Cinco refugios seguros para tiempos de tormenta, desde los que seguir construyendo

Las crisis son momentos especiales donde es más fácil ver los comportamientos efectivos e inefectivos, tanto de quienes nos lideran como de uno mismo. Partiendo de la base de que las circunstancias no son para todos igual.

La pregunta es ¿cómo manejamos esta situación excepcional desde todos los puntos de vista, pero en este caso, centrándonos en lo profesional, para que sea lo menos negativa posible y la vuelta a la normalidad nos permita un despegue más rápido de las empresas? Es decir, cómo podemos ante este momento histórico de destrucción, seguir construyendo.

El primer punto es saber diferenciar entre lo humano y lo efectivo. Lo humano en este momento es tener miedo. Estar preocupado, frustrado e incluso deprimirte. Entrar en estado de hibernación o de cierto abandono. Quejarte o maldecir tu suerte, encerrarte en ti mismo... cualquiera de ellas es muy humano y comprensible, pero no es muy efectivo.

Digo que es muy natural porque es un comportamiento frecuente que todos entendemos. Pero, mantener la serenidad, aprovechar el tiempo extra que de pronto tienes, adaptarte a una nueva realidad, cuidar tus relaciones y hacer lo mejor que puedas con tu trabajo, también es muy humano, aunque a veces pensemos que es un comportamiento menos habitual.

En este momento, lo que estamos buscando son comportamientos eficaces. Te recuerdo que el criterio de eficacia te lo dan tus objetivos. Y un comportamiento es eficaz, si te acerca a tus objetivos.

Por este motivo lo primero que uno debe averiguar es, teniendo en cuenta las circunstancias y siendo realistas, qué objetivos me planteo para estos meses y qué tipo de comportamientos me acercan a ellos.

Puede no resultar sencillo, ya que en estos años trabajando con cientos de personas en el desarrollo de su liderazgo, he podido verificar que Peter Drucker tenía razón cuando afirmaba, que la inmensa mayoría de los directivos saben lo que hay que hacer en cada momento, pero bien distinto es que luego se haga.

Aun así siempre hay opciones y siempre existen algunos puertos seguros en los que refugiarse en tiempos de tormenta. Acciones que puede que no garanticen el resultado, pero que dan muchas más probabilidades de éxito. Los cinco comportamientos serían: excelencia, integridad y disciplina, responsabilidad, esperanza y aprendizaje.

- Excelencia: jugando el mejor juego. Dando el ciento por ciento con los recursos de los que se dispone en este momento, con el conocimiento que se tiene, los medios al alcance y las circunstancias personales y profesionales. En definitiva, tratando de esforzarse con lo que, ahora es una realidad. Sin conformarse, ni perderse en comportamientos que no acerquen a los objetivos.

- Integridad y Disciplina. Integridad entendida como la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Los ingleses lo definen muy bien con la expresión “walk the talk”. Que tus pasos caminen alineados con tus palabras. Es decir, la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos, tratando de ser consistente y respetando los compromisos con terceras personas y contigo.

Disciplina planificando tu día, enfocándose en la tarea que se quiere completar. Cumpliendo los horarios y acciones propuestas. Si dices que vas a hacer ejercicio diario, hazlo. Y si no lo vas a hacer, no lo digas. Si digo que hago un trabajo y te lo envío, te lo envío. La integridad y la disciplina son dos atributos principales del carácter y este es un gran momento para tenerlos presentes.

- Responsabilidad. Entendida como la capacidad de responder. Uno es responsable de aquello sobre lo que tiene capacidad de influir. Por ello la pregunta sería, de todo lo que está ocurriendo, qué parte sí depende de mí, sobre qué parte no puedo actuar. Y es que según advierte, si algo hemos aprendido en otras crisis es que lo más inteligente que podemos hacer es centrar nuestra energía en lo que depende de nosotros.

Sin olvidarse de lo que no depende de uno mismo, pero sin ponerle mucha energía. Ponerle mucho énfasis a lo que no puedes resolver, te va a llevar a la frustración y a la queja. No te pido que te conformes, sino que trabajes y te involucres en lo que sí puedes mejorar, en lo que sí puedes cambiar.

-Esperanza. Tener la convicción de que siempre hay opciones y de que de esta situación se puede salir fortalecido, ya sea como profesionales, como personas, como organizaciones y como país. Más cuando es seguro que todas las crisis acaban pasando.

-Aprendizaje. Esta situación va a demostrar a todos de qué condición se está hecho. Quiénes somos. Qué atributos nos definen. Cómo de sólidos son nuestros cimientos. Cómo de firmes nuestros valores.

Un gran aprendizaje personal al margen de otras lecciones profesionales, como la gestión de equipos deslocalizados, la adaptación al teletrabajo, el incremento de la productividad en horarios más reducidos, la seguridad en los procesos, el impulso de nuevos productos y servicios, la adaptación al cambio, etc.

La vida nos está poniendo ante una prueba de carácter. Podemos no conformarnos con cualquier comportamiento. Todos estamos a tiempo de corregir, si creemos que lo podemos hacer mejor. Esta situación de confinamientos, cuarentenas y pandemia, no estaba prevista, pero es la que es. Tenemos que trabajar con la realidad y hacer lo mejor que podamos con los recursos que tenemos.