Los mayores avances de la historia se producen en momentos de crisis como el actual

Estamos en un momento donde la creatividad debe ser impulsada a las cotas más elevadas conocidas por cada individuo. Dicen que la escasez de medios hace que seamos más ocurrentes y tratemos de buscar soluciones más imaginativas para salir del atolladero.

Charo Izquierdo, directora general de Revistas de Grupo Zeta, hablaba hace unos días en un diario, sobre como las monjas de clausura del Convento de Santa Clara a falta de bodas, se habían puesto a coser y diseñar mascarillas con todos los controles de calidad y sanitarios debidos. Mientras tanto, leo en prensa, que el 25% de las empresas españolas están en quiebra técnica según el banco de España, sobreviviendo como zombies a causa de la falta de liquidez financiera.

Ante una situación como ésta, es momento de pensar y actuar. Hay muchos libros recomendables para inspirarse en esta materia. Uno de ellos es El arte de la guerra, de Sun Tzu. El famoso estratega militar chino explica la estrategia, dirección, disposiciones, puntos fuertes, débiles, maniobras, marcha, terreno y cómo aplicarlo en la empresa. Otra propuesta interesante es la de Paolo Morgado, expresidente de Capgemini. En su libro Strategy in action y en sus artículos sobre liderazgo digital define a los nuevos líderes digitales como agitadores desde el punto de vista de la acción y el sentido de urgencia. También como artistas por la necesidad continua de estar creando y académicos por la necesidad de las organizaciones de estar en constante cambio y en consecuencia en formación.

Esta idea de necesidad de creatividad en las organizaciones en la cuarta revolución industrial es también acuñada en el libro de Rahaf Harfoush, Hustle and Float. En él, presenta los resultados de una encuesta realizada a miles de empresas de EEUU para preguntar cuál es la competencia que más se valora de un candidato a una posición de liderazgo. Imaginen la respuesta: la creatividad.

Pasamos del mecanicismo y búsqueda de la eficiencia, al diseño de plataformas. Y es una contradicción, porque aún estamos trabajando como en la primera revolución industrial, métodos de fabricación y producción intensiva, de cosas o servicios. Este modelo ya no vale para afrontar los retos de la 4ª Revolución Industrial, de las seis Ds de Peter Diamandis, a las siete si incluimos la descentralización.

Hoy más que nunca, aparecen oportunidades por estar en un momento de inflexión, de doble disrupción, en un momento clave de transición, hacia un mundo digitalizado, donde la actitud de colaborar y sumar y los valores, tomarán mayor relevancia. Los mayores descubrimientos y avances a lo largo de la historia se han producido en estos momentos, en los de crisis. Al igual que nosotros, Newton tuvo que confinarse en el campo para evitar ser diana de la peste bubónica. Ahí, en su retiro, es donde descubrió observando manzanos la teoría de la gravedad. Como en los períodos de guerras, en la I Guerra Mundial, se crearon los relojes de pulsera, las cremalleras, el acero inoxidable, los famosos kleenex. En la II Guerra los ecógrafos, las cabinas presurizadas, los sistemas de navegación o el caucho sintético.

En épocas de crisis hay una alerta interna que se activa para buscar y probar soluciones nuevas a problemas existentes o emergentes. Ahora usamos tecnologías disruptivas como Blockchain, la Inteligencia Artificial, Nanotech, robótica o CRISPR.

Entendiendo estas tecnologías como facilitadoras de creación de negocios y empresas competitivas. Clay Christensen, profesor emblemático de Harvard Business School, decía que lo que importa es el job to be done, lo que importa es cómo la tecnología hace vivir experiencias diferentes a los clientes, y los satisface -coche autónomo con sensores versus coche tradicional para transportarse de A a B-, y ahora se habla de la obsesión por la mejora de la experiencia del cliente. La visión de Steve Jobs era hacer un leapfrog, saltarse una generación tecnológica para conseguir liderar otra. Los gobiernos de las naciones se pelean por atraer ese talento emprendedor. ¿Y nosotros qué ofrecemos? Hay una emergencia de startups en el mundo económico y global, y en ese espacio todos y todas tenemos que estar presentes.

Las mujeres tenemos que ser protagonistas de la economía digital y estar en los centros decisión, en los consejos de administración y en la política. Solo una empresa tech de las de mayor capitalización bursátil de las llamadas GAFA -Google, Alphabet, Facebook, Amazon- es liderada por una mujer; Julia Harzt, cofundadora de Eventbrite. Y es verdad que en España casi todas las empresas tech las gestionan mujeres increíbles; sin embargo, debemos estar también en el diseño de la nueva sociedad, la de las plataformas y los sistemas operativos, debemos ser más emprendedoras de éxito, debe de haber más W -unicornios (crunchbase publicó que hay 21 este año)-. Es bueno para la sociedad esa diversidad de ángulos y miras. Según el estudio de Mckinsey Delivering Through diversity, las empresas en las que la diversidad es un valor son más rentables. Hablamos de creación de valor.

Solo una de cada diez startups están lideradas por mujeres, como fundadoras o cofundadoras, según el último estudio Atomic Slush de la Comisión Europea.

Somos optimistas, tenemos un gran recorrido y debemos crecer exponencialmente para estar presentes en la vida económica. Nuestro propósito y sueño es llegar a conseguir 10,000 startups lideradas por mujeres en 2030, mujeres que están en comunidad y que tienen ya “bigsisters” que les ayudan, de esta primera hornada de startups que ya han hecho sus exists.

Este año nos adaptamos y con el Covid momentum nos hemos digitalizado -nuestro digital twin de todas nuestras actividades-. Os invitamos a sumaros a nuestro IV Inspiring women leaders in the digital era, blended donde más de 100 mujeres de 22 países contarán sus proyectos y usos de tecnologías disruptivas. Sumémonos en este propósito y soñemos juntos, porque “yes we can”.