Las ‘startups’ españolas en el foco de los inversores internacionales

Me suelen invitar a escribir sobre inversión de impacto, sostenibilidad corporativa o gestión empresarial, por lo que hacer balance de la inversión en startups en el año, es para mí todo un reto, sobre todo teniendo en cuenta que, muy pronto se publicarán informes de enorme calidad respecto a este tema, como el Informe de Business Angels que elaboran anualmente AEBAN e IESE Business School, el informe ASCRI Venture Capital & Private Equity en España o Visión Ecosistema Startup España del Observatorio de la Fundación Innovación Bankinter que cada año presenta el gran Javier Megias en el Congreso Nacional de Business Angels en Valencia.

Este año el congreso se celebró por fin, de manera presencial, en el marco de Veles e Vents, consolidándose como el evento de referencia para el inversor privado y aunque con cierta contención, volvimos a disfrutar de vernos fuera de las pantallas y seguir aprendiendo en esto de la inversión en Economía de Innovación.

Este año pudimos constatar que el ecosistema inversor en fases iniciales en empresas de alto crecimiento y base tecnológica se ha hecho mayor, aunque he de decir... y esto es cosecha propia, que creo que seguimos lejos de ser lo que queremos ser. Ahora me explico.

Volviendo al tema, si nos quedamos con los datos y volúmenes de inversión, se disparan las gráficas, más de 3.500 MM multiplicando casi por tres el año anterior y más de 360 operaciones con un crecimiento de casi el 25% (datos a Nov.21 Observatorio Startups Fundación Innovación Bankinter).

Si nos paramos a analizar con algo más de detalle, por un lado, parece que cada vez atraemos mas inversión extranjera, casi cuatro veces más que el año anterior, y también vemos que se van equilibrando las fases de inversión con un lógico salto en las operaciones de más de 50mm, buena prueba de la solidez de algunas scaleups que ya juegan en ligas mayores. El resumen puede ser que no ha pasado nada muy diferente a lo que ha sucedido en el resto de Europa, aunque las tasas de crecimiento en España son las más altas. La expectativa es que la nueva ley de startups ayude a seguir reduciendo las diferencias.

Por otro lado, las corporates se lo están tomando con calma, puede que replanteándose los diferentes modelos de Corporate Venturing que hemos estado viendo estos últimos años. Sin duda alguna, uno de los grandes retos que tiene el ecosistema emprendedor y por ende el ecosistema empresarial tradicional. La innovación, ha quedado ya claro, tiene una enorme capacidad de llegada a las empresas, y como consecuencia a la sociedad, si se aborda en procesos de Open Innovation. Sin embargo, son procesos complicados de llevar adelante por parte de las empresas, por lo anquilosado y lento de sus procesos internos, y por la ansiedad y cierta ambigüedad en el objetivo del equipo emprendedor de la startup, que tiene dificultades para llevar a cabo un proceso de crecimiento con tiempos tan desacompasados. Ojo, que se avanza y mucho, pero claro, el dinero es miedoso, y hace falta cierta madurez, equilibrio y saber compaginar adecuadamente las necesidades y virtudes de unos y otros. De eso sabe mucho mi socio Jaime Esteban y su equipo de innovación y transferencia tecnológica en SpeedOut.

Por extraer otro debe, y al calor del aumento de la inversión de nuevos fondos en fases tempranas, hace falta más, mucha más, inversión privada en fases iniciales. El Business Angel es, si no el primero, el segundo eslabón de la cadena inversora. Y para esto, hace falta mucha más divulgación, formación, y si me apuráis, democratización de este tipo de inversión. ¿Qué tiene riesgo? pues claro... como toda inversión. ¿Qué se puede mitigar? obvio... como en toda inversión. ¿Qué una adecuada distribución del patrimonio financiero ayuda a dimensionar bien las cantidades que se pueden invertir? Obvio también. No sigo por ahí por aquello de no desempolvar mi pasado como banquero privado antes de ser inversor, y luego empresario, y luego startupero, sí... lo llevo todo en la mochila y en ese orden. Y que quede claro que seguro que me equivoco más que acierto, que lo que aquí escribo son todo opiniones personales, y que esto va de remover inquietudes.

Este año, en el congreso nacional de Business Angel que lleva organizando siete años ya BIGBAN Inversores Privados, hemos constatado que la inversión privada está en la agenda, cerca del 25% de los asistentes al congreso eran Family Offices, empresarios, o directivos. Hay interés, hay necesidad, y hay oportunidad. Como decía antes, la inversión en startups se ha hecho mayor, y está acompañando a la evolución del ecosistema emprendedor, que no solo se ha hecho mayor, sino que está llamando a las puertas de la economía de la innovación internacional y que seguro será pieza clave en la evolución del tejido empresarial y en los retos de digitalización e introducción de tecnología para una mayor competitividad.

Para terminar, y por supuesto hablar de mi libro, de lo que no hay duda es que la inversión tiene un claro sesgo hacia la sostenibilidad y el impacto. No hay nadie que no hable de criterios ESG (ambientales, sociales y gobierno corporativo), que no busque medir el impacto de sus inversiones, o que no incluya criterios de análisis de inversiones con un cierto propósito. Esto da para mucho más que un párrafo en un artículo de opinión, desde luego, pero sirva como ejemplo del tsunami regulatorio la llegada de la directiva europea sobre finanzas sostenibles SFDR que va a regular el mundo de la inversión. Vivimos una verdadera transformación de la sociedad hacia el consumidor consciente, la empresa con propósito, y el inversor de impacto, y ya sabemos como se comporta el capital ante este tipo de nuevas realidades. Para que os hagáis una idea, la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el cumplimiento de la Agenda 2030 necesita la inversión de más de 5.000 millones de euros anuales, esto va a generar ingentes oportunidades para el ecosistema emprendedor innovador y tecnológico, ya que sin tecnología no seremos capaces de resolver los retos a los que nos enfrentamos, y como consecuencia para el ecosistema inversor.