El precio del gas en Europa se desploma por la caída del consumo

El precio del gas ha caído por debajo de los 30 €/MWh por primera vez en dos años. El descenso de la demanda, temperaturas más cálidas y la abundancia de gas en los depósitos europeos son, a juicio de los expertos, las razones que han provocado un descenso tan acusado del precio de este combustible.

El precio del gas natural se ha desplomado. Hace tan solo unos días, Bloomberg anunciaba que el precio del gas natural TTF en el mercado holandés para entrega en junio había caído por debajo de los 30 €/MWh por primera vez en dos años, mientras que el precio en el mercado ibérico rondaba los 26 €/MWh.

Esta tendencia de precios a la baja se viene produciendo desde finales del año pasado, tanto en los fundamentales europeos como en España, y se sigue manteniendo en lo que llevamos de año. A comienzos de 2023, el precio del gas natural superaba ligeramente los 70 €/MWh, un valor muy alejado, sin embargo, del máximo alcanzado en agosto del año pasado, cuando superó los 350 €/MWh.

Temperaturas más cálidas de lo normal, una caída acusada de la demanda, el aumento de renovables para generación de electricidad, así como la abundancia de gas acumulada en los depósitos europeos son, a juicio de los expertos, las principales razones que están provocando un descenso tan acusado en el precio de este combustible.

“El invierno ha pasado muy benigno y con mucho gas en almacenamiento subterráneo en Europa y, en consecuencia, ha sido mucho más ventajoso de lo que se preveía”, concreta Raúl Yunta, presidente de Mibgas a elEconomista Energía. “Además -añade Yunta- la demanda ha bajado fuertemente en el Continente y esto ha hecho que el balance entre oferta y demanda haya provocado un equilibrio mucho más bajo de precios y una menor volatilidad de los mismos”.

En el caso concreto de España, explica Yunta, “tenemos una oferta muy alta y una demanda baja que, en el caso del gas, se ve muy influenciada por la parte de electricidad. En las últimas semanas estamos teniendo rachas de viento muy potentes en el país, lo que ha llevado a que la producción eólica sea muy alta (la fotovoltaica también, pero es más previsible), con lo cual la demanda de gas que preveían los agentes el mes anterior que se podría llegar a consumir para electricidad, no se está cumpliendo, de ahí que el precio del gas en España sea más bajo que el europeo; de hecho, en las últimas semanas estamos teniendo los precios más baratos de Europa”. Evidentemente, esta caída de los precios, explica Yunta, “repercute en el mercado eléctrico, porque es el gas el que marca los precios, de manera que si el gas sube, la electricidad sube y si el gas baja, la electricidad baja”.

Niveles altos de almacenamiento

Los analistas de Morgan Stanley señalan que el uso de este combustible en las principales economías europeas se mantiene por debajo de la media de los últimos cinco años. A esta circunstancia también se suma el hecho de que China no solo no ha repuntado en la compra de GNL desde que el país levantara sus restricciones por Covid, sino que incluso ha reexportado volúmenes récord de gas natural licuado en el primer trimestre del año, según recoge Bloomberg.

Tal y como acabamos de señalar, los inventarios, es decir, el gas de los almacenamientos subterráneos, está bastante alto. “En Europa está al 63%, por lo que no hará falta tanto gas para lograr el objetivo del 90% fijado por Bruselas para finales de año, mientras que en España tenemos el 90% de llenado”, apunta Yunta.

En Francia, por ejemplo, “la regasificación está siendo muy robusta y están llegando muchos barcos de GNL al país; sin embargo, su nivel de almacenamiento es mucho más bajo debido a que en las semanas de huelga provocadas por la reforma de las pensiones, tuvieron que tirar de los almacenes”, explica el presidente de Mibgas.

Precisamente la huelga en Francia ha provocado una disminución en la producción local de gas, lo que ha llevado a una mayor dependencia de sus importaciones para satisfacer su demanda nacional. A este respecto, España alcanzaba un récord histórico en la exportación de gas natural por gasoducto al país galo en el mes de abril a través de las interconexiones de Irún (País Vasco) y Larrau (Navarra), registrando un flujo de 6,52 TWh según datos de Enagás.

En el caso de España y por lo que respecta a las importaciones, Argelia ha vuelto a recuperar el primer puesto como proveedor de gas a nuestro país con un 24,2% de cuota desde que comenzara el año frente a Estados Unidos, que ha quedado relegado a un segundo lugar con una cuota del 24,1%. Por su parte, Rusia se mantiene como tercer proveedor, con un 16,8% del mercado, por encima de Qatar y Nigeria, a pesar de las sanciones europeas.

En lo que se refiere a la demanda nacional de gas, se ha producido una caída del 11,9% en el mes de abril, mientras que en los cuatro primeros meses del año el descenso suma un 16,1% frente al mismo periodo de 2022. Destaca la bajada de la demanda convencional, con un descenso del 13,5%, mientras que las necesidades del sector eléctrico cayeron un 6,7% en el cuarto mes del año.

En su informe trimestral sobre el mercado del gas, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) explica que el consumo de gas en Europa bajará un 5% en 2023 gracias a la expansión de las renovables para la producción de electricidad.

Barcos parados en alta mar

Con los almacenamientos llenos Europa podrá afrontar mejor el próximo invierno, “aunque será el mercado el que lo irá marcando”, aclara Yunta. Europa hizo acopio el otoño pasado de gran cantidad de gas natural licuado para no quedarse sin reservas durante el invierno tras el cierre del grifo por parte de Rusia, lo que provocó que decenas de barcos quedaran parados en alta mar, a la espera de tener vía libre para descargar el combustible.

Ahora la tortilla se ha dado la vuelta. A pesar de la caída de los precios de este combustible, la baja de la demanda en esta época del año ha provocado que gran cantidad de GNL haya quedado parado en el mar sin descargar. Según Bloomberg, el volumen de gas natural licuado que ha estado parado en alta mar durante más de 20 días, ha superado los 3,4 millones de toneladas métricas. Esto supone el nivel más alto en esta época del año desde 2017 y se acerca al máximo histórico alcanzado a finales de mayo de 2020, cuando la demanda mundial de energía colapsó tras estallar la pandemia.

A pesar de la seguridad que supone tener reservas suficientes, los expertos recomiendan no bajar la guardia, ya que Europa sigue siendo una región vulnerable y, por tanto, cualquier circunstancia -del tipo que sea y por pequeña que sea- podría llevar al Viejo Continente a un destino incierto.

De hecho, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) apunta a posibles riesgos de suministro en el cuarto trimestre, por lo que advierte a Europa no confiarse en sus inventarios de gas. Según el organismo internacional, el suministro mundial de gas “se mantendrá ajustado en 2023”, ya que el equilibrio global “está sujeto a una gama inusualmente amplia de incertidumbres”, entre los que menciona “factores climáticos adversos, un verano seco, un cuarto trimestre frío y una menor disponibilidad de GNL”.

Precisamente, uno de los principales quebraderos de cabeza en Europa desde que estalló la guerra entre Rusia y Ucrania es lograr diversificar las fuentes de suministro para no tener que depender del combustible ruso y poder garantizar el suministro en la región. Esta situación ha llevado a una importante revisión de los objetivos de política energética en términos de seguridad y diversificación del abastecimiento. Por eso, los expertos consideran que volver a depender de un solo proveedor supone un retroceso, en clara referencia al GNL que llega de Estados Unidos.