¿Se han hecho los deberes en el sector inmobiliario español?

El sector inmobiliario sufrirá el impacto de esta crisis con caídas de precios en la vivienda, menor actividad de compraventa residencial y también menor inversión en activos terciarios. Sin embargo, los descensos de estas cifras no tendrán el mismo significado ni lograrán generar el mismo daño que sufrieron las empresas del sector durante la anterior crisis. La clave de esto se encuentra en la nueva estructura financiera de estas empresas.

Con unos balances mucho más robustos y saneados que hace una década, las firmas inmobiliarias dan respuesta a una pregunta que se ha repetido durante años: ¿ha aprendido el sector de los errores de la crisis? Esta vez estamos viendo que la mayoría de compañías sí lo han hecho. La mayor parte del tejido empresarial inmobiliario hizo los deberes. Ajustó costes, mejoró su eficiencia operativa, diversificó o se especializó, analizó mejor los riesgos, financió menos y con más prudencia, no compró suelo descontando expectativas futuras de precio. Se profesionalizó.

Los años de reestructuraciones y la posterior etapa de crecimiento han servido a una gran parte del sector inmobiliario para consolidar sus negocios, pero esto no quiere decir que el ladrillo pueda con todo. La posibilidad de que esta crisis, que empezó siendo sanitaria y se ha convertido en económica, se extienda demasiado en el tiempo puede poner de nuevo contra las cuerdas a este sector. Si bien, el futuro del inmobiliario dependerá, no solo de la gestión que las empresas hagan durante esta crisis, que por supuesto será vital para su supervivencia, también del papel que las administraciones quieran darle a este mercado, que durante tantos años ha supuesto una de las mayores fuentes de empleo y riqueza de este país junto al turismo. Demonizar y denostar al ladrillo no tiene sentido. El ladrillo puede impulsar la economía de España y puede hacerlo sin que ello nos lleve de nuevo a una burbuja.