La IA, clave en la transformación de la industria energética

Las principales empresas del sector energético español llevan años implantando programas e iniciativas relacionadas con el uso de los datos y la inteligencia artificial (IA), hasta el punto de convertirse en organizaciones pioneras en la aplicación de estas tecnologías. En un contexto de globalización económica, de importantes procesos de transformación derivados de la transición energética y con una competencia intensa entre empresas, el hecho de haber sido capaces de detectar con anticipación las oportunidades y los beneficios que la inteligencia artificial supone, ha sido crucial. Porque les ha permitido aumentar su competitividad, productividad y rentabilidad, al ser capaces de lograr que sus procesos sean mucho más eficientes.

Y me remito a los hechos y también a las cifras. Dentro de las empresas que fundaron IndesIA encontramos en Repsol, como compañía del sector energético, un ejemplo claro. Comenzó su transformación digital en 2017 y lanzó un programa específico para ello. El objetivo marcado y alcanzado era mejorar el flujo de las operaciones en 800 millones de euros en 2022, coincidiendo con la finalización de la 1ª etapa de este programa. En este periodo, Repsol ha puesto en marcha más de 500 iniciativas digitales, de las cuales el 60% han tenido un fuerte componente en datos e IA. Actualmente, la compañía sigue apostando por la digitalización y está inmersa en la 2ª etapa de su programa digital con horizonte temporal 2023-2025 donde estas tecnologías tienen un papel fundamental.

Esto demuestra que la tecnología, y en especial el uso de la IA y los datos, es una aliada altamente efectiva para la rentabilidad. Pero lo es también más allá de los resultados empresariales. Así, la automatización de las operaciones que permiten estas herramientas tiene un fuerte impacto en procesos de la actividad energética como el mantenimiento predictivo o la planificación y la programación de los activos y complejos industriales. Aspectos esenciales para un buen funcionamiento de las empresas y que, además, facilitan, en gran medida, las tareas de los trabajadores, al mismo tiempo que minimizan los posibles riesgos laborales.

Estamos en un momento en el que todas las compañías del sector están comprometidas con los objetivos de desarrollo sostenible y la aplicación de la inteligencia artificial está jugando un rol fundamental a la hora de aportar soluciones para minimizar el impacto generado a causa del consumo energético. Así las principales empresas españolas del sector energético han puesto en marcha programas dirigidos a ser más sostenibles y eficientes en toda su actividad y en su cadena de valor. En este aspecto, el uso de la inteligencia artificial ha ayudado a reducir en grandes cantidades las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Esto ha supuesto experimentar importantes mejoras y avances a nivel empresarial, a lo que hay que sumar el otro actor fundamental para estas compañías: el cliente y los servicios que le ofrecen. Y es que gracias a la aplicación de estas tecnologías se pone al cliente en el centro, siendo capaces de ofrecerles lo que necesitan cuando lo necesitan. Si todos estos usos ya están más que testados, la llegada de la inteligencia artificial generativa nos abre las puertas a una nueva etapa con mejores y mayores posibilidades. Así, hay multitud de procesos en los que esta nueva herramienta podría aportar un valor diferencial, no solo para la compañía, sino para las personas, clientes y empleados. Por ejemplo, su aplicación mejora el funcionamiento de los canales de atención y relación con los clientes sirviendo de “copiloto” para los empleados en tareas más administrativas.

Nos encontramos ante un punto de inflexión en el desarrollo de la inteligencia artificial, ya que esta tecnología ha pasado de usarse para poder resolver operaciones numéricas a ser capaz de aprender a razonar e interactuar con las personas simplemente a través del lenguaje. La simplificación de su uso será, por tanto, el factor más determinante para su democratización, haciéndola más accesible y redefiniendo la manera en la que personas y maquinas nos relacionamos. La facilidad de utilización puede suponer, por tanto, una oportunidad para impulsar el big data y la inteligencia artificial en las pymes de la cadena de valor del sector, de una manera más directa y eficiente. Y podría ser la solución al gran reto de involucrar a las medianas y pequeñas empresas en esta transformación. Y es que, si queremos que realmente el sector aumente su competitividad, hay que contar con todos.

En IndesIA hemos apoyado a pymes del sector industrial a encontrar soluciones analíticas para ciertos aspectos de su negocio, entre ellas algunas empresas del sector de la energía, a las que, gracias a modelos analíticos, hemos podido ayudar a realizar mejoras logísticas, de previsión de materiales, de funcionamiento de instalaciones y activos, hasta rutas de reparto más eficientes y a avances relacionados con la conciliación de sus empleados.

Estos ejemplos demuestran que la IA no es una herramienta exclusiva de grandes multinacionales. Es cierto que su aplicación supone un esfuerzo que, a veces, para las empresas más pequeñas es complicado llevar a cabo. Pero de hacerlo o no, puede depender la supervivencia de la empresa si se mira a un futuro cercano. Por ello, para comenzar a adoptar esta tecnología de una manera más efectiva, un primer paso es la identificación de cómo la IA puede aportar un valor real. También decidir cómo se va a medir y cuantificar el impacto que tendrán estas iniciativas, para evitar el riesgo de poner el foco en aplicaciones que aporten escaso valor. Por otro lado, hay que entender la dificultad o complejidad analítica que requiere cada uso, con el objetivo de ir resolviendo paulatinamente primero los más sencillos y después los más complejos.

Si con la facilidad de su uso y una estrategia que aporte sentido a su aplicación se puede poner solución al reto de dar a conocer, impulsar y canalizar el uso de la IA en las pymes, el sector industrial sin duda dará un gran paso. Y podrá enfocarse en su otro gran desafío, la atracción de talento experto en estas tecnologías y la necesidad de formar a los profesionales que ya forman parte de las empresas en las capacidades digitales que se requieren para continuar con la actividad y transformación que está llevando a cabo el sector industrial.