Cómo las pymes pueden hacer negocios con confianza en el contexto post-pandémico

El crecimiento de la economía española para 2021 y 2022 acaba de ser revisado a la baja por el Banco de España, por debajo del crecimiento mundial y de la zona euro, que sin embargo debería seguir siendo fuerte, aunque con diferencias, en 2021 y 2022. Además, la Comisión Europea refleja la incertidumbre en la evolución de la economía española y ha revisado también a la baja las previsiones de crecimiento para España en sus perspectivas económicas para el año 2022, del 6,3% al 5,5%.

En este contexto, siguen existiendo grandes riesgos para las pymes dispuestas a aprovechar las nuevas oportunidades de crecimiento en un contexto pandémico cuyos repuntes marcan nuevas incertidumbres; y la recuperación económica inducida por este entorno dinámico está marcada por un aumento de los precios vinculado a la creciente demanda, aunque los flujos de caja, las existencias y la logística ya están limitados desde hace tiempo.

El riesgo de insolvencia, combinado con la retirada gradual de las ayudas estatales, debería ser, por tanto, un fuerte incentivo para que las pymes sean cautelosas en su actividad comercial, adoptando las medidas preventivas adecuadas para garantizar sus perspectivas de desarrollo tanto a nivel nacional como internacional.

La tesorería, un factor clave en la recuperación

Mantener la tesorería será especialmente difícil para las pymes que han visto disminuir sus ingresos durante la crisis y en un contexto de reducción de la financiación bancaria (-32%) y de retirada de las ayudas estatales.

En ausencia de un flujo de caja adecuado, las pymes tendrán dificultades para reponer las existencias necesarias para que la facturación y las ventas vuelvan a los niveles anteriores a la crisis. Es probable que este problema se vea agravado por los fondos ya destinados a las actividades en curso, los productos terminados y la necesidad de prever reservas para pagar a los proveedores. También habrá un déficit de financiación casi inevitable, ya que las empresas esperan el pago de los clientes y los retrasos repercuten en su capacidad para pagar a los proveedores. Por lo tanto, el crédito de los proveedores seguirá siendo la variable de ajuste de la disminución de la capacidad de financiación.

La solución a este problema de tesorería es anticiparlo, monitorizando las cuentas por cobrar, tomando medidas para cobrar tan pronto como una factura se retrase y reforzando las exigencias de respetar los plazos de pago establecidos. Esto necesariamente va acompañado de una comunicación al cliente, que en algunos casos, puede verse sorprendido por estos requisitos. La alternativa complementaria puede ser también el uso de las nuevas formas de factoring selectivo -cesión de facturas caso por caso en función de las necesidades de tesorería del momento- ahora disponibles en el mercado (como Finquietis.com).

Los procedimientos de insolvencia crecerán

Las insolvencias empresariales se han reducido drásticamente hasta situarse en torno al 50% de los niveles de 2019 durante la pandemia, gracias a las medidas de apoyo del Estado -unas cuantas muy llamativas-; y al disminuir el nivel de riesgo, se mejora la confianza en la economía en general. No obstante, esta confianza es frágil, ya que se percibe ahora un crecimiento de los concursos y cesaciones que tienden a debilitar dicha confianza en los próximos meses. (3T-2021 + 12,5% vs 3T-2020 y + 22,8% vs 3T-2019).

Cualquiera que sea el modo de crecimiento elegido por la pyme, que se centrará naturalmente en la demanda reprimida de sus clientes actuales, o se embarcará en un proceso de diversificación de clientes o de participación en nuevos mercados -fenómeno fomentado por la búsqueda de nuevas oportunidades durante la crisis-, tendrá que afrontar:

En el primer caso, un mayor riesgo de pérdidas excepcionales en caso de impago sobre la parte más arriesgada de su cartera (en general, un tercio).

En el segundo caso, una mayor exposición al riesgo debido a una menor experiencia de los clientes o al conocimiento del nuevo mercado. La solución de seguro de crédito global, o al contrario caso por caso - como la que propone Pouey International, (empresa líder en la gestión del riesgo cliente)- si la pyme desea garantizar sólo una selección de sus clientes de alto riesgo, u obtener garantías adicionales a las propuestas por su aseguradora de primer nivel, sigue siendo una solución a favorecer para autorizar transacciones fiables y seguras con sus clientes.

Identificar a los socios comerciales en riesgo

Las pymes deben prepararse para el riesgo de insolvencia vigilando a sus socios comerciales (clientes y proveedores) en busca de signos de dificultades económicas. Es posible que muchas empresas ya tuvieran los balances debilitados antes de la pandemia. Por ello, se recomienda especialmente revisar y hacer la cartografía de estos riesgos, para poder identificarlos con precisión y adaptar su política de crédito para evitar una mala sorpresa. En este sentido, el control a priori de la solvencia de sus socios debe ser mucho más riguroso. Así, se preferirá el uso de soluciones de información crediticia de tipo “informe a medida” que ofrezcan una visión de la solvencia más actualizada, si lo que está en juego lo justifica, de la que suele ofrecer una base de datos clásica que esencialmente sólo refleja el pasado y carece de relevancia.

Operar con confianza

El fenómeno de rebote y recuperación económica, aunque esté marcado por la persistencia de la pandemia, será tanto más beneficioso para las pymes que sean conscientes de los cambios en su entorno de “riesgo”, y que habrán podido protegerse modificando sus hábitos y adoptando contramedidas útiles para garantizar la seguridad de sus intercambios comerciales con el fin de recuperar la confianza.