El auge de los viajes sociales o cómo la cultura ‘Millennial’ está transformando la industria ‘travel’

La autoconciencia de las generaciones es algo bastante reciente. Si piensas en tus abuelos o incluso en tus padres, probablemente no eran conscientes de la generación a la que pertenecían. La frase “baby boomer” era algo presente en el debate profesional, sociológico y económico, no en la vida cotidiana de la gente. Ahora los Millennials debaten sobre su envejecimiento o sobre dejar de ser los más jóvenes. Los Zedders (la generación Z) sienten un profundo sentimiento de identidad con la conciencia de ser algo nuevo y tremendamente “actual” frente a las generaciones anteriores. Pero, en lo que respecta a los viajes, la generación de los Millennials creó las premisas para empezar algo nuevo.

Cuando se piensa en la innovación en los viajes, es bastante habitual fijarse en las OTA (agencias de viajes online), los metabuscadores y los sitios web de comparación de precios que reúnen una oferta global de hoteles y vuelos. O en alguna aplicación mágica que te ayuda a personalizar tu viaje. En resumen: innovación en viajes equivale a tecnología. Pero hay otra forma de innovación: no se trata de cómo compramos viajes o cómo componemos nuestro itinerario online, sino de la forma en que viajamos con otras personas que no conocemos.

Las generaciones anteriores estaban acostumbradas a viajar sobre todo con miembros de su familia. Desde un viaje muy corto a la costa o a la montaña hasta las escapadas cortas a otros países europeos; desde los viajes organizados a destinos cercanos pero aún exóticos como el norte de África hasta las vacaciones de relax en el resort donde “aparcar a los niños” mientras se descansa un poco, las vacaciones han sido algo para la familia o la pareja, o para el típico grupo de amigos íntimos del instituto o la universidad.

Pero para los Millennials las cosas son muy diferentes. Son los verdaderos primeros hijos de Europa y de su política para la juventud destinada a crear una nueva forma de ciudadanía europea. También son la primera Generación Low-cost real: son hijos de las aerolíneas de bajo coste y sus rutas. Los aviones sustituyeron parcialmente a las rutas Interrail e hicieron más fácil y rápido viajar por Europa. La amistad ya no se limita al círculo de amigos del barrio, la escuela o el lugar de trabajo. Se extiende a personas de distintas nacionalidades, que viven en ciudades diferentes. Gracias al programa Erasmus y a las compañías low cost, ahora son dueños y señores de moverse por el continente, hacer couchsurfing y conocer gente nueva. La experiencia y el contacto directo con culturas locales es la clave para esta generación: en uno de los primeros informes sobre Millennials y viajes, realizado por GFK y Airbnb en 2016, surgió que no solo valoran mucho las experiencias por encima de las cosas y la búsqueda de algo nuevo cuando viajan: sino que el 80% de ellos quiere experiencias aventureras, locales y personales.

No se trata solo de la forma en la que quieren viajar, sino también con quién.

Otro rasgo de la generación ha sido, de hecho, una cierta inestabilidad en las relaciones. Tienden a formar familias estables más tarde en comparación con las generaciones anteriores de la misma edad. Además, si nos fijamos más en los jóvenes profesionales, hay otro elemento: a los 30 años, a menudo se encuentran en una nueva ciudad o con un nuevo trabajo y descubren que hacer nuevos amigos no es fácil como en los viejos tiempos universitarios. De hecho, hay un meme sobre esto que ironiza sobre cómo el verdadero milagro que hizo Jesús fue poder tener 12 amigos íntimos a los 30 años.

Cuando planean viajar, a menudo tienen dificultades para encontrar un amigo afín o más amigos en su círculo cercano. Los viejos amigos están casados, viven en otra ciudad, quizás no tienen los mismos días de vacaciones o simplemente tienen gustos diferentes a la hora de viajar. Si se juntan todos estos elementos, probablemente se pueda explicar por qué los viajes en grupo de personas de la misma edad (y especialmente de treintañeros) están en auge y están reconfigurando la forma de viajar de las nuevas generaciones.

La idea es crear un viaje de una o dos semanas para un pequeño grupo de desconocidos de la misma edad y con la misma preferencia por explorar países y continentes lejanos como el Sudeste Asiático, África o América. Lo realmente novedoso es que el aspecto social se convierte en la clave. Viajar en grupo y hacer nuevos amigos es tan importante como el propio destino. De hecho, respecto al viaje en sí, se trata de elaborar un itinerario que, junto con los servicios clásicos de los operadores turísticos, esté diseñado para conectar a los viajeros con la gente local, salirse de los caminos trillados, vivir experiencias reales.

Pero lo importante es hacer amigos. Por eso, por ejemplo en WeRoad, no sólo juntamos a gente de la misma edad, sino también con el mismo travel mood. También diseñamos el itinerario para crear oportunidades de estrechar lazos y fomentamos los reencuentros de los viajeros después del viaje. Y lo que es más importante, no dejamos la parte humana en manos de un guía turístico, sino que hemos creado la figura del coordinador de viaje, un viajero apasionado, formado para ser el mejor compañero de viaje. El coordinador vive la experiencia junto con el grupo y como parte de él: no coordina un viaje para ganarse la vida, sino sólo por la pasión de viajar, explorar el mundo y conocer gente nueva. La competencia y la experiencia no tienen que ver con el conocimiento del destino, sino con las personas y con cómo tratarlas. Las soft skills están ganando terreno a las hard skills en este tipo de viajes.

En los últimos años, esta forma de viajar se ha hecho cada vez más popular entre los Millennials, principalmente por la necesidad de crear nuevas amistades y la búsqueda de experiencias auténticas. Los Millennials tienen ahora 40 años y siguen viajando de esta manera. Mientras tanto, han popularizado el formato. La generación Z se están convirtiendo en los nuevos jóvenes profesionales, se enfrentarán a problemas similares a los 30, pero con una gran atención al medio ambiente y la sostenibilidad. Los profesionales de más edad con un mayor poder adquisitivo también están en plena transición de relaciones y buscan nuevas formas de relacionarse y viajar en compañía, viajes sociales. Los viajes en grupo, basados en tramos de edad, probablemente hayan llegado para quedarse.