Autius crece con su autoescuela tecnológica

La empresa ha diseñado un plan de expansión dentro del que prevé cinco aperturas al año para llevar por España su innovador sistema para sacarse el carné de conducir

Con cinco autoescuelas en Aragón, Autius ha comenzado su expansión por España con la puesta en marcha de un plan que contempla cinco aperturas anuales. La empresa aragonesa, que nació en 2017, comenzó su andadura en la localidad oscense de Barbastro para, ya en 2018, dar el salto a Zaragoza. “A partir de ahí se consolidó la marca”, explica Joaquín Grau, CEO de Autius.

Esta consolidación de la marca permitió seguir abriendo más centros en la comunidad aragonesa tanto en la provincia de Huesca, donde cuentan con autoescuelas en Fraga y Monzón, como en Zaragoza, ciudad en la que tienen otro centro. Es una expansión por Aragón a la que, ahora, se suma también el crecimiento en el territorio nacional en el que ya ha abierto recientemente la primera autoescuela en Madrid, que de esta forma “consolida la expansión en España” de la compañía.

“El plan es ambicioso en número de centros, contemplándose cinco aperturas al año”, aunque con la situación generada con el Covid-19 “puede verse un poco retardado en el tiempo”. Un crecimiento en el que Autius apuesta por un modelo mixto formado por centros propios -la central está en la calle San Miguel de Zaragoza y es autoescuela en propiedad-, y la franquicia bajo cuyo paraguas se han puesto en marcha las cuatro unidades restantes, aunque hay alguna enseña que es familiar y de la que se es socio.

La franquicia va a ser decisiva en esta expansión en la que, pese a la pandemia, se han dado pasos importantes. “A nivel de tecnología hemos avanzado varios años. Ya nos habíamos desarrollado tecnológicamente, pero esta situación nos ha acelerado” y, con el confinamiento, se ha impulsado la estrategia web para tener más alumnos online en España y más captación de personas donde ya se tiene presencia.

La tecnología, precisamente, es una de las claves de Autius y que ha estado presente desde su origen a través de un modelo innovador y muy diferenciado frente al sistema que se utiliza de forma generalizada en este tipo de centros. “Mi padre siempre había estado vinculado al mundo de las autoescuelas. Yo estudié ingeniería aeronáutica, aunque siempre me había gustado mucho el mundo del motor, de la autoescuela y de la empresa. Me di cuenta de que había un público de 18 a 24 años, que tienen hábito de consumo tecnológico y que en las autoescuelas faltaba unir lo que se ofrece con lo que el consumidor demanda”.

Bajo esta idea nació Autius con una marcada apuesta por la tecnología con la creación de un programa y de una metodología de enseñanza propia porque “todo está protocolizado. La teórica del carné de conducir se estructura en un curso de seis días” en el que el profesor explica los puntos de temario. El uso del smartphone permite continuar con la formación y utilizar la aplicación MyAutius para realizar los test del examen. “Es un sistema rápido y eficaz con garantías de aprobado”.

Además, las prácticas la reserva el propio alumno a través del móvil -permite también el pago-, pudiendo elegir día y hora. “El precio varía en función del horario. Es autorregulación de oferta y demanda”, siendo un sistema que evita que haya coches parados y que facilita que el alumno sepa en todo momento el precio que paga.

Es un método innovador que, a su vez, se apoya en la experiencia del cliente, que acude a las aulas en las que no hay mesas ni sillas, sino gradas, y que realiza las prácticas con un coche modelo Mini. Un vehículo característico de la gente joven y que está equipado con una tableta en la que el profesor registra la evaluación del alumno como se haría en Tráfico en el examen oficial. Esta información está disponible para la persona a través de la app, quien puede conocer su evolución en tiempo real. “Te sacas el carné de conducir una vez en la vida. Se trata de que la experiencia de cliente sea lo más positiva”, rompiendo a su vez con el tópico de que sacarse el carné de conducir puede ser largo y aburrido.

Autoempleo, reconversión o inversión

Esta metodología y modelo de negocio se traslada en su totalidad a las franquicias, que principalmente están dirigidas a autónomos que “quieren dar un giro a su negocio -se estudia la reconversión- o profesores de autoescuela que trabajan por cuenta ajena y se plantean abrir su propio centro con una marca que da garantías y funciona bien”, así como a inversores “que son habituales en la franquicia y buscan modelos de negocio disruptivos”.

Autius, la única franquicia aragonesa en el sector, ofrece al franquiciado “apoyo total porque todos los centros se gestionan desde la central como si fueran propios”. Además, se recibe formación inicial para la puesta en marcha de la unidad franquiciada, se les acompañada por personal de la enseña en el primer mes y se tiene soporte en la parte operativa y docencia de profesores, comunicación y en las redes sociales, entre otros ámbitos.

La franquicia tiene un canon de entrada de alrededor de 20.000 euros y un royalty mensual del 8% de las ventas. La inversión estimada ronda los 70.000 euros, aunque “con los acuerdos de financiación con entidades bancarias, desde 29.000 o 30.000 euros es posible abrir un centro”. El retorno de la inversión se produce en el plazo de dos o tres años porque “el negocio requiere de un rodaje de un año”, ya que primero los alumnos tienen que hacer la teórica y luego pasar a la práctica. “El primer año es progresivo. Se necesita flujo de tesorería para el arranque y, luego, el beneficio es pequeño y va creciendo. Es como una curva exponencial”. Las franquicias de Autius, que suma 50 empleos, también generan puestos de trabajo. Cada centro, según tamaño y ciudad, puede tener entre ocho y diez empleados