El 70% de los autónomos españoles lo son por necesidad, no por vocación

Las circunstancias y características del mercado laboral español fomentan el autoempleo, desde un punto de vista negativo, ya que el paro y la calidad de los trabajos empujan a los españoles a intentar lanzarse a la ‘piscina’ del emprendimiento, según el último informe de autoempleo realizado por Adecco.

Cuántas veces hemos oído de la boca de nuestros políticos que España es un país con unas grandes condiciones para el emprendimiento? Ese discurso, siempre lo han respaldado desde el prisma de que el tejido empresarial español está compuesto en un 98% por autónomos y pequeños empresarios que se recogen bajo el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). En términos totales, en España hay más de 3,2 millones de trabajadores por cuenta propia. El problema de este punto de vista es que es erróneo, ya que estas cifras nacen de las debilidades del mercado laboral que no consigue satisfacer las necesidades y ambiciones de los profesionales. Según el XXV Informe Infoempleo Adecco: Oferta y Demanda de Empleo en España, el 70% de los autónomos lo son por necesidad y no de forma voluntaria.

Entre los países europeos, España encabeza, junto con Grecia, la lista de naciones con mayor tasa de desempleo de larga duración y, a pesar de encontrarnos con datos de crecimiento de empleo, somos uno de los países con más paro, con cerca de 3 millones de personas sin trabajo; casi el mismo número de autónomos que de parados. Esta situación reflejada a través de los números explica la motivación de gran parte de personas por hacerse autónomo: la falta de trabajo para su profesión o la precariedad de los trabajos que el mercado laboral ofrece a los ciudadanos, les anima a dar el paso.

Gran capacidad de adaptación

Esto quiere decir que España no es un buen país para emprender, sino que los españoles demuestran una gran capacidad de adaptación y superación de las debilidades de nuestro mercado laboral; y no solo eso, sino que además aglutinan el 74% del empleo de nuestro país, según cifras manejadas por la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), por lo que también son el motor que mueve la economía nacional.

Resulta relevante comprobar que el 70% de los freelances consultados llegaron al autoempleo empujados por necesidad, pero no motivados por un verdadero interés en trabajar de forma independiente. De hecho, casi 6 de cada 10 preferirían tener un empleo por cuenta ajena a tiempo completo, porque creen que les aportaría más tranquilidad.

A pesar de esta poca predisposición a convertirse en autónomos, un 50,45% considera que es más feliz desde que trabaja por cuenta propia (un 4% menos que en 2020). Entre las principales ventajas que les aporta esta manera de trabajar, un 48,86% citan el ser su propio/a jefe/a, también la posibilidad de establecer sus propios horarios de trabajo (42,50%), una mayor sensación de libertad (37,73%) y la posibilidad de trabajar en una actividad que les guste más (30,91%).

Un 70% de los autónomos utilizó sus propios ahorros para poner en marcha su negocio. Mientras que un 23,86% pidió dinero a familia y amigos, el 23,18% recurrió a préstamos bancarios y el 14,77% capitalizó su prestación de desempleo. Solo el 12,73% recurrió a ayudas y subvenciones, y un escaso 1,36% contó con la ayuda de business angels.

Los freelances de nuestro país realizan su trabajo mayoritariamente en solitario (80%), bien desde su casa (42,95%) o desde un local alquilado (23,18%). Sus jornadas laborales suelen ser intensas. El porcentaje más elevado, un 36,14%, dice que trabaja entre 8 y 10 horas diarias, el 27,05% entre 6 y 8 horas diarias y el 18,86% más de 10 horas diarias. Los descansos semanales son también escasos. Un 66,82% de los profesionales consultados trabaja de cinco a seis días a la semana y el 25,23% afirma que su labor se extiende a los siete días de la semana.

Las elevadas cargas sociales y administrativas (50,91%) y la alta fiscalidad (54,09%) a la que se ven sometidos siguen ocupando, un año más, las primeras posiciones entre los principales problemas a los que deben hacer frente.

Entre sus preocupaciones destacan también la dificultad para conseguir clientes (24,55%) y la competencia desleal que provoca la economía sumergida (23,86%), en alza por las crecientes dificultades económicas y una legislación poco efectiva en la lucha contra el fraude.

Recuperación paulatina

Durante este último año la situación parece haber mejorado un poco para los freelances, ya que en 2020 un 31,4% confesaba que se encontraba en una situación muy mala, pero en 2021 este porcentaje ha bajado hasta el 21,82% de los consultados. A pesar de ello, un 29,32% ha tenido que recurrir a la prestación por cese de actividad durante el pasado ejercicio.

Los Ertes no parecen haber sido una fórmula muy utilizada por los autónomos como ayuda, quizá por tratarse en su mayoría de empresas unipersonales o con pocos empleados. Así, un 88,18% de los autónomos no ha recurrido a esta figura para salvar su negocio. Solo un 7,05% ha solicitado Ertes de extinción de jornada y un 4,77% Ertes de reducción de jornada.

El 86,82% de los encuestados dice que tampoco ha realizado despidos frente a un 8,87% que sí lo ha hecho. La pérdida de facturación a causa de la Covid-19 ha afectado a un 69,55% de los autónomos en el último año, frente al 74% que declaraba haber perdido ingresos en 2020.

En materia de contratación, entre los autónomos, el estancamiento es palpable. Así, hasta un 92,05% no piensa contratar a nadie durante el presente año, bien porque no lo necesitan (50,91%), porque su actividad está en recesión (26,82%), por un exceso de costes (12,73%) o por los malos resultados económicos que tuvo el año pasado (1,59%). Solo un 7,95% planea reclutar más personal.