Cuando la gran superficie se asocia al productor local crea territorio

La manera de perpetuar la cultura de un territorio es conocer bien su producto y acercarlo a cuanta más gente mejor. La creación de vínculos entre la gran superficie y el pequeño productor local contribuye a la recuperación de las zonas rurales y ayuda a preservar un legado cultural generado hace siglos.

En un lugar como España, el producto fresco es de vital importancia. Según el Informe El consumo alimentario en España 2021, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el año 2021 los productos frescos representaron la parte más importante del consumo doméstico, con un 38,8% de volumen y un 42,3% del valor. Por productos, los lácteos, las frutas y hortalizas frescas suman el 40,6% de las compras, mientras que carnes y pescados suponen el 33% del presupuesto destinado a la alimentación.

Por eso la apuesta por el producto fresco, de calidad y próximo por parte de las grandes superficies va más allá de una mera estrategia comercial. Este compromiso con el territorio genera una cadena de valor añadido que asegura el desarrollo de una región y ayuda a la recuperación de las zonas rurales, al mismo tiempo que preserva un legado cultural generado hace siglos.

Como ejemplo de este trabajo intenso por acercar el producto fresco al cliente están los hipermercados Alcampo. El responsable nacional de Pescadería de la Compañía, Bruno López, cuenta que desde su empresa trabajan “de la mano con pequeños productores cercanos a nuestras tiendas” que aportan productos “muy ligados a la cultura gastronómica y a la tradición local, creando así vínculos profundos y que contribuyen a la recuperación de las zonas más rurales” y apoyando así a las Pymes del lugar. Según cuenta el responsable, “tenemos un surtido de casi 20.000 referencias de productos frescos”.

Pero apostar por esto implica una movilización de recursos enorme y una exigencia máxima porque así lo demandan los clientes. Precisamente el tener pescado fresco cada día en las tiendas supone un reto logístico. Según cuenta López, cada día trabajan “con un flujo logístico tenso” para garantizar que en la mayoría de sus tiendas “podamos disponer del producto en menos de 24 horas desde la lonja a la tienda”. Para ello, establecen fuertes alianzas con proveedores locales de confianza “que desplieguen las necesidades de compra de nuestro equipo de Alcampo”, asegura.

Además, para estar más próximos todavía, en los centros de costa “disponemos de un sistema que nos permite la compra directa a la lonja de referencia, minimizando así el tiempo de entrega y maximizando la frescura”.

Esto hace que esos centros en los que la lonja sea más próxima posean una amplia oferta de producto local y fresco: “En las tiendas con lonja el surtido local suele ascender a más del 50%”, recalca López.

Pero toda esta cadena de suministro de valor añadido tiene que estar preparada para los picos de demanda. En Navidad, según el informe sobre consumo en diciembre elaborado por el Ministerio de Consumo, la mayoría de las personas adquiere los productos frescos como el pescado o la carne durante la misma semana de las fiestas y eso implica estar preparados para cubrir esa demanda y por eso, de cara a cubrir el pico de las fiestas, “compartimos con nuestros proveedores las estimaciones de venta que tenemos y, de esta manera, pueden dotarse de los medios necesarios para cubrir la demanda de nuestros clientes”.

Todo sucede momentos previos a que el producto llegue a la tienda pero, una vez está en la pescadería o la carnicería, el personal de tienda debe estar formado para prepararlo y servirlo como le piden sus clientes. En este sentido, la formación dentro del equipo es muy importante, para garantizar que el producto está bien tratado.

“Trabajamos con formación de oficio, en un año hemos impartido más de 44.000 horas formativas destinadas a 3.900 personas a través de 130 cursos presenciales y 220 online”, explica Bruno López.

Recientemente, el informe anual de la OCU situó al Alcampo de Coia (Vigo) como el más barato de España y así lleva siendo casi un lustro. Este establecimiento es el claro ejemplo de proximidad y acercamiento al territorio. La superficie se erige como el centro neurálgico del barrio vigués símbolo del desarrollismo de los años 60.

El conocido como ‘híper’ por los vecinos es un punto de referencia de las compras en este lugar. Una vecina del barrio, Nieves, cuenta que ir a comprar pescado al híper “es igual que ir a la plaza -equivalente en gallego al mercado- o incluso a la lonja”.

Porque el objetivo de Alcampo, en este sentido, es trabajar junto a agricultores, ganaderos, envasadores y pequeños industriales con el fin de crear un futuro próspero para todos y conservar así ese legado cultural que imprime la identidad de un territorio en su conjunto.