La situación actual abre la puerta a la negociación en el contrato de franquicia

Con la llegada del nuevo año seguimos inmersos en una más que complicada situación a todos los niveles (social, médico, etc.). Para las empresas, la situación lleva siendo insostenible desde hace mucho tiempo y las soluciones que llegan no son suficientes para recuperarse, y mucho menos para salvar a las que en peor situación se encuentran. Está claro que la pandemia no se ha terminado y sigue afectándonos a todos, pero las últimas medidas no ayudan a que las empresas puedan recuperar cierta actividad o proteger a sus empleados de los efectos de la pandemia.

En el caso de las franquicias la situación es muy enrevesada y la complejidad de este tipo de modelo de negocio necesita un apoyo interno que vaya desde la empresa franquiciadora al franquiciado. La franquicia es un acuerdo de desiguales en los que el franquiciador impone condiciones al franquiciado para una explotación correcta de un modelo de negocio ya que es el propietario de sus elementos de propiedad intelectual, industrial, marca, etc.

Los franquiciados, no son más que emprendedores que invierten en una idea ya creada y con cierta visión de crecimiento inmediato. Durante la pandemia, como cualquier otro tipo de negocio, su actividad se vió reducida a cenizas. Como cualquier empresa, muchos emprendedores tuvieron que cerrar. En este caso, las empresa franquiciadora también sufre, pues deja de percibir la parte de dinero que les entrega por contrato cada franquiciado que ha tenido que cerrar.

En una situación como la actual, el clima de negociación entre franquiciado y franquiciador, se ha visto afectado -por fuerza mayor se flexibilizaron las condiciones económicas-. Si nos centramos en los contratos que se están firmando actualmente, veremos que en algunos sectores, como la hostelería, en los que ha existido un estancamiento o retroceso en el periodo de confinamiento, el nuevo franquiciado puede negociar con el franquiciador si su propuesta garantiza al empresario el cumplimiento de su plan de expansión. Existen nuevas oportunidades en ubicaciones, reajustes necesarios con la irrupción del negocio digital, rediseños de modelos de negocio en cuanto espacio, en búsqueda de la venta presencial y online, nuevos perfiles de emprendedores en el cambio de actividad profesional tras eres o ertes, y el deseo de reactivación de la expansión en las redes de franquicias en nuestro país.

La rigurosidad del periodo pre-covid en no negociar variaciones de cánones, modificaciones de royalties, bonificaciones, etc., puede descafeinarse por la necesidad de reactivación del crecimiento de las redes en vista de que la facturación precovid comenzará a llegar una vez la situación comience a remitir. Algo que, visto lo visto, no podemos esperar que suceda a corto plazo.