La burbuja renovable en España está a punto de pincharse

España ha vivido durante años una burbuja de desarrollos de energías renovables que comienza a acercarse a su fin. Un buen número de promotores han logrado poner sobre la mesa más de 58.000 MW que deberán estar construidos en los próximos dos años. Gran parte de esta cantidad tiene que superar todavía el hito del próximo julio donde se espera que puedan caer algunos de estos proyectos.

La hora de la verdad ha llegado. A partir de este momento, las empresas tienen que comenzar a poner el dinero sobre la mesa para iniciar la construcción de las plantas. La situación, por lo tanto, pasa a manos de las entidades financieras, los fondos y las aseguradoras que tienen que comenzar a echar cuentas sobre si tiene sentido invertir casi 60.000 millones de euros en España con la incertidumbre que genera la reforma del mercado mayorista, la evolución de los tipos de interés y los crecientes riesgos de curtailments y precios cero en un buen número de horas.

Parece lógico, por tanto, que las asociaciones de renovables hayan comenzado a pedir un plan para impulsar el consumo. Los contratos a largo plazo con los industriales suponían un seguro ante esta situación, pero las diferencias en las expectativas de cada una de las partes alejó los grandes acuerdos durante los últimos años.

Así que todo parece encarrilarse ahora hacia una bajada de precios de los proyectos renovables (ya se ha observado en los múltiplos de Naturgy con Ardian) y hacia una fiebre de firmas de contratos de venta de electricidad a largo plazo (PPA) para poder asegurar la viabilidad financiera de una cantidad importante de estos proyectos de energías renovables y evitar los efectos de la curva de pato.