José Luis Bonet, presidente de la Cámara de
Comercio de España: “El Gobierno debe poner
el foco en la ayuda a las empresas”

La Cámara de Comercio de España se pone a disposición del Gobierno para poner en marcha los proyectos del Plan Nacional de Recuperación, ya que pueden ayudar mucho gracias a su representatividad, su capilaridad y su experiencia gestionando fondos provenientes de la Unión Europea.

La pandemia ha provocado un colapso en la economía mundial, sintiéndose con especial intensidad en España. Pero también ha supuesto un impulso a tendencias como la digitalización. La Cámara de España ha hecho un esfuerzo para acompañar a las empresas en este proceso de transformación.

¿Cómo han vivido este año?

Con mucha intensidad. Nos vimos en medio de la pandemia, totalmente inesperada, y que enseguida se vio que era grave. Para nosotros, el punto de partida fue cuando se decretó el estado de alarma.

Una de las cosas que se vio es que iba a afectar a un sector, el más trascendente de la economía española, que es el del turismo. A toda la cadena turística, no solo a los hoteles, sino también a los comercios, la hostelería, los taxis, las agencias de viajes, los espectáculos, las ferias, etc. Incluso alcanza a sectores nucleares, como el agroalimentario. Porque si visitan España 83 millones de turistas, comen y beben, y si dejan de venir, hay una cantidad de comida y bebida muy importantes que se queda sin demanda.

Yo digo de manera exagerada que España vive del turismo, pero lo digo porque es un sector que debemos tener en cuenta, y que hay que mantenerlo porque en el corto plazo puede perder la viabilidad, pero a medio plazo es perfectamente viable, va a recuperarse.

Lo que hay que hacer es trabajar para recuperarlo cuanto antes. ¿De qué depende? Pues sobre todo de los aviones. Porque 68 millones de visitantes llegaron en avión. Hay que recuperar cuanto antes la conectividad aérea.

Evidentemente, esto tiene el prerrequisito sanitario, pero ahora que las vacunas nos permiten ver la luz al final del túnel, lo que hay que hacer es trabajar para llegar a ese final no más tarde de lo que debemos llegar. Hay que aguantar a ese sector como sea, y no solo aguantarlo, sino transformarlo y mejorarlo, siguiendo la pauta de la UE.

¿Qué papel ha jugado la Cámara?

Estar al lado de las empresas, a su servicio y al servicio de la sociedad. Hemos trabajado mucho. Hay que decir que hemos podido trabajar gracias a que Telefónica hizo los deberes en su momento, y aquí hay fibra óptica que permite el teletrabajo.

Nosotros lo primero que hicimos fue cumplir con la regla sanitaria correspondiente, pero inmediatamente pusimos a trabajar a toda la organización. No solo la gente de la Cámara de Comercio de España, que ha trabajado desde su casa lo que ha hecho falta -hemos trabajado más que nunca-, sino que se extendiese a toda la red cameral. Y como no hay mal que por bien no venga, ha sido beneficioso para nosotros, porque ha incrementado la cohesión de la red cameral.

Además, la fluidez de tráfico de información permite que, mediante webinars, tú puedas escuchar a altos cargos de la administración española, o autonómica, incluso de Europa, y ponerlos en contacto con toda la red cameral. Esto ha sido innovador y muy fructífero, en dos aspectos. Por un lado, para aguantar, porque resistir depende mucho del ánimo, y si puedes dar ánimo a los empresarios, aunque sea telemáticamente, ya estás cumpliendo una función. Y la segunda, transformar, porque si podemos poner la red cameral a disposición de la transformación de las empresas, pues santa cosa. En este sentido, lo que hemos hecho es ponernos a disposición de la Administración para la transformación de España, y sobre todo de las pymes.

Tuvimos larguísimas sesiones telemáticas y telefónicas con el núcleo duro de la Cámara de España. Estuvimos constantemente haciendo de motor de ese conjunto de la red cameral, hasta el final del estado de alarma. Luego ya pudimos estar en la sede en Madrid o viajar cuando ha hecho falta, por ejemplo, acompañando a la Ministra de Comercio, Reyes Maroto, en la presentación de la campaña de apoyo al comercio, en la que vamos de la mano. Porque otro de nuestros principios es la unidad de acción.

Lo que no se comprende es que la gente no vaya unida en todo momento, a pesar de que la pandemia es lo peor que hemos vivido desde la crisis de 2008. Y aquella crisis no tuvo la misma profundidad. Estamos en un momento en el que no nos podemos perder en rifirrafes. Hay que ir juntos a por todas, o no lograremos salir de la crisis.

¿La UE ha estado a la altura?

De esta crisis vamos a salir gracias a la Unión Europea que, al contrario de lo que pasó en la crisis de 2008, se ha puesto las pilas.

Además, la UE, con su Plan de Recuperación para Europa, no solo llama a aguantar, sino que pide una transformación, siguiendo las pautas que ha señalado de la transición ecológica, la digitalización y la formación.

Hay que sumar otro aspecto, que no está en las pautas de la UE, pero que para nosotros sigue siendo vital: la internacionalización. Hay una tendencia de que ahora mismo no toca ponerse con la internacionalización, y no es que no toque, es que toca más que nunca. Lo que hay que decirle a los empresarios españoles es que hemos llegado con retraso, y suerte que hemos llegado, a la internacionalización de las empresas. Algunas ya están en camino, posicionadas, e incluso son líderes en el mundo. La última crisis hizo reaccionar a algunas medianas empresas, que ya han iniciado el camino hacia la internacionalización. Pero las que no lo han hecho tienen que hacerlo ahora sí o sí. La globalización sigue estando presente, no hay quien la pare, y el que no se sitúe en el mundo se estará equivocando.

¿Y a qué lleva? A una parte de la transformación, que es la reinvención de los negocios. Porque la transformación no es solo poner máquinas, sino que incluye reinventarse. Un ejemplo para ver la importancia de la internacionalización está en el sector agroalimentario. Las empresas con una posición internacional están logrando salvar los muebles. No tendrán el mejor año de su historia, pero tendrán un ejercicio aceptable. Mientras que algunas empresas que solo venden en España... ¡Pobre gente! Tienen un problema.

Y en la postpandemia hemos seguido trabajando en esta línea todo lo que hemos podido. Aunque hay que reconocer que se ha producido un cambio muy importante a raíz de la aparición de las vacunas. Uso mucho la parábola del túnel. Los empresarios íbamos caminando por un túnel, a oscuras, arrastrando los pies. Algunos no podían más, desfallecían y se quedaban. Otros están desfalleciendo en medio del túnel, a oscuras, no ven nada. Esto genera incertidumbre, miedo, preocupación... desánimo. Pero con la aparición de las vacunas, de repente, se ve la luz al final del túnel. No ha cambiado tu situación, sigues en medio del túnel y medio desfallecido, pero has recuperado la esperanza, el optimismo, y eso es importantísimo.

Esto me lleva a dos ideas: primero, la esperanza tiene que servir para resistir; y segundo, esta esperanza la tiene que tener también el Estado. El Estado no es un fin en sí mismo, es un instrumento para el conjunto de la sociedad, y para las empresas como células fundamentales. En este momento las empresas necesitan al Estado, lo necesitan imperiosamente. Y el Estado, que hasta ahora ha estado cauteloso, porque sus cuentas no eran demasiado boyantes, tiene que echar el resto. Y más si tenemos en cuenta que cuenta con el respaldo del BCE y el Plan de Recuperación para Europa de la UE.

No hemos llegado al final del túnel, quedan meses muy duros por delante. Pero volviendo al ejemplo del turismo, no es lo mismo no hacer nada que hacer todo lo necesario para mejorar la conectividad aérea, lanzar campañas de dinamización de la demanda en Europa y en otros países, o dar instrucciones a los consulados para que no pongan pegas burocráticas para conceder visados. Hay que procurar no perder la campaña de 2021. Este debería ser el principio general de actuación en un futuro próximo, que aún va a ser muy duro durante meses.

¿Cómo se puede ayudar a las pymes?

A través del sistema cameral, que para eso estamos. Tenemos la representatividad de todas las empresas del país, estamos a su servicio, y nos hemos puesto a disposición del Gobierno y de todas las administraciones para hacer llegar las medidas para aguantar y para transformarse a toda la red empresarial de España. España es un país de pymes, y hay que apoyarlas en lo que haga falta.

Nosotros estamos a disposición del Gobierno, no depende de nosotros poner en marcha los proyectos del Plan Nacional de Recuperación. Sí hemos destacado que podemos ayudar mucho, porque somos corporaciones de derecho público, representativas de las empresas; porque somos una red capilar, con 85 cámaras territoriales que llegan al último rincón. Y además tenemos experiencia, porque llevamos 20 años intermediando la gestión de fondos europeos.

¿Se puede poner fecha a la recuperación?

No soy capaz de hacer previsiones. Pero si hay vacuna a principios de 2021 ya va a dar consistencia a la esperanza de la que hablamos. Ojalá la recuperación llegue cuanto antes, pero sobre todo antes del verano. Y hay que trabajar para acelerar esta llegada de la verdadera normalidad. Porque hemos hablado de nueva normalidad, que era nueva pero no verdadera. Y ahora ya tenemos la verdadera normalidad en lontananza.

¿La Cámara va a mantener el foco en los mismos aspectos de antes de la pandemia? ¿Las empresas comparten esa visión? ¿O están más preocupadas por sobrevivir?

A las empresas les preocupa todo. Lamentablemente, muchas ya estarán pensando en cómo tienen que cerrar. A estos empresarios habría que tratar de convencerles de que sigan, porque el que resiste gana.

Mi esperanza personal es que las pymes españolas, que son las que tienen más debilidad, son empresas familiares en muchos casos, y las familias tienen una gran capacidad de resistencia. Si van juntas, si hay cohesión familiar, no hay nada más potente.

La mayor parte de las empresas están con un ojo puesto en aguantar y en aprovechar todas las ayudas, y con otro ojo viendo qué tienen que hacer para reinventarse.

¿Están de acuerdo con la actuación de la Administración?

En la parte de las críticas yo no he entendido cómo ha habido voces, incluso dentro del Gobierno, que no se han dado cuenta de que el foco hay que ponerlo en la ayuda a las empresas, que son la célula fundamental de nuestra sociedad y su bienestar. No he entendido que se haya puesto en cuestión la figura de la empresa. ¡Es una barbaridad!

Dicho esto, creo que el Gobierno ha introducido buenas medidas, como mantener la liquidez de las empresas con el ICO, proteger empleos con los ERTE, las moratorias fiscales, o las prestaciones para autónomos, que tendrían que ser más contundentes.

Otro aspecto que debe desarrollarse es el emprendimiento. En España, en uno de cada tres hogares no trabaja nadie. ¿Qué falta? Empresas, emprendimiento. Habría que desterrar de alguna manera a los que hablan mal de la empresa, y conseguir que todo el marco educativo dé un valor al mundo del empresario. Al final son los empresarios los que, con sus trabajadores, generan el crecimiento, el desarrollo y el bienestar de la gente.