España necesita más de 100 residencias al año hasta 2050

Es un sector muy potente para la economía y el empleo. Genera casi el 1% del PIB en España. En 2050 pasaremos de 9 a 16 millones de personas mayores de 64 años.

La esperanza de vida en España se ha incrementado notablemente al mismo tiempo que se ha reducido la natalidad, produciendo un envejecimiento de la población: actualmente, el 19% de la población tiene más de 64 años. A partir de esa edad, la esperanza de vida media es de 22 años, pero solo un 53% de ese tiempo es en condiciones saludables, es decir, vivimos más, pero el aumento de la longevidad tiene asociado un deterioro que requiere de unos cuidados específicos. La Federación Empresarial de la Dependencia (FED) en su informe Radiografía del sector de las residencias para la tercera edad en España, elaborado por la consultora PWC apunta que de acuerdo con las estimaciones del INE, de continuar esta tendencia, en 2050 pasaremos de 9 a 16 millones de personas mayores de 64 años en España, aproximadamente un tercio de la población, lo que nos situaría como el 4º país más envejecido de la Unión Europea. “Esta previsión para 2050, lejos de verse como algo negativo es un motivo de satisfacción porque significa que vivimos más y en mejores condiciones. Y esto genera una oportunidad en España de tener el reto por delante para satisfacer las necesidades de estas personas que se van a ir incorporando a esta franja de edad y que tienen otras costumbres y otra forma de ver la vida diferente de como la han tenido las personas anteriores y la oportunidad están en dar servicios a todas esa demanda con una vida saludable” apunta Ignacio Fernández-Cid, presidente de la FED.

Las residencias son un motor de la economía y de la creación de empleo. Es un sector muy atomizado, en el que existen alrededor de 5.600 residencias, con una oferta de casi 381.000 plazas residenciales (frente a las 112.000 camas hospitalarias, por ejemplo), que genera una actividad económica de 4.500 millones de euros. Además, la dependencia tiene un importante efecto arrastre: por cada 1 euros ingresado en el sector, se generan 0,7 euros adicionales en el resto de la economía. “Somos un sector muy potente y muy dinámico no tenemos nada que ver con el sector de la beneficencia, que algunos siguen empeñados en que somos, pero eso ya se ha quedado en el pasado. Actualmente en el sector de la dependencia tocamos distintas ramas como es residencias, centros de ayuda domiciliaria, ayuda domiciliaria y teleasistencia. Y solo en el sector de las residencias genera casi el 1% del PIB del país”, declara Fernández-Cid.

El volumen de facturación y la intensidad de creación de puestos de trabajo convierten al sector en una herramienta de reducción del déficit público. La actividad económica generada, de forma directa e indirecta, por el sector de las residencias revierte al Estado a través de una mayor recaudación por IVA, Impuesto de Sociedades, IRPF y cotizaciones sociales. De acuerdo a los cálculos realizados por la FED, por cada 1 euro pagado en una residencia, el Estado recibe 0,41 euros en tributos y cotizaciones. Si tenemos en cuenta que el estado financia solo una parte del precio, por cada 1 euro de gasto público, recibe de vuelta 0,64 euros.

En lo que respecta al empleo, cabe destacar que el sector de las residencias privadas emplea a más 155.000 trabajadores directos en 2018, alrededor de un 1% del total de ocupados en España. “El 91% de los trabajadores que tienen un empleo a tiempo parcial por cuidar a un dependiente es empleo femenino y los máximos puestos de responsabilidad los ocupan las mujeres”, asegura Fernández-Cid.

La Organización Mundial de la Salud recomienda contar con 5 plazas por cada 100 personas mayores de 64 años para cubrir la demanda de residencias para la tercera edad, tasa que ya cumplen países como Holanda, Suecia, Bélgica, Finlandia, Alemania y Francia; y que España, con una ratio de 4,4 plazas, presenta un déficit de alrededor de 66.000 plazas. Si ya existe en España un déficit de, aproximadamente, 550 residencias para la tercera edad (de 120 plazas de media), el paulatino envejecimiento de la población y el aumento del índice de dependencia agravará esta situación de tal forma que, basándonos en las estimaciones demográficas del INE y las recomendaciones de la OMS, se necesitarán alrededor de 785.000 plazas residenciales en 2050, el doble de las existentes en 2018.

Según PWC, en 2050, será necesario cubrir aproximadamente 400.000 plazas adicionales, lo que supone la construcción de más de 100 residencias nuevas cada año por lo que la FED considera insuficiente el presupuesto de 600 millones de euros que propone el Gobierno para reforzar el sistema de dependencia.

“Duplicar la actual cifra de residencias supondría, aproximadamente, una inversión de 35.000 millones de euros y la generación de 150.000 puestos de trabajo adicionales, lo que consideramos un reto factible y razonable pero que requiere de las condiciones necesarias para favorecer la inversión y de ese espíritu de colaboración publico - privada que en este sector siempre ha sido un modelo de éxitos y que nos ha traído unos buenos resultado, por lo que proponemos al Gobierno actual seguir en esta línea presentando proyectos que tengan sentido y que nos permitan captar esos 140.000 millones que nos han prometido en Europa, vía préstamos por un lado, y vía subvenciones, por otro. Dotar de 600 millones es insuficiente y tenemos una oportunidad muy grande tanto para el sector inmobiliario, como de equipamientos, de alimentación, etc., porque las residencias para mayores generan negocio”, señala Fernández-Cid.