Los negocios perfectos no existen, pero la franquicia es un despegue muy seguro

Los inicios de un negocio no son fáciles. La inseguridad del emprendedor o del inversor es constante e incluso le provoca mucha carga mental que puede afectar a su trabajo. Las personas que deciden tirarse a la piscina y ser “su propio jefe” se les podría considerar personas valientes y atrevidas. No todo el mundo vale para ello.

Es difícil abrir un negocio y los primeros años todo son rompederos de cabeza, preocupaciones e incertidumbres. Las facturas llegan, pero el dinero no, no se factura lo suficiente para poder emplear a la gente o poder contratar las horas que necesitas a esa persona... Los expertos aseguran que un negocio relacionado con el sector servicios empieza a dar beneficios a los dos años, si todo se maneja bien y no hay ningún revés. Esos negocios son peluquerías, bares, restaurantes, tiendas de moda, es decir, la oferta local.

En este sentido, el modelo de la franquicia ahorra mucho tiempo. El cofundador de Alltop, Guy Kawasaki, dijo lo siguiente: “Las ideas son fáciles. Ponerlas en práctica es lo difícil”. Pues la franquicia ahorra todo ese proceso de “poner en práctica” la idea porque, básicamente, ya está practicada. Las ventajas por las cuales una persona puede optar por un negocio franquiciado es, por un lado, la menor inversión que requieren, a diferencia de lo que puede suceder cuando se inicia un negocio y una marca desde cero.

Al ser una marca asentada, la franquicia proporciona un crecimiento más rápido en sus inicios, porque ya tiene un trabajo previo hecho y ha conseguido penetrar en el imaginario colectivo. A esto se suma el apoyo que la marca da a su franquiciado, ya que ambos están interesados en que todo salga bien y el negocio salga adelante. Al mismo tiempo, hay que recordar esos negocios que han empezado desde cero y han tirado del modelo de la franquicia para expandirse con más facilidad. Esta es otra de las versatilidades que proporciona este tipo de negocios.

Los últimos datos muestran que este modelo de negocio ya está asentado en España y ha venido para quedarse. Cada vez son más ciudades las que cuentan con negocios bajo el paraguas de la franquicia, incluso mucho que no se creerían que son franquicia.

Con todo, la convivencia entre los negocios franquiciados y el comercio local ha de ser asertiva, plena y sin generar expulsiones. En el caso de España, este tipo de modelo de negocio ha sabido convivir perfectamente con el comercio local, asentándose en aquellos lugares donde no interfieren en la actividad del pequeño tendero o en la cafetería del barrio, las mercerías o tiendas de modas, fruterías o carnicerías.