la misma forma de movernos por las calles o ir de un lugar a otro, ya sea a comprar o al trabajo, ha cambiado de manera radical, lo que nos hace reconsiderar algunas cosas que previamente hemos dado siempre por garantizadas.

Por esta razón, cuando estas limitaciones han ido desapareciendo, y ahora que estamos en un momento de incertidumbre debatiendo si deben volver, tenemos que considerar con especial cuidado cómo queremos vivir en nuestra “nueva normalidad”, y evaluar si queremos volver a todo lo que teníamos anteriormente o si, por el contrario, podemos reconsiderar las bases de nuestra forma de vida, aprovechando que durante este confinamiento global hemos tenido la oportunidad de testearla y evaluarla y que hemos visto afectada a varias escalas:

Desde la escala de la ciudad hasta la escala doméstica: durante el confinamiento, es indudable que nuestras ciudades han respirado gracias a la movilidad reducida y a la limitación de operaciones, y que, a posteriori y gradualmente calles fueron ocupadas por peatones en lugar de coches, sacando a la luz la “ciudad esencial”; nuestras casas por otro lado, se han convertido en espacios multifuncionales capaces de adaptarse a (casi) todo lo que necesitamos -lugares de trabajo, gimnasios, espacios de cultura, etc-.

Hemos podido testear la elasticidad de nuestra red logística y cadena de suministros, que han demostrado lo fundamental de su servicio. Gracias al comercio electrónico, hemos podido suplir tanto nuestras necesidades básicas como aquellas no tan básicas, y no sin esfuerzo, la industria ha sido capaz de responder de manera rápida y eficaz a la continua demanda.

Nuestro sistema sanitario ha demostrado su fortaleza, sin embargo, al mismo tiempo, ha salido a la luz una necesidad latente de flexibilidad para ser capaz de responder a cualquier situación inesperada, ésta o cualquier otra que no somos capaces ni de imaginar. Hemos visto cómo en todas partes del mundo estadios, auditorios, campus de universidad, aparcamientos, pabellones y estadios han sido transformados en hospitales de emergencia, tratando de cubrir las crecientes necesidades que las circunstancias han demandado.

La tecnología se ha convertido en nuestro aliado durante esta situación excepcional y las redes han demostrado una capacidad robusta. Hemos trabajado en la nube, socializado a través de aplicaciones media, aprendido online; conectados unos con otros permanentemente.

En este periodo hemos aprendido una nueva manera de trabajar, vivir, y de utilizar nuestros espacios y ciudades. Hemos experimentado algunos cambios en nuestra manera de vivir, que, de alguna forma, nos hemos dado cuenta de que eran necesarios. Y ahora tenemos que aprovechar la oportunidad que esta situación nos ha dado, y asegurarnos que algunos de esos cambios han venido para quedarse.

-Movilidad – trabajo: Trabajar desde casa -o desde cualquier otro lugar- es una realidad. Somos tan productivos, creativos, colaborativos -o incluso más- trabajando en remoto como lo somos en nuestras oficinas. Gracias a las tecnologías y los servicios en la nube, no necesitamos demostrar nuestra capacidad y productividad con nuestra presencia, e incluso nuestros clientes se han dado cuenta de esto mismo. En estos momentos hay muchas ideas sobre cómo debería ser el futuro de los espacios de trabajo, pero casi todas ellas consideran el trabajo en remoto como un elemento clave.

-Tecnología – aprendizaje: como base de nuestra sociedad, el sistema educativo ha demostrado, a pasos agigantados, la necesidad que tenían de adaptarse a la tecnología, y en ese sentido el futuro de la educación debe ser reconsiderado. Los escolares han experimentado una nueva manera de aprender, a través de clases online y trabajo en remoto, con diferente éxito fundamentalmente en función de las condiciones socioeconómicas, por un lado, la madurez del alumno por el otro. Las universidades terminaron sus cursos con trabajos en remoto, y algunas están barajando una combinación permanente de educación presencial y educación a distancia para el futuro cercano.

-Adaptabilidad – vida: Empezando por cada una de nuestras casas, se ha demostrado que los espacios que diseñamos deben tener la capacidad de ser adaptables a diferentes usos y necesidades, diferentes situaciones y requerimientos. Hemos visto hoteles, auditorios, transformados en hospitales. También cómo los comercios, restaurantes, museos, han hecho un esfuerzo tremendo en adaptar sus espacios a la distancia social requerida y a las necesidades de tomar medidas extrahigiénicas. Esto demuestra la necesidad que tienen los espacios de ser adaptables y flexibles, para ser capaces de ajustarse a diferentes factores y requerimientos.

Como arquitectos y diseñadores, debemos jugar un papel esencial en estas tareas. Considerar cómo podemos desarrollar edificios, espacios que sean capaces de adaptarse a diferentes usos, diferentes funcionalidades y diferentes requerimientos. Responder a los requerimientos de mañana, ya que nuestros proyectos están destinados a durar generaciones. Apoyándonos en herramientas que pueden ayudarnos a asegurar esta adaptabilidad y flexibilidad que debemos dotar a los espacios que diseñamos. A través de la modularidad en el diseño, podemos asegurar flexibilidad, mejoras y reconfiguraciones de los espacios. Dividir el diseño en pequeñas piezas que pueden mezclarse en diferentes configuraciones. Aprovechando las ventajas que nos da la industrialización en la construcción podemos, además, dotar a los edificios de una mayor flexibilidad que nos permita la actualización y mejora de los edificios y los espacios. Por último, promover el diseño y la ejecución de instalaciones del edificio de acuerdo a las últimas tecnologías e innovaciones del sector, es clave para garantizar la adaptabilidad de los espacios a los posibles cambios requeridos por diferentes usos y situaciones.

Desde luego, no es posible asegurar cómo será esta “nueva normalidad”, pero hay una cosa que hemos demostrado: que somos capaces de adaptarnos a un escenario completamente diferente en un tiempo récord. Trabajar, aprender y socializar pueden verse ahora desde una nueva perspectiva, un punto de vista dinámico y ágil a pesar de las circunstancias. Los espacios que diseñamos, construimos, utilizamos y vivimos deben tener la capacidad de ajustarse a cada nuevo requerimiento en tiempo real, y con el compromiso de todos los agentes involucrados, nuestros espacios no sólo serán capaces de adaptarse a las circunstancias más increíbles, sino que se convertirán en un punto de partida para el desarrollo de una sociedad más preparada y resiliente.