La importancia de que las empresas españolas tengan un propósito
Se está imponiendo, por todo el mundo, entre todo tipo de empresas y organizaciones, definir un propósito corporativo. ¿Es una moda o es una necesidad? Hace dos años la asociación empresarial más reconocida en EEUU (Business Roundtable) lanzó una declaración actualizada para poner de manifiesto que había que “alejarse de la primacía de los accionistas e incluir un compromiso con todos los grupos de interés”. Asociaciones, como el Club Excelencia en Gestión, junto con EFQM, han estado abogando por la consideración de los resultados en la sociedad, junto con los de clientes, personas y accionistas, desde hace 30 años. En Francia, por esas mismas fechas, se aprobaba la ley PACTE (Plan de Acción para el Crecimiento y la Transformación de las Empresas) en la que se reconoce “la necesidad de tener en cuenta los temas sociales y ambientales para el correcto ejercicio de la actividad de la empresa” y se invitó a las empresas a formular una razón de ser que no se limite a servir a los accionistas.
Las Community Interest Companies (CIC), en UK, son un tipo de compañía que se introdujo en Reino Unido a raíz del Companies Act de 2004. Fueron diseñadas para aquellas empresas sociales que querían emplear sus activos y beneficios en pro del bien común. Las CIC son fáciles de constituir y cuentan con toda la flexibilidad y certeza legal de las empresas ordinarias, pero manteniendo ciertas características especiales para asegurar que trabajan a favor de un interés social común. Actualmente, existen más de 10.000 CIC en UK.
Algunos países iberoamericanos han dado pasos significativos en la regulación de las empresas con propósito, otros están actualmente debatiendo en sede legislativa y ejecutiva cómo promover su desarrollo, mientras quedan varios países que no han iniciado esos procesos de reflexión sobre el propósito empresarial. En España, en 2013, se discute el Proyecto de Sociedad Limitada de Interés General (en adelante, SLIG). El proyecto SLIG se inspiraba en figuras jurídicas ya existentes en otros países de nuestro entorno (Community Interest Companies - CIC, en UK; Low-Profit Limited Liability Companies - L3C, en EEUU; y Impresa Sociale en Italia) y pretendía dar un sello a las empresas sociales registradas como SL, que les permitiera acceder a beneficios fiscales a ellas y a sus inversores. Este proyecto no llegó a completarse, pero puso el foco sobre una evidente limitación de nuestro marco jurídico respecto a las empresas con propósito. Por esto, algunas de estas empresas, constituidas como SL y que carecen de figura jurídica que refleje fielmente su naturaleza, encuentran en el nombre empresa social o en la certificación B una manera de señalar su identidad.
Existe también un debate que incluye a las grandes corporaciones sobre el compromiso necesario, de todas las empresas, para generar valor para la sociedad y no solo conseguir beneficios económicos. Este debate llevó a la aprobación de la Ley 11/2018, que modifica el Código de Comercio, Ley de Sociedades de Capital y Ley de Auditoría, en materia de información no financiera y diversidad, que obliga a las empresas a dar seguimiento y publicar sus resultados no financieros. Si bien este hecho no convierte a todas las empresas que han de cumplir esta obligación en empresas con propósito, sí prueba una vez más que en España, tanto el regulador como la sociedad, comprenden que las empresas han de generar valor social y no meramente económico.
En España, de las poco más de 4.000 grandes empresas (>250 empleados) solo algunas han empezado a hacer los deberes y ya tienen definido su Propósito. Por ejemplo, Iberdrola, no sólo ha definido su Propósito, sino que explica lo que es -“El propósito corporativo supera el concepto de misión (lo que la compañía hace) y de visión (lo que quiere ser). Expresa el porqué de la existencia y actividad de la empresa, integrando las expectativas de la sociedad y de los grupos de interés en relación con ella. Es decir, manifiesta el valor que la compañía aporta a la sociedad”-, y lo presenta como: “Continuar construyendo, cada día y en colaboración, un modelo energético más eléctrico, saludable y accesible.” El BBVA, también, tiene definido un Propósito explícito: “Poner al alcance de todos las oportunidades de la nueva era.”
Sin embargo, en Inditex, no está expresamente definido, pero hablan de “crear productos atractivos, éticos y de calidad que sean justos para nuestros clientes, para nuestros empleados, para nuestros proveedores, para las comunidades en las que operamos y para el entorno. En definitiva nuestro objetivo es crear moda que sea Right to Wear”. En Telefónica, parece que lo definen como Misión: “Queremos hacer nuestro mundo más humano, conectando la vida de las personas.” En Repsol, tampoco lo tienen definido como tal, pero en su Visión declaran: “Ser una compañía energética global, que basada en la innovación, la eficiencia y el respeto, crea valor de manera sostenible para el progreso de la sociedad.” El Santander, afirma “La misión es contribuir al progreso de las personas y de las empresas. Nuestra visión como banco es ser la mejor plataforma abierta de servicios financieros, actuando con responsabilidad y ganándonos la confianza de nuestros empleados, clientes, accionistas y de la sociedad. Todo lo que hacemos ha de ser Sencillo, Personal y Justo.” En Endesa, afirman a modo de propósito corporativo: “Trabajamos para hacer realidad un nuevo modelo energético basado en las energías limpias que nos permita ofrecer un mejor servicio y cuidar nuestro planeta”.
Por otro lado, como en 2020 se contabilizaron 3.404.000 empresas en España, si descontamos las grandes, nos quedan 3,4 mll., de las cuales el 90% son microempresas (<10 empleados) y unas 400.000 son pymes. La inmensa mayoría de ellas no han definido su Propósito. Pero hay algunas, pocas todavía, que ya lo han definido o están en proceso. Por ejemplo, en sectores como colegios privados (Grupo Sorolla, Colegio Manuel Peleteiro, Colegios Ramón y Cajal, Colegio San Cernín, El Centro Inglés y el Colegio Divina Pastora de León), en Universidades (Universidad Europea de Madrid y la Biblioteca de la Universidad de Granada), en Sanidad (Fundación Jiménez Díaz, o HM Hospitales) e, incluso, en mutuas laborales (Unión de Mutuas y Umivale).
Pero ¿por qué es importante definir el propósito corporativo?