El papel de los pagos digitales en el futuro de las pymes

Llevamos años hablando de la digitalización, sobre su importancia para el desarrollo y competitividad de las empresas. Pensábamos que, pese a vivir en un entorno cambiante, tendríamos años para el despliegue y ejecución de los proyectos de digitalización. Sin embargo, el confinamiento provocado por el Covid-19 ha puesto de manifiesto que no hay un largo plazo para ello, sino que el momento era ayer.

Más aún, el encierro ha supuesto un punto de inflexión en nuestros hábitos de consumo, afectando gravemente a muchas empresas, especialmente a las pequeñas y medianas, que no estaban preparadas para ofrecer sus servicios de manera online.

Tras más de dos meses de pandemia, ya sabemos que hay sectores que se están viendo especialmente afectados por estos cambios. Según el último estudio de la consultora EY, tres de cada diez españoles afirman que reducirá su gasto en bares y restaurantes y uno de cada dos limitará o suprimirá sus salidas nocturnas en la nueva normalidad. Sin duda, sectores críticos para la economía española que están luchando por sobrevivir.

Pero si de algo sabe el tejido empresarial en nuestro país es de adaptación, de innovación y, al fin y al cabo, de supervivencia; y me gustaría poner en valor la enorme lucha de las pymes españolas, que están dando una lección de resiliencia a la sociedad, abanderando dos conceptos empresariales que han tomado de pronto una relevancia inmensa en estos tiempos: reinventarse y digitalizar.

Ya lo decía Darwin, no son los más fuertes los que sobreviven, sino los que mejor se adaptan al cambio. De modo que es reinventarse o tener dificultades muy serias para seguir a flote. Es cierto que aún hay mucha incertidumbre sobre lo que está por venir, pero lo que está claro es que se han movido unos cimientos que considerábamos inquebrantables.

La normalidad va a ser otra y decenas de miles de empresarios en España están haciendo un enorme esfuerzo por reinventar sus negocios, no solo en sus procesos internos, sino también en la forma en la que se relacionan con ese cliente que ya ha cambiado su forma de consumir. Esto deriva en la creación y fomento de nuevas fórmulas de comercio electrónico, nuevos procesos logísticos y la inevitable aceleración de los pagos digitales. Un enorme esfuerzo para las empresas en estos momentos, pero que sin duda será una ventaja competitiva en el futuro.

Por otra parte, ¿por qué ahora más que nunca la digitalización es clave? Porque tanto las empresas que ya estaban trabajando en ello, como las que no lo tenían en sus prioridades inmediatas, han acelerado de una forma exponencial sus planes de digitalización para adaptarse a estas circunstancias.

Un ejemplo de ello es la buena acogida, tanto por parte de las empresas como de los consumidores, que ha tenido el aumento del límite contactless de 20 a 50 euros, el cual entró en vigor el pasado 30 de marzo. Esta medida, en la que desde Visa trabajamos junto al resto de actores de la industria de pagos digitales en España y Europa, ha agilizado los pagos y a la vez ha garantizado la seguridad de estos. En definitiva, un trabajo encomiable de digitalización que ha sido implementado sin fricciones y que beneficia tanto a los empresarios como a los consumidores.

Desde Visa, además de aplaudir esta labor titánica que están realizando las pequeñas y medianas empresas, estamos comprometidos a apoyarlas en este camino y lo estamos haciendo a través de varias vías. Por una parte, hemos creado un programa de ayudas directas para reforzar estos avances tan necesarios en digitalización. Se trata de un plan de apoyo para pymes a nivel global, dotado con más de 210 millones de dólares (el equivalente a unos 190 millones de euros, al cambio), que impulsará el desarrollo económico inclusivo y abordará las necesidades urgentes de las comunidades locales tras la propagación de Covid-19.

Además, queremos garantizar modelos de comercio online seguros para todo tipo de empresas. Cualquier pyme de España que trabaje con nosotros ha de saber que podrá beneficiarse de nuestros sistemas antifraude, basados en la Inteligencia Artificial, herramientas de autenticación avanzadas que mejoran la seguridad y reglas adicionales respecto a las garantías de pago en comercio electrónico que son pioneras y únicas en el sector.

Por concluir, estoy convencida de que este revulsivo traerá consigo oportunidades interesantes para los comercios. Entiendo que el camino no es fácil; comprendo y empatizo con todos los empresarios y empresarias de España que, en este momento, se están cuestionando sus modelos de negocio y la manera de hacer las cosas. Pero creedme si os digo que ahora es el mejor momento para reflexionar, no sólo sobre nuestra empresa, sino sobre ese consumidor que ya no es el mismo que antes de la pandemia.

Es importante poner al consumidor en el centro de nuestra toma de decisiones -es cierto que esto no es nuevo, pero es un elemento que cobra más importancia ahora que nunca-, cuestionarse quién es ese usuario que antes creíamos conocer, qué espera de nosotros, cómo nos vamos a relacionar con él, cómo vamos a incorporar a la población menos digitalizada en este proceso en el que nos encontramos para que sea más inclusivo para todos, o cuál es el valor añadido y la experiencia adaptada a los nuevos requerimientos sociales que vamos a ofrecer.

Insisto, es un proceso complejo, pero es el momento para la reflexión y para que estemos preparados para los acontecimientos inciertos que puedan venir. Recordemos que el futuro nunca es como uno se imagina.