El camino de emprendedor a empresario en tiempos de incertidumbre

La falta de recursos, la incertidumbre del mercado y la necesidad de hacer crecer la compañía son los principales obstáculos a los que un emprendedor se tiene que enfrentar durante su trayectoria empresarial. Es importante entender que ser emprendedor no es sólo tener una idea innovadora, sino también tener la habilidad de convertirla en un negocio rentable y a la vez escalable, es decir, que el producto o el servicio se pueda ofrecer a cualquier compañía de cualquier sector y en cualquier país.

En el intento de hacer crecer el negocio y propiciar su expansión, la tecnología desempeña un papel fundamental. Contar con herramientas tecnológicas desde la creación de la empresa es una elección estratégica y beneficiosa teniendo en cuenta el entorno empresarial y de mercado, profundamente inmersos en una transformación digital sin precedentes. En este sentido, la tecnología ha transformado la forma en que las personas interactúan, compran y consumen productos y servicios, lo que ha contribuido a que las empresas hayan tenido que transformar sus modelos de negocio a través de la digitalización para responder a las crecientes necesidades de clientes y consumidores.

La tecnología es imprescindible para automatizar y optimizar todo tipo de procesos, lo que conduce a una mayor eficiencia operativa y una mejora de la productividad. Asimismo, internet y las plataformas digitales permiten a las empresas llegar a un público global sin las limitaciones geográficas tradicionales. En esta línea, la evolución continua e incesante de las soluciones digitales aporta nuevas oportunidades para la innovación en productos, servicios y modelos de negocio, y su máximo objetivo es dotar de una ventaja competitiva a las empresas.

Otro aspecto necesario para pasar de emprendedor a empresario se centra en profesionalizar el negocio, lo que implica contar con perfiles diversos que conformen los órganos de decisión de la propia empresa. El capital humano es básico en la empresa moderna por lo que la gestión pasa por ubicar a las personas en el centro de la compañía, lo que supone respetar sus valores e integridad para conseguir su mejor desempeño que, sin duda, irá unido con el crecimiento empresarial.

En esta línea, no sólo es necesario incorporar nuevos perfiles en la organización, sino que también es fundamental tener la capacidad de saber leer el talento. La gestión del talento no sólo consiste en buscar personas cualificadas y válidas para una determinada posición, sino también, y más importante, en saber identificar las áreas clave del negocio en donde es necesario invertir y potenciar dicho talento.

Una vez identificados los departamentos más estratégicos en los que se debe invertir el talento, es importante desarrollar estrategias de reclutamiento, retención y desarrollo del personal. Por ello, dentro de esta gestión también ejerce un papel primordial la capacidad de retener y motivar a los empleados porque, aunque el factor económico sigue siendo el fundamental, hay otros elementos que están empezando a cobrar cada vez más importancia, como el apoyo y seguimiento del desarrollo profesional del talento con programas de formación y captación.

En este sentido, tampoco se puede obviar que la honestidad y el ejemplo del empresario son fundamentales para conseguir el objetivo de multiplicar y motivar a dicho talento. Así lo constata un estudio de First Round Capital que determina que las startups que se enfocan en la contratación y gestión de talento tienen un 30% más de probabilidades de alcanzar el éxito. Cuando los empleados se sienten motivados, están dispuestos a asumir desafíos, proponer ideas innovadoras y esforzarse por lograr los objetivos de la empresa. Esto se traduce en una mayor eficiencia y calidad en la ejecución de tareas y proyectos, lo que es fundamental durante la transición de startup a empresa, donde se requiere un mayor nivel de organización y gestión.

Asimismo, el emprendedor debe tener una visión amplia del sector y de su competencia, ya que en la actualidad los competidores se encuentran en cualquier parte del mundo. Es importante estar atento a las oportunidades del mercado y personalizar el producto o servicio a las necesidades y casuísticas de cada región, con una perspectiva a largo plazo que mire por las personas, por sus partners y clientes, así como por el futuro del negocio.

El camino del emprendedor no es sencillo; está marcado por un sinfín de desafíos que hay que ir sobrepasando. De hecho, según datos del INE, tras cinco años en funcionamiento solo sobreviven el 40% de las empresas. Un margen que se estrecha si hablamos del primer año, en el que sólo dos de cada 10 sobreviven.

Además, en la actualidad, las presiones inflacionistas, la volatilidad de los costes energéticos o las disrupciones en la cadena de suministro están alimentando la inestabilidad del mercado, y claramente están afectando a los negocios. Frente a este escenario, es primordial confiar, no sólo en uno mismo como empresario, sino también en el equipo. El empresario debe mantenerse al pie del cañón sean cuales sean las circunstancias, eso sí, con una perspectiva realista. En este punto cobra relevancia la capacidad de adaptación, ya que es fundamental para sobrellevar y, hasta en algún caso, prevenir cualquier escenario negativo. En esta línea, según un estudio de la consultora McKinsey, las empresas que se adaptan más rápidamente a los cambios del mercado tienen un 20% más de probabilidades de superar a sus competidores.

Para convertirse en empresario se necesita, sin duda, una buena gestión del talento, honestidad, visión amplia del mercado y confianza. La trayectoria de emprendedor a empresario es un camino lleno de desafíos, en el que hay que ser capaz de identificar oportunidades, tomar decisiones estratégicas y liderar al equipo hacia el éxito, sin olvidar que el componente humano es imprescindible para el crecimiento del negocio.