J. Álvarez y M. Badía, CEO y CCO de Hannun: “La dificultad de hacer muebles sostenibles está en el precio, para todo hay alternativas”

Hannun es una compañía que fabrica muebles originales y de calidad con materiales sostenibles o reciclados y hechos en talleres de artesanos, nacida en Barcelona hace tres años, busca generar un impacto positivo tanto en el medio ambiente como en la sociedad

Hannun es una marca de muebles fabricados a mano con madera sostenible, con sede en Barcelona, venta 100% online y que ya está presente en 20.000 hogares del mundo.

¿A qué se dedica Hannun?

MAURI: Somos una marca de muebles hechos a mano y ecofriendly. Hannun nace hace unos tres años, con la intención de hacerse un hueco en el sector del mueble, en el que ya está todo inventado, y apostamos por diferenciarnos más por cómo hacíamos las cosas y no tanto por qué cosas hacíamos.

La clave para nosotros es hacer llegar a toda Europa un mueble con un impacto positivo, o al menos sin un impacto negativo, tanto en la sociedad como en el medio ambiente. Un mueble fabricado con materiales de origen sostenible o reciclado, hecho en talleres de artesanos, con un impacto medioambiental nulo y generando empleo.

¿Cómo nació la empresa?

MAURI: Es la típica historia de un despido y de emprender desde el garaje de tus padres. Estudié ingeniería industrial y estuve cuatro años trabajando en desarrollo de negocio internacional en empresas del sector farmacéutico. En abril de 2017 me despiden, y se cruza en mi vida un anuncio de la incubadora Demium Startups, en el que buscaban "al siguiente emprendedor de Barcelona". Me inscribí y pude pasar a la fase de incubación.

En Demium descubro un tipo de muebles que está en redes sociales, pero que no tiene detrás marcas o empresas que los estén profesionalizando o comercializando. Vi una oportunidad... y me lancé a la piscina.

Empecé fabricando yo mismo los muebles en el jardín de la casa de mis padres, para validar la idea. En Demium conozco al director de la sede de Barcelona, que es Joan Álvarez, con el que empiezo a hablar, y que me ayuda en todo lo que no sabía, como el tema financiero, las rondas de financiación, etc. Decidimos unirnos, y le doy la mitad de mi porcentaje en la empresa.

JOAN: Mauri había dado con una combinación muy importante, por el tipo de producto y por cómo lo transmitía, mientras que yo aportaba la capa de negocio, después de llevar montando empresas en distintos sectores desde los 19 años. Con 27 años que tenía entonces estaba como director de proyectos en Demium. Allí descubro Hannun, y empecé a trabajar mucho con Mauri, dedicándole las noches, los fines de semana y las vacaciones. Hasta que llega ese punto en el que decido sumarme a Hannun a tiempo completo.

Cerramos la primera ronda de financiación, de unos 200.000 euros, que nos permitió coger un taller un poco más grande, y el negocio va creciendo. Cerramos 2018 con una facturación de 300.000 euros.

Iniciamos 2019 con mejoras en las operaciones y nos damos cuenta de dos cosas: que teniendo centralizada toda la producción nos generaba ciertos problemas para crecer; y que hay en el mercado una capacidad ociosa por parte de muchos talleres de carpintería o de artesanía, que no están tecnificados, que no tienen acceso a una demanda global ni partners tecnológicos para poder vender online. Juntando esas dos ideas, y decidimos empezar a crear una red de proveedores artesanos y de talleres sobre los que apalancar la producción y sobre la que generar todo ese volumen de pedidos que nos llegaba.

Ese 2019 fue un año de transición en el que dimos el salto a ese nuevo modelo productivo. Pero también seguimos creciendo, llegando a facturar un millón de euros. Entonces queremos dar un salto más, pero nuestro sistema de producción tenía un problema con la coordinación de tantos talleres. Ahí decidimos introducir la capa tecnológica de la compañía, desarrollando un software que conecte esa demanda del cliente final con los distintos talleres de nuestra red, y automáticamente selecciona cuál es la mejor empresa de envíos para recoger el producto y entregarlo. Para dar este salto tecnológico cerramos una ronda de financiación de 500.000 euros.

Empezamos 2020 multiplicando por tres las ventas respecto al año anterior, y con el objetivo de cerrar el año con una facturación de 5 millones. Pero en marzo llegó el coronavirus que nos hizo pasar unos días complicados, con una caída de la facturación del 80%. Decidimos aguantar, tener paciencia, y el comercio online rebotó muy bien, recuperándose en forma de 'V'. En abril, mayo y junio el crecimiento se multiplicaba por cinco, una tendencia que se ha mantenido.

Estamos en un muy buen momento, con un equipo integrado por 33 personas, y con ganas de seguir creciendo, internacionalizándonos, ampliando el catálogo y la red de artesanos. Para ello, esperamos cerrar una nueva ronda de inversión de unos 3 millones.

¿El coronavirus ha cambiado vuestra forma de trabajar?

JOAN: El principal cambio es en la oficina. Dos semanas antes de que estallase la pandemia reunimos a todo el equipo en la oficina que acabábamos de estrenar y les enviamos a trabajar desde casa. No sabíamos cuántos días iba a durar, y finalmente hemos dejado la oficina y trabajamos todos en remoto, de forma totalmente deslocalizada.

¿Esa deslocalización de los trabajadores ha afectado a la productividad de la empresa?

MAURI: Sí, para mejor. Ahora los trabajadores están más centrados, son más productivos, y pierden menos tiempo. Es todo mucho más eficiente. Hacemos lo mismo en menos tiempo, y así, la gente puede dedicar menos tiempo a trabajar y más a disfrutar de su vida.

Uno de los puntos fuertes de la compañía es vuestra apuesta por fabricar productos más sostenibles. ¿Qué dificultades añade esa política a la hora de trabajar, de diseñar un mueble...?

JOAN: La dificultad está en el precio. Para casi todo tienes alternativas, unas más complejas que otras. Por ejemplo, el film que se utiliza para encintar los productos para que no se muevan durante el transporte es en lo que más nos está costando encontrar una alternativa.

Ahora estamos valorando implementar un tipo de barniz más premium, más caro, que no solo no genera dióxido de carbono (CO2), sino que incluso lo absorbe. Supone renunciar a un 10% de nuestra facturación para apostar por un producto aún más positivo para el planeta.

La complejidad está en explicarle a las personas que no cambien de mesa cada año, que se gasten un poco más en una un poco mejor, que te va a durar más gracias al tipo de material con el que está fabricado, y que permita reducir el desperdicio que genera el sector de los muebles, provocado por el efecto de 'fast forniture' que buscamos frenar.

MAURI: Nuestro reto es hacer entender a la gente que dos espejos que parecen iguales dejan un rastro muy diferente, uno mucho más verde, y otro mucho más rojo por la sangre que deja detrás.

Marcas como Ikea buscan convencer a las personas de la necesidad de cambiar constantemente de muebles, y nosotros queremos enseñarle a la gente que es bueno no subirse a ese carro, tanto para ellos como para los demás.

JOAN: Y creemos en la gente, está abierta al cambio, y quiere ese consumo cada vez más responsable.

¿Qué objetivos os marcáis ahora?

JOAN: Sabemos que no somos perfectos y tenemos muchos retos por delante, buscando nuevos materiales para mejorar el impacto medioambiental. Y a nivel de impacto social, seguir ampliando nuestra red de talleres y de artesanos. Esperamos alcanzar en cinco años un nivel de facturación de 40 millones de euros, y ser líderes europeos en el segmento de los muebles sostenibles y artesanales.