Para 2040 la capacidad de generación de electricidad deberá triplicarse

El informe de Eurelectric, que vuelve a señalar la electrificación con renovables como la solución más rentable para que Europa alcance el cero neto, también apunta que un hogar medio en la Unión Europea reducirá sus costes energéticos de 3.000 euros al año a 2.100 euros en la misma fecha.

La electrificación limpia es la forma más directa, eficiente y efectiva para acelerar el camino de Europa hacia la neutralidad climática. Este es el principal mensaje que Eurelectric recoge en Decarbonisation Speedways, un estudio reciente que analiza tres escenarios para que Europa alcance el cero neto en los sectores de la construcción, el transporte y la industria, con hitos clave en 2030, 2040 y 2050.

Un camino ambicioso pero realista donde la organización europea, además de volver a poner el foco en el papel de la electrificación como la solución más rentable para la descarbonización de la economía, subraya su potencial para reducir las facturas de energía de los hogares.

Si analizamos más profundamente los datos, el estudio señala que, para 2050, el 70% de la demanda de energía final basada en combustibles fósiles en el transporte, edificios e industria europeos debe descarbonizarse. A este respecto, la energía renovable se convierte en la solución más rentable para frenar las emisiones y reducir el uso de energía gracias a su eficiencia energética superior.

El desarrollo de tecnologías de bombas de calor, almacenamiento y transporte eléctrico, señala el informe, son cruciales en las próximas décadas para aumentar la electrificación. Concretamente, las bombas de calor impulsarán la calefacción eléctrica de los hogares en sustitución de las calderas de gas natural. Gracias a su eficiencia energética superior, los hogares y empresas europeos podrían reducir hoy su consumo de energía hasta en un 73% al año instalando una bomba de calor. Esto se traduce en una reducción del 66% de las emisiones de gases de efecto invernadero al año.

En el sector del transporte, los vehículos eléctricos ya están listos para tomar el relevo y reemplazar los motores de combustión interna (ICE). Cambiar a un vehículo eléctrico hoy, reduciría hasta un 72% las emisiones de CO2 al año y consumiría un tercio de la energía necesaria para un automóvil que funciona con combustibles fósiles. De hecho, de cara a 2050 el transporte obtendrá las mayores ganancias en eficiencia energética con, al menos, una reducción del 53% de la demanda de energía final en comparación con los niveles de 2015.

Más allá de las ganancias de eficiencia y reducción de emisiones, hay muchos beneficios que aprovechar de la electricidad limpia y renovable, como una mejor calidad del aire y ahorros para la salud, la creación de empleo y una mayor competitividad europea en tecnologías limpias.

Además, dado que el cambio climático se convertirá en el principal impulsor de la pérdida de biodiversidad, una mayor generación renovable y baja en carbono también puede beneficiar la preservación de los ecosistemas y la restauración de áreas degradadas al mitigar los efectos desastrosos del cambio climático.

Cambiar a alternativas eléctricas también permite a los clientes desempeñar un papel activo en la transición energética, ya sea a nivel regional o local. Con políticas bien diseñadas, los consumidores podrían ahorrar 175.000 millones de euros al año en importaciones de combustible evitadas y disfrutar de facturas de energía más baratas. A este respecto, el informe señala que un hogar medio vería caer sus costes energéticos un 30% en 2040, lo que representaría reducir sus facturas de 3.000 euros al año a 2.100 euros anuales.

El informe también muestra que la capacidad de generación de electricidad deberá triplicarse para 2040, junto con una elevada expansión de las energías renovables y una base estable de capacidad firme para igualar alrededor de 4.600 TWh de demanda final de electricidad para 2040.

Concretamente, la capacidad renovable debería alcanzar el 83% en 2040 en comparación con el 50% de 2020 para descarbonizar el sector eléctrico. De 527 GW en 2020, las energías renovables deberían multiplicarse por seis para llegar a 3.076 GW en 2050. La energía solar fotovoltaica dominará la capacidad, representando el 55% de la combinación renovable y el 46% de la capacidad total. La eólica supondrá el 32% de la capacidad total.

Seguridad de suministro y competitividad

Para garantizar la seguridad del suministro de Europa en un sistema con una alta proporción de renovables, se necesitarán tecnologías firmes y gestionables junto con activos más flexibles. En particular, Europa necesitará entre 531 y 782 TWh de capacidad flexible para complementar la generación renovable variable para 2050. Para entender cómo de gigantesco debe ser este salto, decir que en 2022 el almacenamiento en batería alcanzó solo 9 GWh. Esto representa el 0,009% de los 108 TWh de almacenamiento en baterías flexibles necesarios en 2040.

Dentro de los escenarios que marca el informe, los depósitos y bombas de almacenamiento desempeñarán un papel principal como proveedores de flexibilidad, seguidos de la movilidad eléctrica con tecnología de vehículo a red. Sin embargo, alcanzar este ambicioso objetivo requiere incentivos urgentes para las tecnologías de almacenamiento, como depósitos de energía hidroeléctrica, almacenamiento de bombas y baterías, y fuentes flexibles, manteniendo un enfoque tecnológicamente neutral para desbloquear todas las fuentes de flexibilidad actualmente disponibles.

Lograr el objetivo de descarbonización no es tarea fácil. Por eso, desde Eurelectric apuntan que los cambios deben empezar ahora, “ya que lo que logremos en estos años hasta llegar a 2030, determinará nuestro éxito en la consecución de cualquier objetivo que nos fijemos para 2040”.

Por un lado, reclaman a los líderes políticos defender la competitividad industrial europea fortaleciendo la seguridad de suministro a través de la electrificación local a gran escala, a la vez que creen imprescindible garantizar la confianza de los inversores.

Por otro lado, consideran necesario un cambio de paradigma en la infraestructura eléctrica, con inversiones adicionales que permitan modernizar las redes. Una red de distribución más inteligente y reforzada es fundamental para aumentar la eficiencia del sistema y garantizar flujos de electricidad fiables a través de miles de kilómetros de líneas eléctricas en toda Europa. Una infraestructura eléctrica ampliada y reforzada aliviaría la saturación de las interconexiones en toda Europa, que son fundamentales para salvaguardar el mercado interior de la energía.

Para permitir la electrificación y la integración de nuevos usuarios en el transporte y otros sectores económicos, se necesitan con urgencia inversiones adecuadas en la red, en particular a nivel de distribución. Entre 2020 y 2050, las inversiones en la red de distribución deberán alcanzar entre 38.000 y 100.000 millones de euros al año en función de la demanda de generación adicional.

Otra de las opciones para conseguir el cero neto es la reforma del mercado eléctrico. Actualmente en discusión, dicha reforma debe tratar de proporcionar las señales de precios correctas para estimular la innovación y permitir inversiones muy necesarias en energía limpia y renovable, al tiempo que protege a los consumidores de la volatilidad de los precios a través de una mejor cobertura y contratación a largo plazo, así como de instrumentos de riesgo. Lograr un marco de inversión sólido implica riesgos y beneficios que deberán ser compartidos equitativamente entre inversores y consumidores, teniendo en cuenta la evolución del papel del Estado.