Philippe Delorme, vicepresidente ejecutivo para Europa de Schneider Electric: “La eficiencia energética es la única vacuna que tenemos contra la crisis”

Philippe Delorme es el máximo responsable del negocio europeo de Schneider Electric desde hace poco más de un año. La compañía con presencia en más de 100 países y con más de 135.000 empleados es uno de los principales tecnólogos mundiales y juega un papel clave en la transición energética.

¿Cuáles son los principales objetivos que tiene en este puesto?

Asumí mi papel tres días antes de comenzar la guerra en Ucrania y lo primero que tuve que afrontar fue la salida de Rusia. Dedicamos tres meses a vender nuestras operaciones en el país. Llegó julio y el sol brillaba pero mirando hacia adelante nos dimos cuenta de que la guerra en Ucrania había cambiado todo lo relacionado con la energía. Y, francamente, al principio, cuando asumí mi cargo, no me di cuenta. Tres meses después, una vez que se despejó el panorama, nos dimos cuenta de que el mundo no era el mismo. Si miras las grandes cifras, básicamente lo que sucedió es que la energía que fluía desde Rusia se fue y todo eso representaba el 20% del suministro de Europa. Un 20% no parece mucho, pero lo es. Y no hay plan B. No hay retorno. Este gas y este petróleo probablemente se hayan ido por mucho tiempo. Cuando ves esto, la situación completa de Europa, es un shock enorme. Como probablemente nunca hemos visto antes. La última vez que apareció un shock de este tipo en los últimos 30 años fue en Fukushima, aunque no de la noche a la mañana, pero en unos meses Japón tuvo que deshacerse del 15% de su suministro de energía, que provenía de la nuclear, y tardó diez años en recuperarse y digerirlo. En Europa, inmediatamente nos fuimos a un modo de crisis profunda. Recuerdo estar en Bruselas en julio del año pasado y ver a muchos políticos con una tensión visible porque, de repente, la gente se dio cuenta de que sin energía, la economía estaba a punto de colapsar. La siguiente gran pregunta inmediata fue el invierno. Pasamos el invierno y ahora la gente tiende a estar feliz porque hemos superado un invierno suave con bastante ahorro de energía. Pero no hay garantía de que el próximo invierno vayamos a superarlo cómodamente. Lo que me mantiene despierto por la noche es asegurarme de que Schneider, como empresa, brinde una solución a la crisis energética en Europa y que todas las personas del equipo entiendan que el tiempo que vivimos no tiene parangón con ninguno. Llevo 27 años en el negocio, nunca he visto una situación así, que es por un lado, un riesgo masivo. Y por otro lado, una gran oportunidad porque vemos oportunidades en todas partes, eficiencia energética, generación, redes, vehículo eléctrico. Para Schneider Electric, toda esta revolución, que impulsa una mayor electrificación del lado de la demanda y la digitalización son las opciones estratégicas que adoptamos en los últimos 15 años. Así que probablemente nunca ha habido un mejor momento para Schneider en una situación general en Europa, que nunca ha estado tan estresada. Y si alguien cree que, está bien, que lo peor ya pasó, eso es un gran problema porque todavía tenemos mucho riesgo por delante en términos de disponibilidad de energía y en términos de coste en Europa. Así que hay mucho trabajo por hacer, no hay tiempo que perder. Y estamos tratando de traer soluciones al mercado y a la sociedad. Tenemos una gran urgencia. Así que mi mayor trabajo es asegurarme de que las personas entiendan la situación y que impulsemos las decisiones correctas.

¿Cree que el diagnóstico es correcto en Bruselas?

Cuando miro..., estamos muy felices en este momento. El 90% de lo que sale de Bruselas probablemente sea correcto en términos de dirección. El problema que tenemos es la velocidad. Y cada vez que me reúno con políticos en Bruselas les digo: ¿ustedes creen que la crisis energética es tan grave como lo fue el Covid hace dos años? La mayoría de ellos dicen que sí. Así que explícame una cosa, ¿cómo explicas que Europa haya podido avanzar tan rápido con el Covid y por qué vamos tan lentos en la crisis energética? Y la gente dice es una buena pregunta. Creo que la respuesta a eso es que durante el Covid, los muertos se acumulaban y fue impactante para los políticos, por supuesto, y para todos nosotros porque fue un drama. Lo que vemos con la crisis energética ahora es más abstracto porque lo que está provocando los altos precios de la energía es una muerte silenciosa de la industria que no puede soportar estos costes en gran parte de Europa pero eso es menos visible para los políticos. Ven un menor sentido de urgencia, pero el impacto es muy grande. El problema es la velocidad. Tenemos discusiones sobre la reforma del mercado, sobre la industria sostenible.

¿Qué podemos hacer?

Necesitamos una inversión masiva. La gente, en general, se da cuenta de que la energía es un asunto muy serio y que Europa no sobrevivirá sin energía asequible y disponible. Y creo que el trabajo que estás haciendo para simplificar la explicación es muy importante. La segunda es aclarar cuáles son las soluciones y explicar a la gente el tipo de escala de tiempo de lo que se necesita en función de la solución para hacer las cosas. Estamos convencidos de que para impulsar la revolución energética que necesitamos en Europa, tenemos que hacer dos cosas desde el punto de vista tecnológico. Por el lado de la demanda, es decir, pasar masivamente a cargas que utilicen electricidad.

El segundo punto sería usar tecnologías digitales para automatizar y asegurarnos de que aprovechamos al máximo la energía que se destina a cualquier lugar. Las cosas relacionadas con la tecnología digital pueden tener un retorno bastante rápido y desplegarse de forma sencilla. Tomemos un ejemplo, este edificio o una industria. La tecnología digital que podrías instalar para asegurarte de que este edificio se pone en modo de reposo por la noche se amortiza muy rápidamente, puede ponerse en marcha en pocas semanas o meses y contribuye a una cosa de la que la gente habla cada vez más, que es la eficiencia energética. La eficiencia energética es la mejor vacuna contra la crisis que tenemos. Si hacemos la analogía con el Covid, porque es rápida de implantar, la tecnología existe y es el camino más corto para llegar a esta brecha del 20% que estamos hablando, y asegurarse de que los costes disminuyen.

¿Cómo está evolucionando su negocio?

Bastante bien. Estamos creciendo a dos dígitos. Y vemos todo esto como vientos de cola muy fuertes que están empujando nuestro negocio. Hace 15 años tomamos la decisión de pasar a más tecnología digital, más electrificación. Hemos tomado la postura de decir que la revolución energética vendrá del lado de la demanda, no de la oferta. Vendrá de la gente, del usuario que apostará por la eficiencia. Y lo que vemos ahora, es más o menos lo que está pasando. Así que estamos bastante satisfechos.

¿Se necesitará más inversión? ¿Habrá alguna posibilidad de más negocio en España?

El dinero no es el problema. Porque una vez que empiezas a demostrar a un cliente que realmente tendrá una amortización de tres a cinco años para un proyecto de eficiencia entonces el dinero fluye. Todavía hay mucho dinero en el mundo. Para proyectos con un plazo corto de amortización, en un momento en el que los bancos también se ven empujados a prestar dinero a proyectos verdes, la disponibilidad de financiación no es lo importante. La cuestión sigue siendo acelerar la concienciación de los clientes por el lado de la demanda. Y en segundo lugar, encontrar el modelo de servicio a escala que permita desplegar las tecnologías existentes con la suficiente rapidez y de forma reproducible para no reinventar la rueda todo el tiempo. Así que en Schneider estamos apoyando esto con gran determinación. Supongo que, como muchas otras empresas, el año pasado ha sido duro desde el punto de vista del suministro por la escasez de productos electrónicos. ¿Volverá a haber problemas en los próximos años? Es posible. Pero diría que hoy no creemos que el suministro de productos sea el factor limitante de esta carrera por la eficiencia energética. No se trata de eso. El factor limitante sigue siendo cierto nivel de concienciación de los usuarios finales y el modelo de servicio a escala que se ofrece a los clientes.