La descentralización como motor del desarrollo económico de un país

No es baladí que el desarrollo de un área geográfica está basado en el número de empresas que se fijan en la zona. Cuestiones políticas aparte, la clave de esto no está en restar importancia a Madrid o Barcelona frente a otras urbes, sino generar la riqueza que ambas capitales ostentan en otros territorios del Estado.

Dentro de los países de la OCDE hay un sinfín de países con distintos grados de centralización y descentralización administrativa. Según los datos, a nivel administrativo, el estado más centralizado sería Grecia, cuya administración intermedia tiene un peso del 7,1% sobre su PIB y, por el otro lado, está Canadá, cuyo gasto en administración se lo llevan las instituciones medias (Estados o regiones), con un 76,2% del total.

El estudio de la OCDE Subnational governements around de world dice que la mayoría de países descentralizados, con algunas excepciones, suelen tener un PIB per cápita más alto, mientras que los más centralizados obtienen resultados más bajos en desarrollo económico.

Como referente de potencia desarrollada descentralizada está Estados Unidos, pero no hace falta irse fuera de Europa para ver cómo los países descentralizados, bien gestionados, consiguen un mayor desarrollo económico en todos los aspectos. Efectivamente, Alemania es ese ejemplo de descentralización.

El país bávaro cuenta con fuertes polos económicos distribuidos por toda su geografía, los más importantes son las áreas metropolitanas de Múnich, centradas en altas tecnologías; Stuttgar, un potente polo de fabricación de automóviles, Hamburgo, el puerto más importante del país, centro neurálgico de construcción de aeronaves y sede de muchos medios de comunicación y el distrito de Berlín, y todo el Estado de Brandenburgo en general, son un importante centro de creación de startups. Por su parte Düseldorf el centro especializado en servicios más importante del país, Rin-Neckar está centrada en el sector químico y Fráncfort es un importante centro financiero, ya que allí está situada las sedes del Bundesbank y del Banco Central Europeo.

En España la cuestión de la descentralización administrativa está casi resuelto. El problema está en que la administración central no ha sabido dotar de servicios a las principales ciudades en su momento, lo que ha provocado que todas las empresas se centren en el eje Madrid-Barcelona, ya que estas dos urbes, tradicionalmente, son las que concentraban mayor desarrollo en infraestructuras. Pero la tesitura ha cambiado y ciudades como Valencia o Málaga están despuntando y, poco a poco, se están convirtiendo en polos de atracción económica.