María Vallino Barrio CEO y fundadora de Vaicana: “Nuestra marca es para mujeres del mundo corporativo que quieren vestir acorde a sus valores”

Confort, estilo y sostenibilidad son tres conceptos que podrían definir a Vaicana. Esta marca emergente busca llegar al público femenino cada vez más presente en el mundo de los negocios y que busca crear su propio estilo, alejándose de los convencionalismos del traje negro y el ‘fast fashion’.

María Vallino es una ingeniera de materiales que creó la marca Vaicana, una marca de ropa femenina para mujeres de negocios que va más allá de una colección. Esta emprendedora ha creado la idea de que la ropa para los negocios femenina puede ser atemporal, sostenible y confortable. Una idea arriesgada que pretende aportar calidad “para que vistas con tus valores”, así es su carta de presentación.

¿Cómo surge su idea?

Todo empezó a raíz de mi anterior trabajo. Estudié ingeniería de materiales y fui técnico comercial durante seis años. Mi día a día era viajar y estar en el coche de arriba para abajo. Con el paso del tiempo, comencé a vestir más elegante porque así lo exigía el trabajo y porque me gusta vestir así. Pero iba a las tiendas y no era capaz de encontrar prendas de mi estilo. Porque no hay ropa de negocios para gente joven, no encontraba mi hueco. Además de que no había alternativas que casasen con mis valores éticos de conciencia social y ambiental. Entonces al final, decidí hacerme la ropa yo misma.

Entonces de ahí que su marca tenga ese ‘target’ concreto de mujer de negocios.

Efectivamente, a día de hoy somos muchas las mujeres que estamos en el mundo de la Ingeniería o en sectores más industriales. Ahora es una necesidad porque el concepto de traje era algo muy acotado al público masculino y ahora, por suerte, ya no son los únicos y el objetivo de nuestra marca es ser una referencia para las mujeres que están en el mundo corporativo y quiere vestir acorde a sus valores.

¿Está reñido el confort con el diseño?

No, y eso es algo que yo como mujer de negocios tenía muy claro. De hecho, tal y como voy vestida ahora voy de una manera muy adecuada para ir a una reunión, a una boda o para ir a tomar algo con mis amigos. Al final, ese es el concepto de mi marca, que no necesariamente tengamos que ir cambiando de ropa durante el día para diferentes situaciones, si no que sea cómoda y sirva para cualquier ámbito. De hecho, venía ahora hacia aquí en el coche y pensé “es que estoy cómoda, no necesito quitarme nada”, y eso es fundamental en un diseño porque la ropa no debe ser incómoda.

Ya dentro de la sostenibilidad ¿le está costando fabricar con materiales que no dañen el medio ambiente?

Sí, me está siendo muy complicado. La marca nació con una filosofía que es la conciencia social, pero encontrar tejidos sostenibles al 100% es muy complicado. El intentar incorporar colores alegres utilizando este tipo de tejidos es complejo. En sí el mundo de la moda y del textil es muy poco sostenible y es en esta parte donde más tenemos que trabajar, que se está empezando, pero todavía queda mucho recorrido.

Por tanto, lo más difícil del proceso es encontrar los tejidos adecuados porque en el diseño y la fabricación no ha encontrado tantas dificultades.

Exacto. El patronaje lo hacemos en simulación 3D, porque aseguramos que la prenda que diseñamos, una vez la ejecutamos, va a ser el diseño final, no vamos a tener que cortar tejidos varias veces para conseguir el resultado. También trabajamos en técnicas novedosas para trabajar con los excedentes de material. En lugar de tirarlos estamos buscando crearles una nueva vida y hacer otros productos a partir de esos excedentes. Porque parece una tontería, pero gran parte del tejido que se tira durante la fabricación es por los restos de corte y confección. A eso se añade que nuestra producción está ahora en Madrid y estoy intentando llevarla a Colmenar, que es donde yo vivo, para que la huella de carbono tenga menos impacto.

Por tanto, tengo producción local, tengo la metodología y lo más complicado es encontrar este tejido que esté certificado, que no haya ningún componente animal en su fabricación, que los tintes sean sostenibles...

¿Lo local es muy importante a la hora de hacer ropa sostenible?

Sin duda. Yo intento comprar a distribuidores locales, y pagar en España, aunque el tejido sea importado desde Italia, Francia o Alemania. Es cierto que comprar en la UE es como comprar en casa, pero la filosofía de la marca es el apoyo a lo local y de proximidad. Estoy constantemente buscando ser lo más local posible para ser cada vez más sostenible.

¿Cómo consigue la moda sostenible abrirse un hueco dentro de esta gran industria del ‘fast fashion’?

Está muy bien que se incentive la sostenibilidad energética con placas fotovoltaicas o aerogeneradores, pero date cuenta que las personas nos vestimos todos los días y, como es algo tan cotidiano, la gente le da menos importancia, pero podemos ayudar mucho cambiando este hábito. Nuestro trabajo es hacer entender a las personas el valor que tiene la prenda. Muchas veces, en las marcas caras lo que pagamos es la marca y no tanto el tejido, pero en marcas como la nuestra, el precio va ligado a una serie de valores y si lo haces con transparencia, a la gente le estás enseñando que el dinero que está pagando por esa prenda es una inversión porque se le va a amortizar en poco tiempo ya que la prenda es mucho más duradera. Para esto, lo mejor, es recurrir a las abuelas que decían que en el calzado no hay que escatimar porque un buen zapato dura años. Con esto es lo mismo, las prendas son atemporales, duraderas y no pasan de moda.

¿Cómo es el modelo de creación?

Es totalmente atemporal. La americana nunca pasa de moda y es la prenda estrella de las colecciones. Las grandes marcas ponen tendencias cada mes y por eso obligan a la gente a tener la necesidad de comprar para estar en tendencia. En cambio, yo siempre digo que tenemos que crear nuestra propia tendencia, yo decido lo que me pongo, lo que sé que me queda bien y con lo que me siento cómoda.

¿Pero la colección tiene una línea concreta o va cambiando según la temporada?

Pues nosotras, porque ahora somos mi compañera Sandra Jiménez y yo, tenemos el objetivo de que la referencia sea a nivel patrón. Es decir, trabajar con patrones iguales y variar el color para que la gente cuando vaya a comprar la prenda sepa que le va a sentar bien y se va a gustar. En eso se basa también la sostenibilidad, en reducir el número de devoluciones porque algo no sienta bien. Con el patrón como referencia, es mucho más fácil porque ese es uno de los problemas que tenemos las mujeres a la hora de vestir. El problema no es cambiar de un pantalón corto a un pantalón largo, lo que pasa es que del largo al corto o de un pantalón a otro cambia el tiro, la cintura... es algo bastante incómodo para nosotras y nuestro objetivo es que sea el mismo patrón para todo.

¿Cuáles son los canales de venta que empleáis?

Lo online es lo principal, pero ahora vamos a empezar una colaboración en Navidad en Barcelona y colaboramos con empresas multimarca y sí que tenemos prendas en una tienda en Madrid, también en The Circular Project y en Valencia... Lo complicado de la moda sostenible es la transparencia, yo quiero que la gente sepa por qué está pagando ese precio por la prenda y al final el proceso es mucho más lento y no es como en el fast fashion que compras 20 prendas, las tienes al día siguiente en tu casa y devuelves diez porque no te han gustado o no te quedan bien. Realmente lo complicado ahora es la distribución, pero es necesario concienciar a las personas.

¿La clave está, entonces, en cambiar hábitos de consumo?

Absolutamente. La clave de la moda sostenible es ser capaces de que la gente, cuando se compre algo, lo haga sabiendo que le va a quedar bien y no tenga que devolver la prenda. Eso sería un éxito absoluto y lo estamos consiguiendo, seguiremos avanzando para que se consolide la marca y transmitir el mensaje que queremos.